FINAL

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Jeon Jungkook.
Jeon Jungkook.
Jeon Jungkook.

Aquel nombre se repetía una y tra vez en su cabeza pero no lograba entender el por qué de ello. La sangre en el suelo, la poca que había escupido, se veía desagradable y no pudo evitar hacer una mueca.

Jeon Jungkook.


De nuevo estaba el nombre en su mente y comenzaba a molestarle completamente, por ende, decidió descansar en ese lugar por el estado que tenía. Aprovechó el momento para cerrar los ojos y dormir por un rato para recuperar las energías. No era la idea más sensata que haya tenido pero su cuerpo lo único que pedía era descanso, más descanso que el que había tenido antes y no era nadie para negárselo.


Jeon Jungkook.


Terminó por quedarse dormir con el nombre en su mente.


(...)


— ¿Por qué me miras tanto?


— Eres demasiado lindo.


Aquel comentario hizo que Jungkook se sonrojara y que bajara la mirada con una sonrisa en su rostro por lo feliz que estaba de recibir un buen comentario por parte del chico que le gustaba a pesar de las reglas sobre que no podía sentirse así por otro ángel y mucho menos si era de un sexo distinto.


A Dios no le gustaban los homosexuales.


— Oh, Jungkook, ¿te sonrojaste?


Retrocedió ligeramente en su silla para evitar la mano del rubio que iba directamente hasta su mejilla, cosa que lo terminó por poner más nervioso que antes y miró hacia las otras mesas para confirmar que nadie había presenciado el comportamiento que tuvo con respecto a Jimin.


Ambos se encontraban en un comedor muy amplio lleno de mesas y de otros ángeles que iban hasta ahí para conseguir algo de comer o simplemente para descansar como ellos. Las comidas eran deliciosas y siempre compartían de ellas desde que se conocieron hace años.


— Jungkook y sus sonrojos. — Bromeó Jimin mientras llevaba una cucharada de sopa hasta su boca.


— ¡No estoy sonrojado! — Exclamó demasiado bajo para que solo él pudiera escucharlo.


Jimin apoyó el codo en la mesa y después su barbilla en la mano izquierda.


— Eres un tomate. — Afirmó.


— ¡Idiota!


Jungkook terminó por levantarse de la mesa llevando la bandeja consigo mismo hasta las afueras del comedor. Si estaba sonrojado a morir pero jamás lo admitiría y mucho menos al rubio que tanto le gustaba. Al salir mirando hacia su bandeja no se dio cuenta que pasó a un lado de Min Yoongi y que éste lo estaba mirando atentamente.


Tuvo que ir a la habitación que le habían asignado para comer, o para terminar de comer, en silencio y con una paz que se sintió maravillosa hasta que Jimin entró en la habitación con la sonrisa más hermosa del mundo que hizo que el corazón de Jungkook diera saltos sin parar.


— ¿Podemos hablar en la azotea a la medianoche?


La pregunta del rubio era un tanto extraña pero terminó asintiendo mientras se bebía el jugo de durazno por completo y sin ahogarse, lo que era sorprendente. Había algo extraño en la situación pero lo ignoró completamente para seguir comiendo por quedarse solo de nuevo ya que Jimin se fue tras dedicarle una sonrisa.


La mañana fue una total molestia después de todo eso por tener que salir a buscar comida junto a otros ángeles para los humanos que habían sido víctimas de una lucha entre demonios. No salieron lastimados ni se enteraron de la lucha pero sus casas terminaron destrozadas por completo y era el deber de ellos ayudarlos.


Sin embargo, Jungkook no pudo hacer nada que sirviera para ayuda por tener toda la mente ocupada en una sola persona, en Park Jimin y su hermosa sonrisa que escondía sus ojos de vez en cuando. Una que otra vez sonreía como un idiota y recibía golpes en su hombro para que saliera de la fantasía que formaba en su cabeza.


Los finales felices no existían pero él quería uno al lado de la persona que más quería en el mundo pero en el fondo sabía que nunca se iba a dar, primero terminaba cayendo y perdiendo sus alas.


Estuvieron trabajando hasta las tres de la mañana ayudando a las personas así que había perdido su cita con el rubio y se sentía aliviado sorpresivamente por tener un mal presentimiento que empeoró al volver a su habitación.


— Hola, Jungkook.


Jimin se levantó de donde estaba sentado para cruzar la habitación entera y rodear el cuello del menor con sus brazos haciendo que sus rostros quedaran demasiado cerca.


— Jimin...


No había terminado de pasar a la habitación así que tenía miedo que alguien intentara hacerles una broma o acusarlos de que llevaban una relación prohibida. A Jimin parecía no importarle lo más mínimo eso por acercar todavía más su rostro al de Jungkook para dedicarle la sonrisa más hermosa del mundo.


— Gracias a Dios que volviste sano y salvo.


— Estoy bien y contigo.


No pudo evitarlo, rodeó la cintura de Jimin con muchísima timidez y temblando. Eso era demasiado tierno y le causó una carcajada al rubio.


— Me dijeron que te gusto, Kookie.


— Yo...em...Sí, me gustas como amigo.


Él no era tan idiota como para admitir abiertamente que le gustaba pero eso no quitaba el hecho que había alguien más que sabía su secreto a pesar de matarse todos esos años guardándolo para sí mismo solamente por no confiar en nadie.


— No me refiero a gustar de amigos, me refiero a que te gusto de forma amorosa. — Terminó haciendo un puchero demasiado adorable.


— No, no me gustas.


Seguían en la puerta pero el miedo de que alguien los viera se había ido casi por completo para darle espacio al que Jimin descubriera los verdaderos sentimientos de Jungkook.


— A mí me gustas. — Admitió Jimin como si nada.


Y eso fue suficiente para que Jungkook besara esos labios que tanto deseó por años a pesar que algo en su pecho le decía que estaba totalmente mal y que traería consecuencias que no podían ni imaginar. Todo daba igual teniendo a Park Jimin como novio aunque todo era a escondidas.


Las citas, los besos, los abrazos y todo lo demás eran la felicidad del castaño pero todo llegaba a su fin con el tiempo.


Hoy habían decidido subir a la azotea para admirar la luna acostados sobre la manta que habían conseguido días antes para ese momento tan especial. Jimin tenía su cabeza apoyada en el pecho del menor mientras que éste lo acariciaba con ternura pero con las mejillas sonrojadas por no dejar todavía su timidez de lado.


— ¿Puedo besarte? No hay nadie.


— Jimin...


El nombrado levantó la cabeza de su pecho para mirarlo con un puchero todavía más adorable que él mismo.


— Es un besito nada más.


Jungkook podía tener un autocontrol envidiable pero si Jimin pedía un beso de esa forma no se sentía en condiciones para negarse así que simplemente lo tomó de las mejillas, las acarició y terminó besando los labios del contrario con muchísima suavidad. No se dieron solamente un beso, le siguieron un montón después pero ninguno se quejaba al respecto, todo lo contrario, lo disfrutaban hasta el final.


— Qué tierno.


Ambos se separaron para voltear a mirar a Min Yoongi que estaba a un lado con una sonrisa desagradable.


— Se ven tan tiernos juntos que me duele informarles que debo cortar sus alas.


El primero en reaccionar fue Jimin que se puso de pies con rapidez para colocarse delante de Jungkook.


— ¿Quién dio la orden? — Sonaba demasiado asustado.


Jungkook no podía ni moverse del terror que había entrado en su cuerpo por el solo hecho de pensar que perdería sus alas pero si lo hacía con su amor valía la pena.


Pero Jimin no pensaba de igual forma.


— Una orden directa de Dios. Recuerda, nada de homosexuales y mucho menos en ángeles.


— No quiero perder mis alas, Yoongi...


— Yo tampoco. — Susurró Jungkook.


Lo único que se escuchó después de eso fue la risa de Yoongi.


— Hagamos esto muy divertido, ¿vale? Yo dejo que uno mantenga sus alas si el otro se las corta.


Jimin y Jungkook se miraron por unos segundos para después responder al mismo tiempo.


— Prefiero que ambos nos quedemos sin alas.


— Voy a cortarle las alas a Jungkook.


El corazón de Jungkook se rompió en mil pedazos por escuchar la respuesta de Jimin y más todavía por escuchar la risa de Min Yoongi todavía más fuerte.


— Jungkook, no necesitas enemigos teniendo a Jimin.


El último nombrado miró a sus pies con nerviosismo mientras que Min se acercaba hasta él con una espada muy afilada.


— ¿Me amaste? —La pregunta de Jungkook mientras seguía en el suelo, ahora sentado, se escuchó demasiado triste.


La espada quemaba en las manos de Jimin pero había tomado una decisión de permanecer con sus alas y no las dejaría por nada ni nadie así tuviera que mentir. Miró fijamente a los ojos del castaño.


— No significaste nada para mí.


— Entiendo... — Las lágrimas bañaron el rostro de Jungkook en poco tiempo.


La escena que estaba ocurriendo era lo suficiente para mantener a Min divertido y con los brazos cruzados esperando que ocurriera lo inevitable de una buena vez o tendría que hacer todo el trabajo por sí solo. Y es que el plan que tenía era perfecto en todos los sentidos y los dos idiotas que habían caído en su trampa no sospechaban absolutamente nada de lo que pasaba por su mente. El aire de la noche desordenó sus cabellos y supo que era hora de apresurar las cosas para poder ir a terminar con sus otras tareas.


— Jimin, te cortaré las alas si no haces algo ya mismo. — El tono de voz empleado fue duro y firme.


El rubio miró de la espada a Jungkook tantas veces que pareció marearse pero era hora de actuar. Se colocó detrás del castaño para ver perfectamente sus alas que salían de su espalda y de la ropa, la cual no se veía afectada jamás por algo que nunca entendería, y mordió su labio con fuerza. Jungkook lo había amado con todo su corazón cada día y él simplemente lo traicionaría por el amor que le tenía a sus alas.


— Lo siento... — Fue un susurro que ni él mismo pudo escuchar pero deseó que llegara a los oídos de Jungkook.


La espada bajó con fuerza directamente hasta las alas de Jeon Jungkook que fueron cortadas sin problemas. La sangre adornó el suelo y los gritos de dolor interrumpieron toda paz que quedaba en la azotea. A Jimin le temblaban las manos y dejó caer la espada al suelo antes de caer de rodillas.


Jamás se perdonaría lo que había hecho.



(...)


Despertó del sueño con lágrimas en sus mejillas y con un fuerte dolor en su pecho por lo duro que había sido recordar cosas que su mente bloqueó por completo a causa del trauma. Un sonido a su izquierda lo alertó pero toda gana de seguir con vida se fue por recordar al dueño de sus sonrisas y a la persona que traicionó.


— Jimin...


De todas las personas del mundo la que menos quería ver en esos momentos hacia acto de presencia por encontrarlo en las peores condiciones; tirado en el suelo, llorando y herido. Sin embargo, el rostro de Jungkook no tenía ningún tipo de maldad y simplemente se acercó hasta Jimin para agacharse y acariciar su mejilla con suavidad.


— ¿Cómo puedes ser bueno conmigo? — Escupió sus palabras con algo de molestia.


Jungkook respiró hondo y miró al suelo notando que las alas de Jimin perdieron todo brillo, que básicamente no existían ya por quedar solamente plumas que se estaban cayendo demasiado rápido.


— Puedo ser bueno contigo a pesar de sentir que quiero venganza por amarte. — Acarició de nuevo la mejilla de Jimin tal como hacia en las noches que estaban juntos—.


Jimin siguió llorando igual de antes al escuchar eso y se odió completamente por simplemente no haber decidido perder sus alas en vez de cortar las del amor de su vida.


— ¿Me perdonarías? — Preguntó como pudo por estar llorando.


El rostro de Jungkook era serio y muy calmado así que esperaba cualquier respuesta de su parte.


— Te perdono pero eso no significa que voy a estar a tu lado.


Y eso estaba bien. Eso estaba más que bien para Jimin que sabía que tenía que renunciar por completo al castaño después del todo el daño que había hecho en su vida. Más plumas cayeron hasta que no quedó ninguna en su espalda haciendo que fuera un caído que perdió la gracia de Dios.


— Gracias.


— No hace falta que agradezcas. — Retiró la mano de la mejilla de Jimin por sentir quede un momento a otro sus ojos comenzaban a picar.


— Jungkook, eres demasiado lindo. — Limpió sus ojos pero un en vano por aparecer lágrimas nuevas.


El nombrado rompió a llorar con fuerza después de tanto tiempo sin llorar, era la primera vez que lo hacía después de perder sus alas, y sus lágrimas fueron diferente a las normales, eran doradas y muy hermosas.


— Tan lindo...


Ocurrió un milagro para uno de ellos  y es que de la espalda de Jungkook brotaron unas alas muy hermosas que brillaban demasiado. La vista hizo que Jimin cerraba un poco sus ojos por lo fuerte que era y  una tristeza todavía más grande apareció en él por saber que jamás tendría sus alas de nuevo pero al menos Jungkook sí.


  — ¿Qué ocurrió? — Preguntó algo inseguro el castaño.


No entendía lo que acababa de ocurrir pero Jimin tenía una ligera sospecha así que lo único que se le ocurrió fue responderle al contrario para dejar las cosas en claro antes de que fuera muy tarde. 

— Tu único pecado fue amarme demasiado así que Dios creyó que sería justo devolverte las alas que te arrebataron. 

—  Pero si él dio la orden... 

Jimin recordó en esos  momentos lo que había ocurrido antes de encontrarse en medio de la autopista vacía. Cerró sus ojos con fuerza pensando seriamente cómo tenía que decirlo sin ser tan doloroso, porque lo era. 

  — ¿Por qué preguntas si sabes la respuesta mejor que nadie?

Jungkook se quedó callado y comenzó a sentir un miedo demasiado grande hacia Jimin. 

— Min Yoongi era un ángel que estaba perdiendo sus alas por la maldad y quiso hacer que nosotros sintiéramos lo mismo. No hubo ninguna orden en nuestra contra y corté sus alas en contra de la voluntad de Dios así que me está castigando por eso, no, ya me castigó por volverte a ver sabiendo que me volvería un caído. Yo te traicioné y tú me amaste hasta el final. Quería verte más que nada y por eso me cortó mi ala e hirió pero gracias a eso me encontraste. 

Por eso Jungkook no confiaba en los ángeles que estaban perdiendo las alas. Las ganas de matar o de simplemente vengarse de Jimin nunca existieron realmente, lo único que quería era que supiera todo el dolor que tenía dentro de sí por la traición pero ya era libre de eso. 

  — Este es nuestro último encuentro. 

Un silencio incómodo apareció entre ellos y ninguno quería romperlo. El castaño se acercó lentamente hasta el contrario, tenían los rostro a centímetros y cuando sus labios estaban por rozarse se alejó por todo el miedo que sentía de un caído. No pudieron darse un último beso pero era lo mejor. 

Jungkook se fue de ahí con rapidez recordando lo que había leído hace poco. 

"Los ángeles siempre tendrán miedo de sus hermanos los caídos".

Jimin se quedó en el suelo mirando hacia el cielo sin ánimos de levantarse. Había perdido a la persona que más quería simplemente por anteponer sus alas. 

   — ¿Por qué sigo queriéndote cuando sé que estaré herido? — Preguntó a la nada. 

Por otra parte, Jungkook seguía llorando con sus lágrimas doradas que poco a poco iban perdiendo color hasta volver a la normalidad. Había caminado por un largo rato y se encontraba muy lejos de Park Jimin. 

— Es increíble cómo alguien puede romper tu corazón. 

Nunca más volvieron a verse cara a cara pero no pudieron superarse ni tampoco lo harían. 

Era la historia de dos ángeles que perdieron sus alas por amor, uno por amar a sus alas y otro por amar a un ángel con toda su vida aunque el amor entre ellos no estaba destinado a ser.


Fin.

Quiero dejar en claro que el final lo tuve siempre en mente aunque de diferentes maneras pero llevaba siempre a lo mismo. Gracias por los comentarios ♥ Aquí no hay extras como en otras de mis historias por creer que así las cosas están bien. 

Tears Of An Angel.┊Jikook / Kookmin┊Место, где живут истории. Откройте их для себя