Jason Todd.

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–Tim –lo había llamado mientras me levantaba pero él inconsciente mente se aferraba a mi como un pequeño gatito–. Levántate.

Alfred tenia razón cuando dijo que nadie estaría en la mansion Wayne, había dormido de nuevo en la cama de Tim y de nuevo había despertado abrazado como siempre de él. Mi presencia no parecía molestarle para nada, mucho menos mi tacto cuando mi mano acaricio su mejilla, al contrario parecía estar disfrutando mucho esto.

–Tim hay que levantarnos –le dije de nuevo pero esta vez Tim soltó un leve gruñido.

–Cinco minutos más –me pidió y yo bese su frente, seguramente se había desvelado mucho más cuando no estuve.

–Ya son las nueve de la mañana Timmy.

Justo cuando termine de decir eso algo hizo clic dentro de él y ahí estaba de nuevo, mi chico humano mitad maquina. Se levanto mas rapido que nunca y se fue a bañar sin avisarme, estaba apurado, solté una risa al verlo así, yo por mi parte me tome mi tiempo para vestirme y arreglarme.

–Me debiste levantar antes –dijo quejándose mientras se secaba el cabello y yo me terminaba de sacudir el mio.

–¿Vas hacer algo? –pregunté mirandolo.

–Tengo que terminar algunos informes sobre el caso de los niños secuestrados –dijo y de nuevo saco aquella parte inhumana suya.

–Oh –dije y él termino de secarse.

–Ahora sabes lo importante que es.

–Lo se.

Estaba y estoy seguro de una cosa, Tim puede ser un Omega pero sobre todo es una máquina que jamás para de trabajar –o al menos en su mayoría del tiempo–, no al menos cuando deja o se trata de alguien quien necesite ayuda. La mañana a lado de Tim no era tan interesante para algunos, por mi parte solo estaba jugando, leyendo y de vez en cuando una que otra cosa que escribía en los libros o en notas que dejaba en estos.

–Tim tengo hambre –le dije mientras me recostaba en la cama aun lado de él pero simplemente me ignoro–. Tim quiero comer.

No hubo respuesta alguna más que su simple acción de tomar un poco de café sin mover en ningún momento su mirada del monitor, estaba perdido y simplemente lejos de mi. Suspire cerrando mis ojos para dejarme llevar por el silencio que habitaba en la habitación, ninguno dijo nada.

–Tim –lo volvi a llamar.

–Mande –me levante abriendo mis ojos de golpe, no había esperado una respuesta, Tim me miro desconcertado–. ¿Pasa algo?

–No, es solo que no espere a que me escucharas.

–¿Por qué no te escucharía? –preguntó y yo planeaba contestarle pero me detuve para pensarlo dos veces.

Podría enojarse si le digo un chiste o incluso podría pensar que solo lo estoy engañando con mis juegos asi que solo le sonreí para despues moverme hacia a él.

–Solo decía, te veías muy concentrado en tu trabajo –dije y el sonrió.

–Lo estaba hasta que dijiste que teníamos que ir a comer, ya termine despues de todo, solo hay detalles que puedo ver despues –comentó Tim cerrando la computadora.

–Me agrada esa idea.

–¿Seguro? Digo, hay que terminar los pendientes aunque Bruce no dijo que fuera importante recibirlos –comentaba Tim mientras colocaba el portátil aun lado y se levantaba–, aunque puede que encuentre algo más.

–Vámonos –dije mientras me levantaba de un salto y lo tomaba de la muñeca.

No debía dejarlo volver a pensar las cosas, seguramente porque volvería a trabajar y despues de eso se olvidaría de comer como muchas otras veces más según Alfred.

–¿A donde? –me había preguntado.

–A comer –le respondí mientras él me miraba algo pensativo, luego me sonrió.

–¿Pizza? –preguntó mientras yo le sonreí.

–Claro, hace un largo tiempo que no voy a comer pizza.

Tim me miro unos momentos fijamente luego dejo que yo lo arrastrara de la muñeca hasta la salida.

–Podemos ir a tu apartamento a comer la pizza –me sugirió y eso era mala idea teniendo en cuenta su celo.

–O comer en la pizzería –le dije.

–¿Hay algo de malo que comamos en tu apartamento? –preguntó mientras sentí su mirada clavada en mi.

Claro que había, era demasiado malo su celo, mas cuando debíamos salir a comer cosa que me puso a pensar en la salida, era mala idea salir. Me detuve a medio camino para mirarlo, era todo mala idea desde que salimos.

–Hay que volver –le dije pero Tim negó con su cabeza y siguió caminando.

Lo detuve jalándolo de su muñeca para acercarlo a mi y rodearlo con mis brazos, estaba mal en todo los sentido esto.

–No te niegues Tim, hay que volver –comente pero no dijo nada unos momentos.

–Quiero pizza –me dijo para mirarme a los ojos y hacer una mueca–. Quiero ir por pizza.

Sus ojos azules me suplicaban comida pero a su vez que no volviéramos a la casa, tendría que quedarse en mi apartamento queriendo y no a su vez.

–Si vamos por pizza es muy provable que no vuelvas sin sentir un poco de dolor.

–¿Dónde? –preguntó, yo toque un punto donde según Kory les dolía cuando dejaban de ser vírgenes–. ¿Por qué? –preguntó para luego sonrojarse y darme un leves golpes en mi pecho–. Idiota.

–Yo solo te advierto –dije mientras tomaba su otra muñeca con cuidado.

–No harías nada –comentó con duda.

–Tal vez no –respondí sonriendo–, tu estas en celo y yo a veces tengo necesidades.

Tim me miro, luego miro al cielo, luego me volvió a mirar para suspirar, yo solté sus muñecas y él me tomo de la mano con nervios a su vez.

–Tengo hambre –fue lo único que dijo y mi sonrisa no se quito.

Seguimos nuestro camino pasando por la pizza –cosa que no fue muy agradable ya que con el aroma de Tim, los Alfas comenzaban a ser muy bastardos–, hasta el apartamento. Abrí la puerta dejando entrar a Tim quien rápidamente fue por una agua para tomar su pastilla pero se detuvo a medio camino para voltearme a ver.

–¿Pasa algo? –le pregunte y él fue a mi habitación mientras yo dejaba la pizza en la mesa–. Tim –lo llame pero no vino asi que fui por él–. Tim ya...

Me quede callado al verlo recostado en mi cama, tan vulnerable e inocente. Algo en mi conciencia no me dejo estar en paz, había alejado a cada persona que queria algo mas con Tim –incluyendo las chicas de su escuela con ayuda de Stephanie–. Joder, el aroma de Tim estaba empeorando para él aunque para mi eso no era un problema. Tim me miro y luego me sonrio de manera divertida, yo me acerque a él intentando no hacer nada malo.

–¿Algo que decir? –me preguntó divertido y yo me recosté aun lado suyo.

–La pregunta aqui seria, ¿por qué no te has tomado tu pastilla? –pregunte mirándolo removerse.

–Sabe mal –me dijo y soltó una leve risa.

–¿Te has drogado? –pregunté mientras me acercaba a él con cuidado.

–Debes de estar algo nervioso –me dijo para pasar su mano por mi mejilla.

–¿Por qué lo estaría? –le pregunté curioso por su comentario.

–¿Crees que soy lo suficiente para alguien?

–Eres lo suficiente para mi –respondí para sentir entonces sus labios con sabor a cafeína sobre los míos.

Alfa.Where stories live. Discover now