CAPÍTULO 4

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Las siguientes semanas serían algo pesadas para la compañía de Blaine, sin embargo eso no le impedía visitar a Hummel y degustar nuevas recetas del mismo.
Sus amigos lo acompañaban algunas veces o cuando a Blaine no le quedaba otra opción más que decirles a dónde se dirigía.

En cuanto a Kurt, él seguía su rutina. Algunos días cerraba más tarde que otros, lo cuál favorecía a Blaine.

Una noche, Blaine guardó lo más rápido que pudo sus cosas y salió de la oficina. Scott y Chase sabían a dónde iría. Según sus cálculos era el  aniversario de su amigo con Stella y le esperaba una buena noche.

Blaine había memorizado el camino a su nuevo lugar favorito. Comenzó a estacionarse cuando vió que el lugar ya estaba cerrado.
¡Maldición! Susurró Blaine y dió un golpe al volante.

Continuó manejando despacio hasta que alcanzó al hombre con los ojos más lindos que había visto.

– ¿Ya te vas? Es muy temprano –. Blaine había bajado el cristal de su ventana para poder hablarle a Hummel desde ahí.

– No te incumbe –. Dijo Kurt sin prestar atención.

– ¡Vamos Kurt! Dime qué recuerdas mi nombre –. El ojiazul se detuvo en seco y lo miró con su peor cara.

- Sí, Blaine. Lo recuerdo –. Respondió.

Blaine estacionó su auto a unos metros de ahí, bajó y caminó hacia Kurt.

– ¿Si sabes que te van a multar, no? –. Kurt miraba el auto de Blaine y comenzó a caminar.

– Bueno, nunca me han multado. Pero ya sabes lo que dicen –. Ahí estaba de nuevo, la tonta sonrisa de Blaine.

– No, no sé. ¿Qué dicen? –. Kurt caminaba rápidamente con las manos en los bolsillos de su abrigo.

– Ah.. ¿Mejor tarde que nunca? –. Dijo Blaine mientras se encogía de hombros y aceleraba el paso para alcanzar al ojiazul.

– ¿Porqué estás siguiendome? –. Preguntó Kurt.

– No estaba siguiéndote. Ahora sí pero al comenzo no.

– Bueno, pues deja de hacerlo.

– Sí, te veré mañana –. Dijo Blaine deteniéndose. Kurt al notar que ya no caminaba a su lado se giró para ver dónde estaba.

– Adiós, Blaine –. Dijo Kurt.

– Hasta mañana –. Sonrió Blaine y regresó hasta su auto, el cual ya estaba multado.

 
 (• • •)

Al día siguiente el lugar seguía cerrado, por lo que Blaine tuvo que llegar al trabajo sin su bolsa llena de magdalenas.

– ¿Buena noche? –. Preguntó Chase.

– Lo normal, ¿Y la tuya? –. Preguntó Blaine, aunque realmente no quería escuchar la respuesta.

– Mal, ¿Sabías que la secretaria del 3 está casada? –. Dijo Chase sorprendido.

– Chase, era obvio –. Reía Blaine.

Poco después, Scott se les unió a la conversación.

– Buenos días –. Saludó.

– Scott, ¿Sabías que estaba casada? –. Volvió a preguntar Chase.

– Sí, era obvio –. Respondió y miró a Blaine quién tenía mala cara –. ¿Mala noche?

– Mañana –. Respondió el moreno.

Old Life, New Life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora