25º Reencuentros

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25º Reencuentros

Durante el trayecto hasta Longbourn, el señor Darcy entabló conversación con su cuñada, con la intención de descubrir cual era la situación real que tenía con su esposo. Lydia le narró, sin entrar en detalles, como había sido su vida desde el día en que abandonó el hogar de sus padres tras la recuperación de Lizzy. Darcy, al enterarse de lo ocurrido, se mostró escandalizado ante las atrocidades que le relataba la hermana pequeña de su esposa.

El escuchar describir todo aquello con la serenidad y calma con la que lo estaba haciendo Lydia le hizo entender a Darcy la madurez que había adquirido durante ese tiempo. Se notaba que el sufrimiento y la desdicha la habían vuelto una mujer más sensata y racional, y al estar embarazada había adquirido un sentido de la responsabilidad que nadie que la hubiera conocido con anterioridad hubiera creído posible en ella.

En Longbourn, estaban todos en el salón conversando cuando escucharon el sonido de los caballos y las ruedas de un carruaje acercándose. Rápidamente, Kitty y Mary se asomaron a la ventana para ver de quien se trataba.

-¡Es un carruaje de Pemberley!- Anunció Kitty, reconociendo de inmediato aquel coche.

-¿De Pemberley?- Preguntó Elizabeth con nerviosismo.

-Tu esposo se habrá cansado de estar solo en casa- Le dijo con suavidad su padre, mirándola con ternura- Quizá haya venido a buscar tu perdón.

-Eso espero- Le respondió en el mismo tono. De inmediato, todos salieron para dar la bienvenida al recién llegado.

Cuando el carruaje paró ante la entrada de la casa, ya todos estaban aglomerados esperando. La puerta de la calesa se abrió, dando paso a un sonriente Darcy, que descendió con rapidez. Pero en lugar de caminar hacia ellos, extendió la mano para ayudar a bajar a su acompañante.

-¡Lydia!- Gritó Kitty, asombrada de ver a su hermana- ¿Qué haces aquí?- Dijo saliendo a su encuentro.

-¿Lydia?- La señora Bennet la siguió, emocionada de verla- ¡Qué sorpresa tan maravillosa!

El resto aun estaba en la puerta, esperándola con una sonrisa en el rostro. La mirada de Lizzy se dirigió entonces hacia su marido, que desde que había descendido no había apartado la vista de ella. La señora Bennet y Kitty arrastraron a Lydia hacia el interior de la casa, Darcy besó la mano de su esposa en señal de saludo y aprecio, y a continuación, el resto se internó en la casa también.

Darcy se sentó cerca de su esposa, frente a Lydia, dispuesto a ayudar a su cuñada a explicar el motivo de su estancia sin decir nada que pudiera alterar a los demás. Ya se encargaría de hablar con Elizabeth más tarde.

-¿Cómo es que has venido con el señor Darcy?- Preguntó su madre, realmente impactada por ese hecho.

-El señor Darcy vino a casa a ver a Wickham, pero él no estaba- Les explicó- Le han mandado junto a todo el regimiento al continente.

-¡Oh, Dios mío!- Exclamó alterada la señora Bennet- ¿Y te dejó desamparada donde quiera que estuvierais viviendo? ¿En qué estaba pensando?

-No tiene importancia mamá- Dijo de inmediato, no queriendo entrar en detalles sobre aquel hecho- La verdad es que he estado muy poco tiempo sola porque el señor Darcy llegó a los pocos días de su marcha- Siguió narrando- Supo por una carta mía que necesitaba que me ayudara y no dudó en venir a verme- Continuó tergiversando un poco las cosas.

-¿Por qué necesitabas su ayuda?- Preguntó esta vez el señor Bennet, esperándose lo peor del marido de su hija pequeña.

-Estoy embarazada- Dijo sin más, ante el asombro de todos. El silencio se hizo en toda la casa. Todas las miradas se dirigían a la señora Wickham, que sonreía inmensamente- Por vuestra reacción voy a empezar a pensar que no os alegráis por mí.

A pesar de todo, te quieroTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang