2.10 I EL HEREDERO DE SLYTHERIN

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— ¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?

Atraído sin duda por el grito de Malfoy, Argus Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.

— ¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? —chilló. Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Potter, quien se encontraba mas cerca—. ¡Tú! —chilló—. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

— ¡Argus!

Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó por delante de Lucy y sacó a la Señora Norris de la argolla.

—Ven conmigo, Argus —dijo a Filch—. Ustedes también, Potter, Weasley, Granger... y Wells.

Lucy maldijo por debajo al ser llamada, había tenido la esperanza de que no le dijera nada por no estar cerca de los tres leones. 

Lockhart se adelantó algo asustado.

—Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

—Gracias, Gilderoy —respondió Dumbledore.

La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia, siguió a Dumbledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape.

Cuando entraron en el oscuro despacho de Lockhart, hubo gran revuelo en las paredes; Lucy contuvo una risa al ver las fotos de Lockhart que llevaban rulos. El Lockhart de carne y hueso encendió las velas de su mesa y se apartó. Dumbledore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla. Lucy se fijo por un momento en la gata, retiro su mirada y se dio cuenta que el profesor Snape la miro por un instante y se sentó fuera de la zona iluminada por las velas.

La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como Dumbledore, con los ojos entornados. Snape estaba muy cerca detrás de ellos, con una expresión peculiar, como si estuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír. Lucy estaba sumergida en sus pensamientos, no entendía nada de lo que pasaba, si le habrían dicho que este curso iba tener sueños extraños y se iba volver loca, tenía alguna clase de teletrasportacion; por lo menos se habría preparado, le enojaba esa situación no le gustaba sentirse perdida. No sabía que le harían pero sin duda no le diría a nadie ¿Qué tal si la expulsaban? 

Lockhart rondaba alrededor del grupo, diciendo disparates:

—Puede concluirse que fue un hechizo lo que le produjo la muerte..., quizá la Tortura Metamórfica. He visto muchas veces sus efectos. Es una pena que no me encontrara allí, porque conozco el contrahechizo que la habría salvado.

Dumbledore murmuraba ahora extrañas palabras en voz casi inaudible. Golpeó a la Señora Norris con su varita, pero no sucedió nada; parecía como si acabara de ser disecada.

Finalmente, Dumbledore se incorporó.

—No está muerta, Argus —dijo con cautela.

Lockhart interrumpió de repente su cálculo del número de asesinatos evitados por su persona.

— ¿Qué no está muerta? —Preguntó Filch entre sollozos, mirando por entre los dedos a la Señora Norris—. ¿Y por qué está rígida?

—La han petrificado —explicó Dumbledore. 

«Petrificar» había visto algo de eso en un libro de magia oscura que leyó pero no decía como hacerlo. Ahora lo que tenia que investigar es que serpiente o criatura petrificaba a los seres. 

The Unknown Witch~ [Vol 1] (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora