Tauro (Doce Elegidos II) [Completa]

(9) Fracaso

Noah se sentó junto a su hermano, que no se había movido del sofá verde que había en el centro del salón. Continuaba con la mirada perdida y el gesto serio, preguntándose si Aries curaría a su Jelhoc para que todo volviera a la normalidad y comenzar la búsqueda de Géminis. No se había percatado de que el chico lo observaba, hasta que habló.

- John, Lauren dice que quiere verte - mintió.

Se sentía algo mal por no contarle la verdad a su hermano, pero Josh y él habían ideado un plan que, si salía como esperaban, lo solucionaría todo.

- ¿Para qué? - preguntó John, sin disimular su falta de confianza.

Por dentro estaba entusiasmado con la idea de que la chica curara a su hermano, pero tampoco sabía qué tramaría. Era difícil que hubiera aceptado tan rápido a su propuesta, por mucho que la hubiera intimidado.

- Ha dicho algo de que había reconsiderado tu propuesta - soltó Noah, esperando que fuera eso lo que su hermano había hablado con ella.

Al ver la duda en la cara de Tauro, añadió:

- O algo así.

John asintió levemente. No sabía qué podía querer Aries, pero estaría en guardia. Además, si de verdad había reconsiderado su propuesta, podrían ser felices. Le hizo un gesto a su hermano para que se acercara a él y, tras murmurar unas palabras, una flor inmensa se cerró sobre ellos.

Las manos de Josh acariciaron su espalda con suavidad, reconfortándola. Se sentía segura entre sus brazos. Sus hombros habían recogido más lágrimas suyas que los pañuelos de papel y sus ojos habían sido testigos de todas las veces que se había derrumbado. Al principio no quería parecer débil ante su Jelhoc, pero ya no le importaba. Sabía que Josh se quedaría con ella, pasara lo que pasase. Y es difícil encontrar a alguien que te apoye incondicionalmente.

El chico la agarró por los hombros y la separó de él con delicadeza. Sus ojos azules se cruzaron, pero no eran iguales. Los de Josh eran muy claros, de un azul tirando a verdoso. Rebosaban compasión y simpatía, tenían una chispa única que los hacía especiales. Los de Lauren, en cambio, eran de un azul intenso, turquesa. Antaño solían brillar con la llama del valor con tanta fuerza que, si te fijabas, podías reconocer un resplandor rojizo en ellos. Ahora, la tristeza y las lágrimas abundaban tanto que aquella lengua de fuego era demasiado tenue. Sin embargo, Josh era consciente de que mejoraría. La conocía, era muy valiente y sabía que nunca se rendiría. Esperaba no equivocarse.

- Vamos a tomar el aire - susurró el chico.

Y, sin que ella pudiera responder, el fuego los envolvió.

Aparecieron rodeados de árboles. Al principio, Lauren se alarmó, pero después recordó que el fuego con el que se transportaban no podía causar daños a menos que ella lo deseara. Frente a ellos, apareció el capullo de una flor gigante. Sus pétalos cayeron y dentro aparecieron Noah y... John. La chica, sorprendida, le exigió a Josh una explicación con la mirada. Él se limitó a bajarla e ignorar a Lauren.

Ambos chicos caminaban hacia ellos, mientras el sol se ponía a sus espaldas. John parecía decidido, seguro de sí mismo, y Noah... bueno, él rezaba porque todo saliera bien.

- Veo que has decidido curar a mi hermano - empezó Tauro, adoptando una posición algo amenazante prente a Lauren.

- ¿Perdona? - exclamó ella con incredulidad, observándolo de arriba a abajo.

Llevaba unos vaqueros y una camiseta blanca de manga corta que se ajustaba a sus músculos. Sus ojos azules eran parecidos a los de la chica, pero transmitían más calma y menos intensidad. Sí, intimidaba. Pero Lauren no se dejaba amenazar por cualquiera. Era un signo del zodiaco igual que él. Ninguno era un Grande. Estaban en igualdad de condiciones, aunque la edad y el físico no sugiriese lo mismo. Sí, ella era alta, pero no tenía la musculatura de John.

- Lo que escuchas - contestó, cortante - Noah me ha dicho que has cambiado de opinión y estoy dispuesto a perdonarte y a olvidarlo todo si arreglas lo que hiciste.

- No voy a arreglar nada - aseguró Lauren, sosteniéndole la mirada - No sé por qué Noah te dijo eso, pero no me arrepiento de lo que hice - añadió con la cabeza alta, llena de orgullo.

- Yo te haré cambiar de parecer - afirmó John.

Josh empezó a preocuparse. En principio, el plan era dejarlos que arreglaran entre ellos sus problemas, pero estaba siendo un completo fracaso. Cruzó una mirada con Noah, que decidió que lo mejor sería no intervenir. Pensó que quizá tendría razón, eran dos de los Doce y no podían mezclarse en sus asuntos. Pero la opinión de Josh cambió en cuanto John se transformó en el Toro.