:: Capítulo Ocho ::

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Hola gente linda!

Aquí estoy de vuelta con nuevo cap. Sé que decepcioné a varias con lo que pasó al final del cap anterior, perdón! Espero que hoy consiga dejarlas un poco más tranquilas...

En este episodio continúo con lo que venía contando hasta ayer, y quizás las cosas a partir de ahora sean menos confilctivas entre nuestros queridos protagonistas... Yo confío plenamente en que así será... Así que las invito a leer para que lo averigüen :)

Agradezco una vez más a quienes me siguen y comentan día a día, y espero que sigan haciéndolo, todo lo que comparten conmigo me anima a seguir escribiendo, así que sus comentarios como siempre son totalmente bienvenidos!

Bueno, lean el OCHO en paz y no dejen de contarme qué les pareció!

Todos los personajes pertenecen a su autora, Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Besitos per tutti!

Bell.-

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:: Capítulo Ocho ::

Darien se subió al auto y antes de irse permaneció inmóvil sin poder reaccionar por unos instantes. Se sentía totalmente confundido, aturdido, sin comprender qué era lo que acababa de pasar. Con muchísima dificultad intentó recuperar la calma y pensar fríamente para analizar la situación.

Serena lo había besado de nuevo y él... ¿él la había rechazado? ¿qué se le había cruzado por la cabeza para reaccionar así, cuando en realidad él también deseaba besarla? Había pensado en eso toda la noche, desde que le propuso salir a cenar juntos.

Por un lado, sabía muy bien que deseaba poder animarse a dar algún paso en esos términos en algún momento, aunque sea a la hora de despedirse. Pero por otro lado, también había pensado que esa cita no iba a ser romántica, sino que sería una salida de amigos y nada que no fuera amistoso tenía que suceder, nada de coqueteos, ni de besitos, ni nada de eso.

Pero no podía negarlo, Serena le gustaba tanto, era tan bonita, graciosa, espontánea. Lo hacía reír, lo enternecía, lo conmovía, lo ayudaba a aflojar su estructurada y fría forma de ser y mostrarse como realmente era, lo motivaba a abrirse, a contarle cosas de su vida, a tener ganas de compartir todo con ella.

Sin embargo sus miedos y desconfianza como siempre lo superaban enormemente. Y esta vez le impidieron atreverse a responder al beso como hubiera querido. Por tanto pensar, por tanto preocuparse en planear no hacer nada fuera de lugar, al final lo mismo había logrado arruinar todo y volver a decepcionarla.

No podía terminar de comprender ni mucho menos tolerar esa eterna tendencia a autoboicotearse, a no permitirse dejarse llevar por sus emociones, a insistir en ser y comportarse de manera tan fría y calculadora. Y se sentía dividido entre lo que quería, lo que sentía y lo que pensaba que era lo que tenía que hacer.

—Soy un idiota —se reprochó a sí mismo y apoyó su frente en el volante del auto—. Soy un completo idiota...

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Mientras tanto, Serena apenas entró a su departamento ya era un solo mar de lágrimas. Una vez más había salido lastimada tras haberse interesado en alguien y sentía que su corazón se rompía en mil pedacitos. Se sentía una completa cabeza hueva, una niña enamoradiza e ilusa empecinada en encontrar al amor de su vida en el primer tonto que se cruzaba en su camino.

InoportunaWhere stories live. Discover now