Capítulo Diez - Sin Señales de Vida

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10. Sin señales de vida.

Si Harry pensó que no podría estar más enojado, estaba muy equivocado. Cuando salió del despacho de Snape lo hizo echando chispas, con la muñeca dolorida de tanto fregar los calderos y las ampollas sucias. Pero, cuando al día siguiente salió del de la profesora McGonagall, creyó que iba a explotar del odio que sentía hacia Malfoy. No sólo se había librado de estar limpiando y limpiando sin parar durante horas, sino que también se había librado de tener que atrapar a todos los ratones que se habían escapado en la clase de transformaciones mientras cumplía su castigo copiando.

Además, la ausencia de Malfoy había servido de excusa para Snape para hacerle limpiar su parte, como si creyera que toda la culpa la tenía Harry.

Cuando se sentó en el Gran Comedor el domingo para comer, sabía que nada iba a poder ir a peor. Estaba tan rabioso que incluso se le olvidó que estaba enfadado con Ron. Harry comenzó a insultar a Snape y a Malfoy mientras sus dos amigos sólo podían asentir y murmurar cosas dándole la razón, pues sabían que intentar calmarle era una batalla perdida.

 —Las tiene a todas en el bolsillo  —gruñó Ron de improvisto cogiendo una alita de pollo, cuando ya Harry se calmó un poco.

El pelinegro le miró ceñudo.

—¿Qué?

Mafog lhag tienhe locag a togag —dijo Ron con la boca llena de pollo. Hermione hizo una mueca de asco y rápidamente el pelirrojo tragó—. Malfoy las tiene locas a todas, digo.

—¿A qué viene eso? —preguntó Harry cansinamente, pues sobre lo que menos le apetecía hablar en esos momentos era de Malfoy.

Por supuesto, no le había contado ni una palabra sobre lo que ocurrió la noche pasada en el aula vacía. No se atrevía.

—Ayer le vi cenando con una chica —dijo encogiéndose de hombros mientras daba otro mordisco a la alita y tragaba—. Parecía que se iban a meter mano de un momento a otro.

Hermione y Harry intercambiaron una mirada confusa.

  —Después se levantaron y se fueron del comedor cogidos de la mano muy juntos —continuó Ron, que no se había enterado de nada—. Seguro que ayer por la noche estaba demasiado ocupado para ir al castigo, si sabéis a lo que me refiero —dijo subiendo y bajando las cejas, mirándolos a ambos.

—¿Estás seguro? —preguntó Hermione. 

—Pues claro, ¿qué te crees?  —dio otro mordisco a su alita —. ¿No os los cruzasteis en el camino? Se fue por el pasillo en el que pasamos siempre para venir aquí.

  —No —contestó muy rápidamente Harry. Ron le miró extrañado y el pelinegro cogió una alita de pollo para no tener que mirarle.

—¿Seguro? —volvió a preguntar Ron. 

Harry abrió la boca para hablar, pero entonces Hermione soltó un gritito de sorpresa y el chico dejó caer la alita del susto.

—¡Malfoy no está! —murmuró mientras escudriñaba la mesa de Slytherin con la mirada.

—Ah, ya me habías asustado —dijo Ron frunciendo el ceño —. Creí que pasaba algo grave.

  —Déjalo, Hermione —dijo Harry lanzándole una mirada llena de significado—. Seguirá aún "demasiado ocupado" como para venir —sintió rabia hacia Malfoy y se levantó del asiento—. Voy a intentar estudiar algo, os veo luego.

Salió del Gran Comedor y se dirigió a la torre de Griffindor, aunque, por alguna razón, no pudo estudiar mucho.

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A Por Él || Drarry || TERMINADA y EDITADAWhere stories live. Discover now