Capítulo 75

366 20 9
                                    

NARRA PABLO.


Han pasado ya dos semanas y me encuentro en el aeropuerto. He adelantado las entrevistas que tenía para poder volver antes. Necesito estar ya con mi niña.

Estoy ya en el avión, con Lolo a mi lado. Siento mi móvil vibrar y lo miro. Es mi niña.


Nuria: Buen viaje, precioso, te espero en el aeropuerto. Te amo.


No me da tiempo a contestar porque anuncian el despegue. Lolo me mira intrigado ,pero pronto deduce quién es


La tienes loquita, eh – bromea.

Ella es la que me tiene loco a mí, hermano.

A saber qué te hace – se ríe y le fulmino con la mirada.


Seguimos el resto del viaje hablando y contando chistes. El viaje aun así se me hace eterno. Estoy ansioso por abrazar y besar a mi niña, estar con ella. El trayecto continúa entre charlas con Lolo. Después de una hora nos confirman la llegada. Cogemos nuestras cosas y bajamos del avión. Llegamos a la salida y veo a unos cuantos fans, pero la busco a ella con la mirada, no la encuentro. Atiendo a los fans sin problemas hasta que se van. Busco de nuevo pero nada, ni rastro. Pego un sobresalto al notar unas manos en mi cintura. Me giro y la veo. La abrazo tan fuerte como puedo, la amo.


Mi niña, por fin juntos – susurro.

Pablo, te amo. Mira a quién he traído.


Se separa de mí y veo a Paula. La cojo al momento dándole un fuerte abrazo. Le doy besos por toda la cara. Las lágrimas se me saltan. Por fin la pequeña con nosotros. Mi niña me ve y se asusta. Me abraza con fuerza.


¿Estás bien? – pregunta.

Sí, mi amor, vamos al coche.

Vale, loquito.


En ese momento la beso sin importarme nada, solo quiero sentir sus labios sobre los míos. Pongo mi mano en su cintura y la otra va cogiendo a Paula. Mi niña se apoya en mi pecho.

Llegamos así al coche y subimos. Pongo a la niña encima de mí y Nuria se sienta a mi lado. Nos abrochamos los cinturones y arrancamos.


¿Viniste sola con Paula? – pregunto.

- Sí, te quería dar una sorpresa.

No deberías haber venido sola con Paula, os podía haber pasado algo.

Pablo, acabas de llegar, por favor. No ha pasado nada.

Lo sé, mi amor, pero si te pasa algo sabes que me muero – se me quiebra la voz y se apoya en mi pecho.

Lo mismo me pasa contigo, ya está, por favor.

Te amo, princesa.

Y yo a ti, mi niño.

- ¿Vamos a mi piso?

- Como quieras. ¿Quieres que le pida a mi hermana que me deje hoy la niña?

Eso sería una buena idea, mi amor. Llámala. Por cierto, se ha quedado dormida, ¿no?

Sí, estaba algo cansadita. Voy a llamar.


Mi niña coge su móvil y marca el número. La observo mientras habla con su hermana. Al poco cuelga y se mete el móvil en el bolsillo de vuelta.


¿Te deja? – pregunto impaciente.

Sí, mi niño. Me dijo que mañana la quería a la hora de comer, que hasta entonces es nuestra – me dice con una enorme sonrisa y la beso.

Te eché muchísimo de menos, mi pequeña.

Y yo a ti, cariño.


El resto del viaje lo hacemos callados. Solo con caricias, besos y gestos que hablan por sí solos. Llegamos a nuestra casa, sí, por fin los dos juntos en nuestra casa, y con una pequeña. En este momento me acuerdo de Jenny, ¿qué es de ella?


- Mi amor, ¿y Jenny? – interrogo saliendo del coche.

Pues después de lo de Paula se fue con una chica del grupo de whatsapp que buscaba compañera de piso aquí y aprovechó.

Ah, vale, me cayó muy bien, mi vida. Vamos.


Cojo a la pequeña en brazos y mi niña coge mi maleta. Subimos en el ascensor. La niña pesa un poco más que la última vez. Ha crecido bastante. Luce adorable y tierna, es hermosa. Las puertas del ascensor se abren y salimos de él. Mi niña abre la puerta y nos adentramos en el piso. Dejo a la niña en la habitación de invitados y voy hacia Nuria. La veo en nuestra habitación dejando mi maleta y la abrazo por detrás.


Nuestra casa – susurro.

Para siempre, cariño.

Para siempre.

- Te tengo que dar una cosa, loquito, pero después de cenar mejor, que tengo un poco de hambre.

¿Qué es?

Una sorpresa, no te lo voy a decir.

Eres mala, eh.

- Un poco solo.

Bueno, ¿pedimos unas pizzas para que nos las traigan?

- Me parece perfecto.


Elegimos dos pizzas, una carbonara y otra hawaiana. Las pido y nos vamos al salón. Me siento y  mi niña se pone encima de mí, envolviendo sus manos alrededor de mi cuello y besándome. Termina y se acurruca en mi pecho.


Oye, mi vida, ¿has hablado con tu madre?

- Me ha pedido perdón por todo.

¿Entonces qué vas a hacer?

¿Qué voy a hacer de qué?

¿Te vienes conmigo a vivir al final?


Sí, loquito, llevo aquí las dos semanas que tú has estado fuera, no me quiero ir. Pero aún no se lo he dicho a mi madre, le dije que me estaba quedando aquí por el espacio. Quiero que estés conmigo cuando se lo diga.

Princesita de Pablo Alborán (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora