Ocho

1.9K 154 14
                                    

—¡Tsuki! —gritó Yamaguchi—. Voy a practicar mis servicios ahora, pero ¿tú qué harás...?

—Me voy a tomar un baño y luego a la cama —lo interrumpió Kei.

—Ya veo... —respondió Yamaguchi, confundido.

—¿Qué?

—Sólo pensaba que deberías practicar algo por tu cuenta, así que...

—Estoy practicando lo suficiente para estar enfermo y preferiría que no me dijeras que debo trabajar hasta desfallecer —lo interrumpió nuevamente Kei, retirándose del gimnasio.

Hitoka, al ver que Kei se iba, se sintió un poco triste. Desde aquella noche, no habían vuelto a hablar, lo cual la hacía sentir mal.

Después de las prácticas en Tokio, las cosas cambiaron. Hinata y Kageyama no se hablaban, Asahi estaba practicando un nuevo servicio, Nishinoya estaba aprendiendo a colocarla, y todos estaban perfeccionando un nuevo ataque sincronizado. Sin embargo, Kei no parecía muy involucrado. Después de dos semanas de ardua práctica, estaban intentando demostrar lo aprendido en los partidos en Tokio, pero aún necesitaban practicar más, por lo que decidieron entrenar juntos por la noche en el gimnasio, excepto Kei.

—¡Maldición, olvidé mis rodilleras! —dijo Kei para sí mismo, dándose la vuelta para regresar al gimnasio. Al entrar, vio a todos sus compañeros practicando por su cuenta.

"Solo es un club, ¿saben? ¿Por qué están poniendo tanto esfuerzo? Todo ese trabajo duro los hará sufrir después."




—Deben hidratarse adecuadamente —dijo Hitoka, pasando una botella de agua a Hinata, quien ya llevaba seis penalizaciones en el día. La rubia tenía otra botella para Kei y, cuando por fin se armó de valor para acercarse a él, fue interrumpida.

—¡La asociación de padres de la preparatoria Shinzen les ha donado estas sandías a todos ustedes!

Decidieron hacer una pausa y salir al patio a comer las sandías. Hitoka comía la suya a pequeños mordiscos, sin mucho apetito. Kei se la quitó y, al terminar de comer su porción, se dirigió al gimnasio.

—¿Solo quieres una pieza, Tsukishima-kun? —preguntó tímidamente Hitoka, finalmente hablándole después de dos semanas.

—Sí. Gracias por la comida —respondió Kei sin siquiera mirarla, aún avergonzado por lo que pasó aquella noche. "¿Qué estaba pensando? ¿Por qué hice eso?"

—¡Hey! ¡Anteojos-kun! —gritó Bokuto entrando al gimnasio—. ¿Qué te parece si practicas remates hoy conmigo?

—Lo siento, paso —respondió indiferente Kei.

—Oh, ¿en serio? —preguntó sorprendido Bokuto, retirándose después.

—¿Qué fue eso? ¿Te hiciste amigo del as de Fukurodani? —preguntó Hinata, apareciendo de la nada.

—Ni cerca —respondió cortante Kei.

—¿Por qué te negaste? ¡Perdiste una gran oportunidad!

—Cállate ya —lo interrumpió Kei—. No soy un idiota con aguante infinito como tú —dijo molesto, retirándose del gimnasio.

—¿¡Pero qué demonios!? —gritó Hinata, pero Kei no le dio importancia.

Estaba cansado y solo quería una buena ducha y dormir. Odiaba las prácticas en Tokio y no entendía por qué esforzarse tanto en un club escolar.

Enamorada de TsukishimaWhere stories live. Discover now