Capítulo 17

46 10 2
                                    

Ladeo la cabeza hacia la izquierda y descubro a un chico de cabellera rubia y enormes ojos azules que se pierden en el fondo de la carretera. Continúo examinando su persona y me percato de que lleva una camiseta blanca de mangas largas y unos vaqueros negros, cuya terminación está oculta por el principio de unas botas exactamente del mismo tono que sus pantalones. Sus manos se aferran con fuerza al volante, de forma que se puede apreciar en ellas unas marcadas venas. Con respecto a su expresión, ésta es seria, lo sé por su ceño fruncido y sus labios apretados. Aún así, a mis ojos sigue siendo increíble.

Dejo escapar una risita, la cual rápidamente reprimo mordiéndome el labio. El conductor del vehículo ladea la cabeza en mi dirección y me mira desconcertado.

-¿De qué te ríes?- me pregunta.

-De nada en concreto. Es sólo que estás muy guapo cuando conduces.

Una amplia sonrisa se apodera de sus labios.

-¿Sólo cuando conduzco?

-Siempre.

Sus ojos azules escrutan cada facción de mi rostro detenidamente y ello provoca que la sangre recurra a mis mejillas, tiñéndolas de un tono rojizo y ocasionando un leve ardor en ellas.

-Te agradezco que hayas tenido el detalle de acompañarme.

-No tienes que agradecerme nada. Sé lo importante que es esto para ti y quiero estar ahi, contigo, sin importar lo que pase. Siempre vas a poder contar conmigo.

Asiente y detiene el vehículo justo enfrente de una casa de fachada celeste y puertas y ventanas blancas. El tejado, compuesto por unas tejas que asemejan el tono de la nieve, posee una chimenea por la que escapa un espeso humo grisáceo que se desvace con la brisa fresca.

Tras recorrer un camino de piedras conseguimos situarnos junto a la entrada a la vivienda, la cual posee en un lado un timbre, sobre el que descansa una lámpara negra. Jonathan da un par de golpecitos con sus nudillos en la superficie de la puerta y permanece a la espera. Unos cinco segundos más tarde nos recibe una mujer de unos cuarenta años, con el pelo rubio recogido en un moño asegurado con un par de palitos marrones. Con respecto a su vestimenta, lleva un vestido azul de mangas semi largas que está cubierto en su mayoría por un delantal de cocina blanco. Poco a poco voy alzando la vista y termino por encontrarme con sus enormes ojos celestes.

-Jonathan.

Salva la distancia que le separa de su hijo y lo abraza con delicadeza, derramando alguna que otra lágrima de emoción sobre su hombro.

-Me alegro tanto de verte- confiesa entrecortamente. El chico asiente y le dedica una media sonrisa a cambio-. No nos han presentado- dice mirándome-. Soy Alice Waymoore.

La mujer deposita un beso en cada una de mis mejillas.

-Ariana Greenberg.

-Por favor, pasad- se hace a un lado, manteniendo la puerta abierta con tal de cedernos el paso hacia el interior de su casa. Seguimos a Alice hasta la cocina, donde se dedica a servir té en un par de tazas-. Hace un tiempo conocí a tu padre. Se llamaba Christopher, ¿cierto?

Asiento a modo de respuesta.

-¿Cómo le conoció?

-Como sabrás, somos una familia de cazadores. Aunque, mi marido y yo nunca nos hemos considerado como tal, por eso hace bastante decidimos mantenernos al margen de todo este asunto. Sin embargo, no podíamos simplemente hacernos a un lado, pues nuestro destino nos perseguía. Aún así continuamos huyendo hasta que nos alcanzó. Los miembros del círculo asaltaron nuestra casa, arrasando con todo, despojándonos de nuestros hogares- hace una pausa. Parece dolerle recordar el pasado-. En su propósito, se llevaron consigo la vida de mi marido Joseph- los ojos de la mujer se inundan a pesar de que hace todo lo posible por evitar emocionarse. Mantiene la cabeza agachada y simula sentir interés por el plato de magdalenas con pepitas de chocolate que sostiene entre ambas manos-. Christopher acudió en nuestra ayuda y nos acogió en el cuartel de cazadores hasta que estuvimos fuera de peligro.

Cazadores Nocturnos 1: El Resurgir #SoupAwards #PecesAzules #BooksAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora