Cinco

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—Oh, ¿ya te cambiaste, Hitoka-chan? Espérame aquí, que me cambiaré también. Nos vemos afuera.

—¡No, no es eso! ¡No es como si me hubiera anticipado para que nos viéramos fuera o algo así!

"¿Habré sido muy obvia?"

—Está bien, no te preocupes —finalizó Kiyoko retirándose.

—¡Yachi-san! —gritó Hinata—. ¿Serás nuestra nueva asistente? ¿¡Lo serás, verdad?!

Hitoka lo pensó un minuto y recordó el trato que hizo con Kiyoko. Se suponía que solo iba a ver esa práctica y luego rechazaría la oferta, pero ahora no sabía qué hacer. El partido le había parecido fascinante y quería ver más.

—No lo sé —dijo Hitoka, dudosa.

—¿Estás insegura? —le preguntó Hinata, tomando a la rubia por sorpresa—. Yachi-san, yo accidentalmente le golpeé la cabeza a Kageyama en un servicio, vomité encima de Tanaka-san y le golpeé la cabeza al vicedirector quitándole la peluca, ¡y aun así sigo jugando en el club de voleibol sin problemas!

"¿Y en serio no tuviste problemas?"

—Pero, quieres hacerlo, ¿no?

—...Sí —confesó la rubia cabizbaja.

—Entonces, ¡deberías hacerlo! —le dijo Hinata con una sonrisa.

—Eso tiene sentido... —susurró la rubia, viendo cómo los demás compañeros llamaban al pelirrojo para que los acompañara.

—¿Entonces por qué no te unes? —le preguntó Kiyoko desde detrás de ella, asustándola.

—Tengo miedo —confesó nerviosa.

—¿Miedo? —le preguntó sorprendida la pelinegra—. ¿A qué?

—A enamorarme —Hitoka levantó la vista hacia Kiyoko, quien le sonreía tiernamente, dándole la seguridad para continuar—. Hace unas semanas tuve un encuentro con un muchacho del club y me pareció muy atractivo. Luego de eso lo vi más en los pasillos y decidí averiguar un poco sobre él, y ya no solo me parecía atractivo, sino también curioso. Entonces me hiciste la propuesta de unirme al club y acepté solo porque quería verlo, pero sé que lo que hice está mal, por eso rechacé la idea. Ahí fue cuando me hiciste la propuesta y decidí aceptar porque quería verlo jugar aunque sea una vez —habló rápido Hitoka—. No quiero entrar por miedo a enamorarme de él —dijo, tapándose el rostro.

—Pero —empezó a hablar Kiyoko—, ¿quieres ser la manager del equipo? —le preguntó con una sonrisa de lado.

—¡Sí quiero! Pero sé que me voy a enamorar de él si me quedo en el equipo —confesó la rubia.

—Yo creo que ya te enamoraste de él —le dijo Kiyoko, obvia.

—¿Tú crees? —Kiyoko asintió—. Quién lo diría, me enamoré de Tsukishima, ¡estoy enamorada de Tsukishima! —gritó Hitoka, cubriéndose la cara con las manos.

—Considero que deberías aceptar estar en el equipo. Aparte de estar cerca del chico que te gusta, vas a hacer más amigos y ver más partidos. En tu mirada se nota que te encantó estar en el club. Que tus miedos no impidan tu alegría —le dijo Kiyoko, tomándola de las manos y luego abrazándola.

Hitoka, por primera vez, se sintió especial. Encajaba en un lugar y no podía dejarlo ir. Definitivamente iba a aceptar la propuesta de Kiyoko y sería la nueva manager del club de voleibol masculino.

Enamorada de TsukishimaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin