Oniros

La Voz Del Sueño

Esperé a Morfeo por un buen rato, pero no pasó demasiado cuando alguien llegó justo detrás de mí.

—Morfeo, amor ¿está todo bien?

Él recostó su cabeza sobre mi hombro y me abrazó pidiendo consuelo. Lo rodeé con mis brazos lo más fuerte que pude.

—No está todo perdido... Me aceptó, y a sus recuerdos, y los mensajes que le dejé, si continúa así será capaz de revolucionar todo a una forma positiva. Le ayudaremos a lograrlo...

—¿No es bueno eso?

—Lo es... Pero estoy cansado, no me había concentrado tanto en mucho tiempo...

Nos sentamos lentamente sin separarnos y dejé que bajara hasta colocar su cabeza en mi regazo, podía acariciar su sedoso cabello con ternura...

—Descansa, mañana será un gran día.

Y lo hizo, sus ojos se cerraron para dejarse llevar por el sueño, un sueño que él se encarga de cuidar, ahora yo podía cuidar el suyo. Sentí que todo me pertenecía, que podría hacerlo feliz, y que sería capaz de brindarle paz.

Le canté, salió de mí como un arrullo a su bebé. Una voz que le cantaba al amor.