TRES

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TRES


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❝𝑰'𝒎 𝒇𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒖𝒑 𝒂𝒏𝒅 𝒕𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒃𝒆𝒆𝒏❞

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Conocí a Finnick Odair cuando tenía siete años. En aquella época él tenía once y la particular habilidad de ser un absoluto dolor en el trasero. Nos conocimos en la playa del Distrito 4, cuando yo recolectaba perlas en el océano y él hacía quién-sabe-qué estupidez.

Mi madre era artesana: se dedicada a elaborar joyería y artículos de decoración con piedras y caracolas marinas, lo que para mí se traducía en largas tardes entre las olas, buscando piezas únicas en las profundidades del mar azul. Aprendí a nadar antes que a caminar, y después a bucear, lejos, donde la amenaza de los Juegos no pudiera alcanzarme.

Finnick consiguió alcanzarme un día, sin embargo, y me llamó niña boba porque tomé una perla que él pensaba recolectar. Yo le di una patada en la pantorrilla y volvía a casa llorando porque me dolía el pie. Al día siguiente en el colegio, él renqueaba y yo emitía soniditos de dolor cuando presionaba demasiado mis dedos contra el suelo; nunca había reparado en su presencia en la escuela hasta que lo identifique como un potencial enemigo y aparentemente, a él le ocurrió lo mismo.

A partir de ese día, me lo topaba todas las tardes en la playa y lo sentía mirarme cuando creía que no podía verle hacerlo. Annie también se dio cuenta un día (algo que demostró lo obvio que era, porque Annie era despistada como el infierno), y me preguntó que quería el chico bonito conmigo. Cuando le dije que no sabía, fue a preguntarle a él. Finnick la había mirado atónito y después me había mirado a mí cuando me desternillé de risa ante la práctica solución de mi amiga. Éramos muy pequeñas para saber que esa no es la clase de cosas que uno va a preguntarle a un extraño.

De todos modos, Finnick ya no era un extraño. Después de decirle a Annie que era una niña muy rara, ella decidió que los tres seríamos mejores amigos para siempre. Así que, eso fue todo.

Annie nos unió, y convenientemente, fue ella quien nos separó también.

Tenía nueve años y un humor terrible, cuando Finnick fue a verme a casa la noche antes de la Cosecha

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Tenía nueve años y un humor terrible, cuando Finnick fue a verme a casa la noche antes de la Cosecha. Quería saber si tenía miedo, y aunque yo no podía ser elegida y no tenía razón para tenerlo, le dije que sí para que se quedara conmigo. Me había abrazado de la forma más inocente y me había prometido que nada malo iba a ocurrir y yo había creído.

Sospecho que por eso me sentí tan traicionada cuando, la mañana siguiente, fue seleccionado como tributo en los 64° Juegos del Hambre. Porque, aunque él sonrió cuando subió al escenario, yo sabía que aquello era muy malo y que, por tanto, había roto su promesa.

Aetherius |Finnick Odair Fanfiction|Where stories live. Discover now