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Ella era una chica de espíritu libre. No temía a hacer las cosas en público, hacía lo que le gustaba sin temer a lo que dijeran los demás. Era una chica muy linda, cabello castaño, ojos oscuros y la risa más linda del universo. A su vez, era muy sincera y podía consolar con solo darte un abrazo. Eso era lo que él opinaba de ella.
Él era buena persona pero un poco tímido y muy modesto. Siempre que podía ayudar, él lo hacía. Era muy inteligente, solía responder cada pregunta que hacían sus profesores y terminar un examen súper difícil para otros en menos de media hora. Sin embargo, no era molestado, sus compañeros lo querían.
Él la veía en el parque de su barrio, cuando iba a charlar con amigos. Ella siempre estaba con sus amigas, riendo o saltando la soga.
Eso fue siempre así, hasta que un día paso algo muy importante para él. Ella lo miró y le sonrió.
¿Y qué pasó? No pasó nada. Él era muy tímido para acercarse a ella. Ella pensaba que él no estaba interesado. Definitivamente, el destino no los quería juntos.
