Remendar.

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— ¡No puedo creer que lo hayas hecho, WooHyun! —espetó con rabia el chico de cabello castaño un poco más bajo que el mencionado.

—DongWoo, por favor. Déjame hablar.

— ¿Para qué? ¿Piensas burlarte más con excusas tontas? ¿Tan idiota me crees?

El vidrio de la mesita de centro se hizo añicos, la mano del mayor sangrada quizá le ardía pero no lo sentía, en ese momento nada le dolía más que la traición de los que consideraba el amor de su vida y su mejor amigo.

DongWoo conocía a WooHyun, lo conocía demasiado bien como para saber que el chico no creía en la fidelidad como tal, para WooHyun si no involucra sentimientos, no es infidelidad. Siempre de cama en cama, de cuerpo en cuerpo. Y en cierta manera era algo de lo que se había enamorado, de su alma libre.

Cuando WooHyun le habló de amor, lo creyó porque como el menor le dijo una vez "Si le digo a alguien: Sé mío, estoy hablando que me enamoré". Un día entre un beso de tantos que se daban cuando tenían encuentros íntimos sin compromiso, solo por saciar su necesidad de piel; WooHyun le susurró sobre sus labios un "Sé mío para siempre". DóngWoo creyó que quizá era por el momento pero después, cuando ambos se encontraban descansando, desnudos sobre la cama, se lo volvió a repetir.

DongWoo sabía los riesgos de tener una relación con el castaño, a pesar de eso WooHyun lo había hecho confiar, tres años y ninguna señal de infidelidad.

Ningún motivo para desconfiar.

No hasta que una mañana que no tenía tanto trabajo regresó a su casa con intensiones de darle una sorpresa a su novio y la sorpresa se la llevó él.

Dos cuerpos desnudos, perlados por el sudor luchaban uno contra el otro en una guerra por el dominio sobre su cama. Ambos jadeaban y maldecían mientras él, su WooHyun estaba siendo arremetido por MyungSoo, su mejor amigo desde la infancia.

Traición doble.

Una estaca en su corazón que entró, salió y volvió a entrar para rematarlo.

Le dolía en el alma porque a pesar de todo, a pesar de que sabía que debía, no podía odiarlo, WooHyun era su vida entera, sin él simplemente no podría vivir.

Se levantó del suelo sin fuerza alguna, trastabillando caminó hasta donde el menor se encontraba llorando en silencio, quizá de arrepentimiento, quizá de frustración por la situación que se le fue de las manos, como fuera, a DongWoo no le importaba.

Lo abrazó por los hombros manchándole de sangre la cara y la piel aun desnuda a su paso, lo pegó tanto hacia sí que podía sentir el palpitar del corazón ajeno.

—Vámonos de aquí, WooHyunnie. Vámonos y empecemos de nuevo.

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Fiction 15'DayWhere stories live. Discover now