Capítulo 20

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El despertador suena a la mañana siguiente pero no logra su objetivo propuesto, pues he pasado a mayor parte de la noche despierta debido a la abrumación que siento. A lo largo del transcurso de las horas me he ido preguntando una y otra vez qué motivo tiene John para querer despertar de su eterno sueño a su hermano y porqué me necesita en ese ritual. Por más vueltas que le doy al asunto no logro dar con las respuestas que preciso y ello, en cierto modo, me agobia.

Tomo asiento en el borde de la cama y me desperezo antes de ponerme en pie y ponerme rumbo hacia el armario. Abro este último de par en par y extraigo de él una camiseta de mangas cortas blanca, una sudadera roja y un pantalón vaquero grisáceo. Como de costumbre, acomodo las prendas en mi hombro y me pongo rumbo al servicio, lugar en el que dejo la ropa en un pequeño banquito y me dispongo a humedecer mi rostro con tal de eliminar impurezas, cepillarme el pelo y a lavarme los dientes.

Vuelvo a la habitación contigua una vez vestida, guardo el pijama en el primer cajón de la mesita de noche y procedo a hacerme con un bolso que cuelga de un perchero blanco. Tras acomodar el asa en mi hombro salvo la distancia que me separa de la puerta que conduce al pasillo con dos zancadas y salgo por ella sin echar la vista atrás. Avanzo con paso ligero por el corredor al mismo tiempo que compruebo que llevo en el bolso el teléfono móvil, las llaves de casa y la cartera. Todo parece estar en su sitio, así que me tomo la libertad de bajar las escaleras despreocupadamente.
Al llegar a los pies de esta decido girar hacia la izquierda y dirigirme hacia la cocina donde deduzco debe estar mi padre tomando su taza de café diaria. Y, en efecto, así es.

-Buenos días- me saluda.

-Buenos días.

Robo una magdalena de un plato y me la llevo a la boca con tal de devorarla.

-Hoy tengo que irme un poco antes- anuncio-. Ashley nos ha pedido que colaboremos con el decorado para el baile.

-¿Cuándo es?

-Esta noche. Lo más probable es que llegue tarde, así que no hace falta que me esperes despierto.

Asiente muy a su pesar.

-¿Necesitas que te lleve?

-No. Jonathan se ha ofrecido a llevarme.

-¿Sabes? Hacéis una buena pareja, os compenetráis a la perfección y eso es un pilar fundamental en una relación. Tanto Jonathan como tú habéis sufrido mucho pero os la habéis ingenido para crear un mundo en el que solo existís vosotros dos, donde no hay cavida para el dolor, tan sólo para la felicidad.

La confesión de mi padre me deja sin aliento.

-El amor tiene el poder de curar todos nuestros males- digo al fin-. Tengo que irme, nos vemos luego, papá- deposito un beso en su mejilla.

-Que tengas un buen día.

Me marcho de la cocina y me pongo rumbo hacia la entrada principal con el propósito de salir por ella. En cuanto llevo a cabo mi cometido me acoge una brisa fresca que tiene olor a tierra húmeda, trayéndome consigo memorias de aquellos días en los que mi madre se paseaba por el jardín regando las flores con su irremplazable regadera verde. Tal vez se deba a la intensidad con la que se presenta el recuerdo, pero el caso es que percibo el aroma a rosas que desprendía Alyssa, y ello me lleva a sentir cierta nostalgia.

Avanzo en dirección a una moto que hay aparcada junto a la entrada al caminito de tierra que conduce hacia mi hogar, sobre la que está apoyado Jonathan, sosteniendo entre sus manos un casco negro, con la mirada fija en mi persona.

-Hola- le saludo dándole un beso en los labios.

-Hola.

-¿Qué tal estás?

Cazadores Nocturnos 1: El Resurgir #SoupAwards #PecesAzules #BooksAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora