Capítulo 22

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04/09/2017

Hola, hola, mis queridas amigas! :D Lunes y aunque es lunes :v que pereza, siempre he odiado los lunes, los detesto! jajajaja, en fin... Les decía que es lunes y heme aquí, con escasas cuatro de sueño, actualizando el fic. Mis niñas, estamos en el antepenúltimo capitulo :'( ay, sí, el próximo es el final, final! jajaja. Muchas gracias a cada una de ustedes por la lectura, por hermosos comentarios que me dejan, y por todo ese cariño que me dan :3 En serio gracias y, mis amores, ¡a leer! jajaja, las dejo con el capitulo, nos leemos abajito ;)


— ¿Cuáles te gustan más? ¿Las blancas o las rojas?

— Eh, Mina, —respondió Yaten mientras revisaba unas facturas— si te soy sincero, no sé.

— ¡Yaten!

— ¿Qué? — Sonrió— No te enfades. Mina, flaca, tú sabes que yo de esas cosas no sé nada. Tú solo dime qué es lo que me tengo que poner para el día de nuestro matrimonio y eso me pondré.

— Es increíble, Yaten.

Entrecerró los ojos mientras tomaba varias carpetas con muestras y fotos de cosas para retirarse, para dejarlo trabajar en paz.

— Es como si me estuviera casando yo sola. ¿Qué tanto te puede costar decirme qué te gusta más? ¿Es tan difícil acaso?

— Mina...

Yaten, dejó las facturas que estaba revisando para poder empezar a hacer la contabilidad de ese mes, para hacer cierre de mes, y fue con ella. Abrazándola por la ajustada cintura, haciéndole uno de los rubios mechones de cabello a un lado y después de darle un beso, le pidió disculpas. Le explicó que era que todas las cosas del hotel lo tenían preocupado. Que era por eso, por estar pendiente de todas esas cuentas, de todos esos elevados gastos, que no tenía cabeza para nada.

— Ay, mi amor, ¿problemas?

— No diría que problemas pero... Lo que pasa es que es más lo que estamos gastando manteniendo el hotel, pagando los trabajadores, que lo que nos ingresa. Por ejemplo este mes, Mina, solo en energía pagamos casi mil dólares.

— Mi cielo... — Le dijo ya frente a él y acariciando su rostro con ternura— Lo siento mucho, no sabía que estábamos pasando por esta situación. En ese caso creo que lo más conveniente es que...

— Olvídalo, Mina.

— Pero, mi amor, solo mi vestido costó...

— Lo sé. — Sonrió— ¿Crees que no lo sé? Todos los días, aunque tú digas que te estas casando sola, revisó las facturas y las cotizaciones que me das. Sé que ese "bellísimo" vestido, que aún no me dejas verte puesto...

— Es de mala suerte ver a la novia con el vestido antes de la boda.

— Como sea. Sé que ese preciosísimo vestido costó casi cuatro mil dólares. Sé perfectamente cuánto nos está costando nuestro matrimonio pero, ¿sabes algo? No me importa.

— Yaten...

— Quiero darte la boda más espectacular de tu vida porque, flaca, quiero que sea la primera y la última.

— Yaten...

— Bueno, tal vez no la última. Es posible que para celebrar los veinte años que vamos a tener de casados hagamos otra pero, bueno, ese no es el punto. No importa cuánto nos cueste nuestro matrimonio, Mina. Lo único que quiero es que seas feliz ese día.

Yaten y Mina, discutían la mayor parte del tiempo por todo pero, aunque era más lo que discutían que lo que celebraban, se amaban como pocas parejas en el mundo. Sucumbiendo a las tiernas palabras de su futuro esposo y abrazada a él, lo besó y lo besó con mucha ternura, con todo su amor. Dejando el enojo a un lado y sentándose frente a él en el escritorio, le preguntó mientras Yaten se disponía a seguir trabajando...

El Caballero de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora