Karin nació con un el don de su madre y desde entonces su libertad fue negada.
Permaneció varios años rodeada de personas que solamente querían utilizarla y dañarla, solamente era una de las armas de su aldea, no tenía sentimientos, no tenía pensami...
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Asesinato tras asesinato.
No conocía otro sonido más que las suplicas de mis víctimas. No conocía otro olor que no fuera el de la sangre. No conocía otro tacto que no fuera el de mi arma.
Desde que ella era una niña nunca pensó en conocer el mundo, nada de eso le importaba pues su único deseo siempre fue el tener una vida normal como la de los otros niños. Anhelaba con su corazón una vida en donde no tuviera que preocuparse por dañar a alguien, una vida en donde no tuviera que refugiarse por el miedo a ella misma, por el miedo de ser utilizada para dañar a su familia o a todo aquel que se cruzara en su camino con el don que se le había otorgado al nacer.
La gran mayoría de su infancia fue normal dentro de lo que era para ella lo normal en aquel entonces. Las esperanzas que tenía de poder obtener lo que ella siempre anhelo comenzaban a extinguirse lentamente pues todo el mundo siempre le recordaba su lugar y el poco valor que tenía como ser humano. El mundo siempre espero que se resignara sin embargo mantuvo la esperanza dentro de ella, solo por una última vez. Así que tan pronto su cumpleaños número cinco llego pidió un solo deseo, pidió el deseo de poder tener la oportunidad de vivir un día normal como el de todos los demás.
Eso jamás ocurrió.
Pensó que su sueño había fracasado completamente por su culpa, el gran problema con el que había nacido la perseguiría por el resto de su vida hasta el día de su muerte. Solamente ella tenía la culpa de todos sus problemas y temores. Aquel don que había caído sobre su madre algunos años antes de su nacimiento la destruyo por completo desde el interior, el mundo entero dejo que aquella mujer fuera destruida por aquella tragedia, el mundo dejo que aquel matrimonio se destruyera lentamente atrayendo con más fuerza la destrucción y el odio pues todos les dieron la espalda y los dejaron acumular todo el odio y sufrimiento que recayó en una niña inocente.
Ellos buscaron encontrar inútilmente la solución a todos sus problemas, todos se cansaron de sufrir y su madre decidió dejarle toda la carga pues ya no quedaba ni un suspiro de vida en ella.
Lo más absurdo de su historia fue que sin importar todo lo que se esforzó por que nadie saliera herido por culpa de ella fue un completo desperdicio, el miedo que tenía a ser controlada por el poseedor del núcleo se volvió una total realidad, casi como si aquello fuera su destino y se encontrara escrito en pergaminos.
Había confiado ciegamente y la habían traicionado.
Nunca llego a entender como no se había dado cuenta en el momento en el que el causante de todo esto la había comenzado a desechar de su vida, como si nada de lo que habían vivido juntos o las palabras que él solía decirle todos los días no valieran absolutamente nada; tal vez la realidad era otra, ella tenía tanta admiración por aquella persona pues solamente era una pequeña niña con una pequeña chispa de esperanza y vida que poco a poco se fue apagando. Tenía tanto pánico de no quedarse sola y convertirse en un instrumento más de la aldea lid que termino por volver sus pesadillas realidad.
