Never be broken

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CAP. XVI; "be gentle my little thunderstorm, the world is just not ready" A.J Lawless


Tenemos que darle lo que quiere.- Habló la pelinegra, la primera en aportar algo consistente a la improvisada reunión que se estaba celebrando en su habitación de hotel. Estaban los tres reunidos, discutiendo su próximo movimiento en la misión, tras el cambio de acontecimientos.

Burrell quería armas, y las quería ya. Si querían mantener su tapadera debían pensar en algo.

¿Qué? ¿Qué es lo que sugieres?.- Inquirió el ruso, con Gaby sentada a su lado en el sofá, sus manos entrelazadas sobre su regazo.

Pues que les demos lo que quieren. ¿Quieren armas? Pues armas tendrán.

¿Estás loca?.- Afirmó Gaby, mirándola con extrañeza.

Posiblemente. Demente. Completamente.- Elektra estaba de acuerdo con la alemana, se divertía.

Elektra, no podemos hacer eso. No podemos simplemente proporcionar armamento para una futura tercera guerra mundial.- Razonó Illya, tranquilamente.

Lo sé, lo sé. ¿Tan poca fe tenéis en mí?

Nadie le respondió, los tres agentes sólo mirándola desconfiados.

La puerta de la habitación recibió un leve golpe, tras ello entró el sueco, rápidamente.

Un cuchillo salió disparado hacia él, deteniéndose a pocos milímetros de su nariz, no clavándosele ya que se había detenido al ver de reojo el arma volando hacia él.

Skit.- Murmuró el sueco, en shock. [mierda]. Expulsó el aire que había contenido lentamente por la boca, quitando el cuchillo de la pared delante de él, donde lo habían clavado.- Casi me matas. Min gud, podrías haberlo hecho. [mi dios]

Se acercó hacia la pelinegra, devolviéndole el arma.

La culpa es tuya, entras aquí como si fueses un ladrón.- Erik ignoró sus palabras, tirando de ella hasta que estuvo de pie delante del sofá individual en el que estaba anteriormente sentada, y, tras besar su frente y sentarse, él la acomodó sobre su cuerpo, atrapándola entre sus brazos.

Elektra sonrió, negando suavemente con la cabeza.

Estábamos teniendo una conversación, y ella.- El americano señaló a Elektra, hablando entre dientes.- Nos estaba dando ideas.

Perdón por interrumpir, ¿Cuál es tu plan, älskar?.- Inquirió el sueco, enredando sus dedos entre el pelo negro suelto de la chica en su regazo. [amor]

Les damos las armas.- Escuchó bufidos a su alrededor.- Pero trucadas. Que piensen que estamos con ellos, que sigan creyendo que somos socios y colaboramos.

¿Y cómo podríamos trucarlas?.- Gaby se adelantó, súbitamente interesada.

Les ponemos un chip dentro, desactivado. Cuando lo activemos funcionarán, pero sino serán inservibles.

Eso... De hecho, es una buena idea.- Murmuró Napoleón, dando vueltas por la habitación, con su mano despeinando su pelo.

Tu asombro me ofende.- Constató Elektra, llevando su mano derecha hacia su corazón.

Creo que yo puedo hacerme con la tecnología, y encontrar la mano de obra para colocarla.- Musitó el ruso, pensativo.- Pero no creo que vayan a darme tantas armas.

Yo puedo pedirlas, pero dudo que me den tantas como nos pidió Burrell.- El americano habló en voz baja, casi para sí mismo.

Se las pediré yo a unos amigos. Me deben un favor.- Intervino el sueco, tranquilamente.

The Coldest WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora