CAPÍTULO 24

382 36 21
                                    

El sábado por la mañana, todo parecía ser un día normal.

Kurt se levantó de la cama. Después de estar dos días enterrado bajo las cobijas le agradaba tener que ir a trabajar.
Nunca había dirigido un equipo de cocineros ni mucho menos había horneado para más de 200 invitados a la vez.
A pesar de tener todo planeado no podía evitar sentirse nervioso con respecto a todo.
Comenzó su rutina diaria, eligió de sus vestuarios favoritos más elegantes y tomó su móvil, él cual le fue devuelto por Elliott. No recordaba mucho de su estadía en el hospital a excepción de Blaine diciendo que lo amaba. Lo cuál lo hacía sonrojar cada vez que lo recordaba.

Llamó a la secretaria del Señor Motta para que pasaran por él y pudiera comenzar a trabajar.

...

– ¿Todo listo? – Preguntaba Sebastian tocando desde el exterior del departamento de Blaine.

– Creí que lo habías olvidado–. Respondió Blaine sin abrir por completo la puerta, sólo lo necesario para sacar su cabeza.

– ¡Cielos, Blaine! Luces terrible–. Dijo Sebastian y se abrió paso para entrar.

– No sé si quiera ir a la fiesta–. Aclaró Blaine cerrando la puerta tras él.

– Bueno, tú ya me has invitado–. "Maldición", se decía Blaine.

¿Qué hora es? – Preguntó Blaine.

– Más de la 1 PM–. Sebastian tomó asiento en su sofá y observó todos los papeles que tenía regados por el lugar.– ¿Qué es todo esto?

– Nada–. Blaine corrió a levantar todo y amontonarlo en una pila.

– Creo que fue mala idea venir, debí suponer que...– Sebastian comenzaba a levantarse fingiendo estar dolido.

– Iré a buscarte en cuanto esté listo–. Interrumpió Blaine y Sebastian aceptó.

Una vez que estuvo solo en su departamento llamó a sus amigos para invitarlos a la fiesta y no pasar demasiado tiempo a solas con su padre o con Sebastian.

Tomó una ducha y eligió uno de sus costosos trajes.

– Mucho mejor–. Dijo Sebastian mirándolo con detenimiento de arriba a abajo.

– Gracias–. Respondió y bajaron por el ascensor.

(• • •)

– ¿Podrían apresurarse? – Gritaba Kurt a sus ayudantes. – Sus abuelas son más rápidas.

– Te necesitan en el jardín de atrás – Dijo la mujer con la que firmó el contrato.

– ¿Ahora? – Preguntó Kurt y ella asintió.

– Yo me encargaré de esto. Ve, te están esperando.

Kurt le sonrió y fue directo al patio dónde sería el evento.

–¿Me llamaba? – Preguntó Kurt al hombre de espaldas a él.

– Un placer Hummel, soy el señor Motta–. Respondió girándose para mirarlo. Un hombre imponente, se dijo Kurt.

– Un gusto, Señor Motta–. Respondió Kurt estrechando su mano.

– Sé que debes estar muy ocupado con todo esto pero quería discutir contigo algunos asuntos antes de que pase todo y se me olvide después de algunos tragos–. Bromeaba el señor sentándose en una de las mesas.

Old Life, New Life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora