III.

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No descubre que ella tiene un contrato fausto hasta que irrumpe en su mansión de forma inesperada una noche lluviosa.

Su mayordomo estoico no parece estar interesado en su presencia. Parece ser irreverente e insubordinado, y Ciel reconoce que se siente insultado cuando un sujeto insignificante como él no se preocupa de darle el trato que merece. Sebastian le señala lo arrugado de su traje y la irritación latente en los ojos del pelirrojo con algo similar a la diversión.

El siervo los guía a un salón en tonos claros con una gran chimenea de fuego rugiente, se inclina brevemente antes de gruñir que su señora se reunirá con ellos en un segundo y marcharse. Él no sale de sus aires nobles ofendidos, Sebastian curiosamente no habla mucho, y en el momento en el que intenta comentar algo sobre el siervo desagradable es interrumpido por la llegada de lady Blackwood.

Es interrumpido con frecuencia por ella, anota mentalmente.

Es necesaria toda la compostura que ha logrado adquirir a lo largo de los años para suprimir la subida inmediata de la sangre hacia su rostro, en una muestra visceral de vergüenza e indignación.

Ella es descarada.

Se enfrenta a ambos vestida con lo que él supone son sus prendas de dormir, si es que pueden llamarse así, un material oscuro y brillante que resalta cada simple detalle de su silueta de forma indecorosa, y que no cubre más allá de la mitad de sus muslos pálidos. Su escote enseña la mayoría de su pecho, el cual junto a su cuello está salpicado de pequeños moratones enrojecidos. Sus brazos están cubiertos con una bata abierta de encaje negro que toca el piso, pero no hace nada por proteger su modestia, sino que realza la imagen de mujer escarlata que le atribuyen las otras mujeres de sociedad.

No se ve para nada complacida con su presencia. Sus movimientos son sinuosos cuando se acerca a ellos, y, ignorando la mirada apreciativa que Sebastian le dirigió a la Duquesa, él puede ver con claridad la marca oscura sobre su corazón.

Un pentagrama profusamente decorado con símbolos en un idioma que ningún humano puede comprender. Un contrato fausto.

-Si todo lo que quería era mirar boquiabierto mi marca, Conde, pudo haber agendado una reunión y no venir a horarios inoportunos, sin informar previamente, e interrumpir lo que estaba siendo una noche bastante satisfactoria en compañía de un espécimen agradable.

Se sienta elegantemente en el sillón individual frente a ambos, deleitándose en el calor y la luz del fuego. Él enmudece ante su declaración, y una parte de si es agradecido que ella cambia de tema.

-Espero que esto sea importante.

Él se vuelve en una posición de negocios. -¿Qué tanto sabe de los asesinatos en el valle de Boscombe?


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Sí, eso último fue una referencia a Sherlock Holmes ;)

El Cuervo de la Reina (Kuroshitsuji) (Ciel Y Tu) [FINALIZADO]Where stories live. Discover now