Capítulo IX

795 109 63
                                    

John

Esperé a que James se fuera del set cuando la filmación del día hubo terminado para poder hablar con los chicos acerca de lo que había pasado en la mañana. Ambos se sorprendieron de que le hubiera contado todo a Jane, pero más aún de que ella dijera que iba a ayudarnos.

— ¿Qué haremos ahora?—preguntó Ringo.

—No lo sé—respondí—, pero tenemos que encontrar la solución al problema antes que ella. Así debamos registrar, leer y analizar cada línea de cada libro de cada biblioteca de Londres.

— ¿No será que quieres encontrar la solución antes que ella para impedir que Paul vuelva a ser uno mismo con James?—George dijo sin mirarme.

— ¿Qué insinúas con eso?

—No insinúo nada—Harrison se encogió de hombros—, es sólo que Paul se comporta muy condescendiente contigo, como si tuviera cierto interés en ti, ¿o no, Johnny?

Había hecho el mismo tono tierno que Paul usaba al decirme así, cosa que me molestó. De cualquier manera, mantuve la calma.

—Es la parte carismática, no tiene nada de extraño que se comporte de ese modo. Macca y yo siempre hemos sido muy unidos, por algo somos los mejores amigos y la pareja de compositores más exitosa, ¿no podemos seguirlo siendo?

—Pero él no es Macca, al menos no al cien por cierto—musitó Ringo.

Brian se acercó casi corriendo a donde estábamos y tuvimos que cambiar el tema de conversación por lo primero que se nos vino en mente: la película que estábamos filmando. Nuestro mánager mordió el anzuelo y lo primero que hizo fue felicitarnos por habernos comportado la mayor parte del tiempo, aunque luego me miró a mí con expresión seria.

—John, Cynthia llamó—hice una mueca al escuchar sus palabras, escuchar algo así era peor que un regaño—, tu hijo tiene fiebre y necesita que un doctor lo revise; le dije que la filmación había terminado por hoy y que te mandaría en seguida.

— ¿Acaso yo soy doctor?

—Lennon...

Epstein me miró mal. No tuve otra alternativa más que despedirme de los chicos y subir a mi carro para conducir a la casa donde vivía mi esposa. Miré mi reloj antes de entrar a la casa: aún tenía tiempo para llegar a mi reunión con Paul en la terraza de la casa Beatle como había acordado con él.

—Qué bueno que estás aquí, John—mi esposa sonrió—. Julian ha estado sintiéndose mal, necesitamos llevarlo al doctor.

Asentí y fui al cuarto donde dormía mi hijo. Se veía terrible. Lo tomé en mis brazos y Cynthia le colocó una manta encima para evitar que el aire frío impactara contra él. Lo subí al auto y fuimos de inmediato al pediatra. No era tan grave como parecía, lo único que mi hijo necesitaba era mucho reposo y líquidos.

—Johnny...

¡Oh, no! Lo había dicho con el tono de "hazme un favor". Y, viniendo de mi esposa, eso casi nunca era bueno.

—Cynthia...

— ¿Podrías cuidar a Julian mientras visito a mi familia en Liverpool?—me preguntó—. Pensaba llevarlo conmigo, pero...escuchaste al doctor, debe reposar mucho. No quiero que empeore.

—No puedo cuidarlo—contesté sin dudar ni un momento—. Me temo que tendrás que posponer tu viaje. Los chicos y yo estamos ocupados con la filmación de la película, Cynthia, lo sabes bien. ¿Qué voy a hacer con un bebé en plena filmación?

—Eso debiste haber pensado antes de meterte conmigo sin condón...

Siempre lo mismo, lo mismo y lo mismo. Sí, me había equivocado, pero no podía regresar el tiempo y evitar tomar esa bebida alcohólica. Además...yo no la había obligado a acostarse conmigo de esa manera.

—Lo cuidaré, ¿feliz?

—Muy feliz—me dio un beso, haciéndome sonreír.

Fuimos a la casa por las cosas de Julian y luego él y yo volvimos a la casa Beatle. Lo bajé del carro y un asqueroso olor a pañal sucio llegó a mi nariz. ¿No lo había cambiado Cynthia? Una de las cosas que más odiaba de ser padre era tener que cambiar pañales. ¿Por qué los bebés no podían nacer con la capacidad de ir al baño?

Subí las escaleras corriendo con Julian en brazos y entré a mi habitación deprisa. Paul estaba sentado en la cama con una expresión deprimente, estaba a punto de preguntarle si se sentía bien cuando recordé nuestra cita.

—Lamento no haber podido acudir a nuestra...reunión—no quería decir "cita" porque podría malinterpretarse—. Cynthia me llamó al set de filmación y dijo que Julian tenía mucha fiebre, tuve que llevarlo al médico y aquí estoy. Como Cynthia tenía que ver a sus padres, Julian se quedará conmigo por unos días.

—Descuida, no era nada importante lo que iba a contarte, Johnny, ya habrá tiempo para hacerlo después. Tu hijo siempre va a ser una prioridad para ti, y yo lo entiendo perfectamente.

Me miró a los ojos y pude ver que estaban hinchados. ¿Paul había llorado? Sentí una tremenda necesidad de abrazarlo, pero el olor a pañal sucio hizo que mi pensamiento se desvaneciera.

—Paul... ¿sabes cambiar un pañal?

—Claro que sí, es sencillo—sonrió ligeramente y me quitó a Julian de los brazos para recostarlo en nuestra cama—. Hola, pequeño Jules, estás casi tan guapo como tu papi, ¿te lo habían dicho? Eres muy guapo, eres muy guapo, sí lo eres. Vamos a ver qué regalito sucio me tienes preparado.

Fruncí el ceño al ver cómo le estaba hablando McCartney a mi hijo y la voz de tonto que estaba usando, pero no quise decir nada. Le di todo lo necesario y Paul hizo el trabajo sucio. Tenía un don increíble con los niños, o al menos con Julian. Era como si pudiera hipnotizarlo.

—Es tan bonito, Johnny—la sonrisa no había desaparecido de su rostro—. Se parece muchísimo a ti. Tiene tus ojos y tu cabello, es como un mini tú. Es...tan...pequeñito y perfecto.

—Pues sí, es mi hijo, Paul.

Solté una leve risa y me recosté en la cama para observar cómo Paul desvestía a mi hijo para ponerle el pijama, antes de acostarlo en medio de los dos. El aroma a bebé, mezclado con el de Paul, me relajó lo suficiente para quedarme dormido de inmediato.

*****

Me despertó la luz de la habitación, no sabía qué hora era, pero de seguro todavía no era hora de levantarse.

—Johnny, el bebé tiene fiebre, ¿qué hago?—solté un gruñido y me coloqué la almohada encima de la cara—. John, es en serio, Julian tiene fiebre. ¿Le paso una esponja con agua tibia o lo meto a bañar?

—Déjame dormir, Paul...

—Johnny, es importante—escuché que dijo—. La fiebre nunca es buena señal en los niños pequeños. Lo sé, mi mamá era enfermera y...

—Ya cállate y déjame dormir—le dije, esta vez más molesto—. Actúas peor que Cynthia, qué bueno que no me casé contigo. Eres un verdadero fastidio.

No me contestó, simplemente sentí que cargó a Julian, apagó la luz y salió de la habitación.

Suspiré y retomé mi sueño.

The Other Me [McLennon]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant