Una nueva conspiración que pretende acabar con el mundo, tal y como se conocía hasta el momento.
¿Podrán seguir trabajando juntos Rusos y Americanos, o sus diferencias acabarán por romper el grupo? ¿Podrá resistir el frágil vínculo que los une?
¿Ha...
No sé qué es lo que pretendes, el por qué de este discurso. Esto es trabajo. Nada más.- Le apartó de ella, levantándose y retrocediendo.
No hace falta que intentes convencerme, yo no lo veo así.- Cerró sus puños a sus costados, permitiéndole alejarse.
Es uno de tus problemas, Solo, mezclas el trabajo y el placer, y eso es extremadamente peligroso.
¿Así que ese el problema?
Entre otros.- Afirmó ella, bufando.
A lo mejor ya no quiero seguir siendo un mujeriego, si eso es lo que te preocupa.
A lo mejor fingiré que me lo creo.
Tu problema es el excepticismo, y la pésima confianza que tienes en mí.
Napoleón, no nos conocemos. Podrías tener hijos y yo no lo sabría.
No los tengo, y nunca me he casado. Nadie me ha importado tanto como para hacerlo.- Las ventanas de su nariz aletearon, cuando tomo una respiración profunda, girándose para enfrentarme.- Y...¿qué hay de ti?
¿Qué?
¿No tienes a ningún marido despechado esperándote en algún lugar del globo?
Oh, no, pobre desgraciado. ¿Por qué siempre acabamos hablando de esto?.- Aspiró, lentamente.- Lo que sea que pretendes no va a ocurrir, no conmigo. Lo siento.
Elektra, sólo admítelo. Existe algo entre ambos.- Él no se daba por vencido.
¿Algo como qué?
Una conexión. Como en aquel cuento japonés, el hilo rojo del destino.- El americano se refería a la leyenda del hilo rojo.
"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse. Sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca se romperá".
¿Destino? No creo en él. En mi opinión cada uno forja su propio futuro, y no está nada escrito. Tú creas y sigues tus propias normas.
Eso es muy ambicioso, pero está fuera de esta conversación. Lo que intento conseguir es que admitas tus sentimientos reales, como yo lo he hecho. Puede ser complicado para una mujer como tú.
¿Una mujer como yo?.- Repitió, alzando sus cejas, atenta a su respuesta.
Sí, ya me entiendes, para una persona tan independiente. Pero no tienes que esconderte, hay una diferencia entre eso y ser una solterona.
