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Dicen que el ser humano es el único que tropieza con la misma piedra dos veces. Bueno, en nuestro caso, la cifra se disparó y ahora hemos perdido la cuenta de nuestros traspiés.

 Desconozco cuál de los dos tiene menos fuerza de voluntad. Pero lo que sí sé es que eres mi debilidad, y yo me he convertido en la tuya. No puedes decir que esto es un simple capricho, no puedes decir que solo me utilizas para matar el tiempo, porque no te creeré, yo sé que no es verdad. Tú sabes que no es verdad. Hazte un favor, cariño, y deja de engañarte a ti mismo.

Me gusta lo que hacemos cada vez que nos encontramos, me gusta cómo reacciona mi cuerpo cuando percibe tu esencia. Solo con verte en la misma habitación que yo, con pensar en que compartimos el oxígeno, me tiemblan las piernas, mis mejillas adquieren un tono carmesí, mi corazón late como si quisiese salirse de mi pecho para encontrarse contigo y mi piel se eriza.

Cada noche tengo pensamientos, de ti y de mí, y los disfruto. Me siento igual que una niña pequeña haciendo una travesura, me gusta la adrenalina que le sigue consecuentemente. Sí, definitivamente, me gusta que estés en mi mente y que todos alrededor lo desconozcan. Aunque al principio me resistía al pecado, acabé cediendo. Las primeras noches rechazaba todo tipo de especulaciones impuras, llenando mi cabeza de incongruencias. No quería que protagonizaras mis sueños, pero una parte minúscula de mí, que con el tiempo fue creciendo, deseaba que sustituyeses a la persona que dormía a mi lado.

Creí que me estaba volviendo loca, pensé que no era justo lo que estabas haciendo conmigo, pero eres una perdición, la peor a la que he tenido que enfrentarme jamás. Y duele resistirse, y al mismo tiempo es satisfactorio caer.

Al final, llegué a la conclusión de que me había dejado atrapar por nuestro arduo magnetismo, y no quería ser salvada.

•Unholy• | pjm! ✓Where stories live. Discover now