𝑂𝑛𝑒-𝑆𝘩𝑜𝑡𝑠 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑦 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 [EDITANDO]

𝟒𝟔

𝗚𝗲𝗼𝗿𝗴𝗲 𝗪𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆
"𝗠𝘂𝗻̃𝗲𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗽𝗿𝘂𝗲𝗯𝗮𝘀"

[   𝗼 𝗺 𝗻 𝗶 𝘀 𝗰 𝗶 𝗲 𝗻 𝘁 𝗲   ]

Los pasos resonaron por toda la casa, siendo así que los pisos de madera crujieran cada vez que las pisadas se apresuraban o eran más fuertes de lo normal.

El pelirrojo subió las escaleras mientras que la castaña sentía sus pasos por detrás, abrió la puerta de la habitación de la menor de los Weasley y trato de cerrarla pero obtuvo como obstáculo las grandes manos de George. Estás se interpusieron ejerciendo presión en la puerta y empujándola para poder entrar al cuarto.

Leila lo miro mal pero aun así dejo que pasara, ya no tenia ánimos para evitar aquella charla. Suspiró y tomó asiento en la cama cruzando los brazos sobre su pecho mientras él se colocaba frente a ella.

Cansada del silencio y la tension, habló-¿Estás pensando en alguna excusa?

-No. Se que hice mal pero admite que fue gracioso, cariño- Una pequeña sonrisa se asomó en los labios de George.

-¿Gracioso? ¿Te parece gracioso tener a tu novia como muñeco de prueba de tus malditas bromas?- soltó frustrada refiriéndose a su cabello, el cual se estaba cayendo, y a su espalda pintada de azul.

George agarró los brazos de la chica con suavidad y la tiro hacia delante logrando que se pusiera de pie. Hizo el intento de abrazarla pero solo retrocedió, ya no se sentía cómoda.

Al principio eran bromas tontas o proyectos en los cuales Leila se ofrecía ayudar, pero al pasar el tiempo se volvieron mas pesadas y desastrosas. Tanto para Fred como para él eran divertidas y no dañaban a nadie, pero la muchacha no pensaba lo mismo, a veces tenía que pagar las consecuencias, y dolía.

-¿Realmente me amas?

George frunció el ceño confundido mientras que Leila dejaba salir pequeñas lagrimas, que estaba aguantando, gracias a que la piel de su cabeza estaba quemando.

-¿Estas dudando de lo que siento por ti?- la castaña solo pudo observar hacia otro lado – Leila, yo te quiero.

-¡Pero no entiendes el por qué! Te he dicho cientos de veces que no quiero formar mas parte de tus estupidas bromas. Ya no les encuentro la gracia, no es divertido ser el sujeto de prueba. Ahora solo quiero pasar tiempo con mi novio, pero él parece pensar en otras cosas.

El pelirrojo la miró incrédulo y no pensó lo seria que era la situación al decir: -Mis bromas no son estúpidas, tu lo eres. Te victimizas por cosas inofensivas.

Lo miró sorprendida por las palabras, con rapidez se acerco a él y lo agarro con fuerza del brazo, guiándolo hasta la puerta. Lo empujo fuera del cuarto y cerró la puerta con un encantamiento para no ser interrumpida.
Por impulso, se deslizo por la madera hasta quedar sentada en el suelo.

-Leila- lo escuchó susurrar.

𝐏𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨: 𝟕 𝐝𝐞 𝐒𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞, 𝟐𝟎𝟏𝟕.
𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨: 𝟔 𝐝𝐞 𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞, 𝟐𝟎𝟐𝟎.