Sola era la palabra perfecta para describir como se sentía. No solo ella, sino muchas personas justo ese día de San Valentín, y es que, aunque creyó que ir al centro comercial sería una buena forma de distraerse, solo le ayudó a darse cuenta de las miles de parejas felices que había en la tierra.
Caminó hasta una banca que se encontraba frente una heladería, porque estaba cansada, tanto de merodear por ahí, como de ver parejas paseándose.
Al parecer, la heladería ya no era un lugar famoso para tener una cita, pues la que había frente ella estaba casi vacía, de no ser por los empleados y la persona con botarga de perro.
Mina cerró los ojos por un momento, estaba a punto de quedarse dormida cuando sintió una presencia junto a ella. Abrió los ojos para mirar de quien se trataba y con sorpresa observó que era la botarga de perro o, más bien, la persona con botarga de perro.
- ¿Por qué estas sola un día como hoy? ¿Esperas a alguien?
Habló una voz dentro del traje, que pudo distinguir como femenina. En otra ocasión no le hubiera contestado.
- No, no tengo a nadie con quien pasar este día en especifico.
- ¿Por eso estas triste?
La botaga ladeó la cabeza, parecía un adorable perro de verdad, haciendo una pregunta inocente que logró hacer reír a Mina.
- No, es por otra cosa.
- ¿Qué ocurre?
- Prometí que hoy le hablaría a la persona que me gusta, conseguir su amistad por lo menos, pero en el ultimo momento me acobarde.
- Oh, realmente es triste, debe ser guapo para causar algo así en ti.
- Ja... si, lo es... ¿No esta prohibido que te sientes?
Esa pregunta solo era para tener algo de que hablar o simplemente conseguir que se fuera.
- Claro, pero sólo tu estas aquí, técnicamente estoy trabajando.
- ¿Y no te da calor ahí dentro?
- No te imaginas cuanto.
- Sin esa cosa tal vez tendrías frío.
Mina incluso llevaba un par de guantes, el día había empezado bien pero poco a poco se tornó mas frío, como si estuviera acorde con sus sentimientos.
- ¿Por qué no me dices más sobre esta persona que te gusta?
- ¿Por qué lo haría? No te conozco, ni siquiera sé por que te dije lo otro.
No quería ser grosera pero ella era mas bien alguien que no le contaba su vida a desconocidos con tanta facilidad y se regañaba a si misma por contarle lo primero.
- No tienes que hacerlo si no quieres, solo creí que estarías aburrida y no tendrías ningún problema en hablar.
- Es... en realidad solo hemos hablado una vez, pero fue durante horas y aprendí que es amable, graciosa y tierna.
- Entonces no es guapo.
- Si lo es, no la conoces.
Mina miró de mala manera al perro, no le gustaba que hablaran así de ella.
- Pero... no deberías decir que es guapa? Guapo es para hombre.
Ella se golpeó internamente por cometer ese error, no tenía la intención de decirle a una desconocida que tenía gustos diferentes, aunque a ella no parecía molestarle.
- Ya, tienes razón.
- Suena a una buena persona.
- Si... lo es.
- ¿Sabes? Si pides un deseo de amor este día, cupido te lo cumple.
- Eso jamas lo había escuchado.
- Es porque lo acabo de inventar, pero podrías intentarlo.
Mina asintió sonriendo un poco por la absurda idea, ella no solía creer en los deseos, pero quería al menos hacer el intento.
- Deseo conseguir su amistad.
- Espero que se cumpla.
- Si, no lo creo, ni siquiera debe acordarse de mi.
- Bueno, yo puedo ser tu amiga, se que no es lo mismo pero nunca esta de mas una nueva amistad, verdad?
Imaginó que detrás de esa cabeza de perro, la chica le estaba mostrando una amable sonrisa y le pareció un bonito gesto.
- Okey, pero debería saber quien eres para eso.
- ¡Ah! Si, que tonta.
La persona llevó sus manos a ambos costados de la cabeza y se la quitó, dejando ver a una chica con el cabello desordenado y las mejillas sonrojadas por el calor dentro del traje.
- Soy Tzuyu.
- Soy Mina.
Mina sonrió, pensando en que, después de todo, Tzuyu tenía razón y cupido si cumplía deseos ese día.
