•Unholy• | pjm! ✓

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Te odio.

No, no a ti, sino lo que provocas en mí, lo que me haces sentir incluso cuando no estás presente. Lo odio porque me gusta demasiado, lo odio porque sé que está mal, y a pesar de eso no quiero dejar de sentirlo. Lo odio porque es similar a un estupefaciente que obliga a todo mi organismo a depender de ti, como si fuese una maldita adicta. Me estaría mintiendo a mí misma si negase que adoro el frenesí en mis venas cuando me tocas. Sé que te pasa lo mismo, y odio eso, odio que te guste sentir lo mismo que a mí, odio que busques placer en mi cuerpo. Pero más me odio a mí misma por permitírtelo.

Porque sí, fue culpa mía, pero también tuya. Ambos cometimos el error de catar al otro, nos dejamos llevar por la peor de las tentaciones: la lujuria. Jamás había pensado en ti de otra forma hasta aquella noche, cuando me demostraste que podías ser más que el chico dulce que consuela a la novia de su amigo cuando ella discute con este. Recuerdo que al día siguiente me sentí frustrada, pero no precisamente por el hecho de haber sido infiel a la que ha sido mi pareja por dos años. ¿Por qué tenías que ser tan delicado incluso cuando intentabas ser rudo? ¿Por qué tuviste que hacerme sentir cosas que no había sentido con nadie más?

Cuando te despertaste a mi lado distinguí la confusión en tu rostro, alargado, de pómulos altos y labios rosados. Supe que te sentiste culpable por lo que sucedió -no parabas de repetir incoherencias, palabras inconexas-, pero en tus ojos podía ver que no te arrepentías de nada. No te avergüences, pues yo me sentía igual.

No, no te aprovechaste de mi vulnerabilidad como tú piensas; yo deseaba aquel momento tanto como tú, solo que lo desconocía hasta que actuaste como detonante. Me liberaste. Y con ello, reviviste todas mis fantasías que creía muertas desde hacía mucho.

Aun así, tú seguiste diciendo que todo estaba mal y que no se volvería a repetir.

Qué forma más descarada de mentir, Park Jimin.