54. Afecto

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Existen sensaciones que producen un efecto tan intenso, que nuestra piel, nuestra mente y hasta nuestro corazón parecen sintonizarse para dejarnos llevar por los sentidos.

Ally observó a su costado donde Normani caminaba a su lado y tal vez hubiese sido únicamente por instinto, pero apretó más su mano con sus dedos entrelazados entre ellos. Habían hablado durante todo el rato en el camino, quería pensar que Normani estaba recuperando su buen ánimo esa noche; sonreía más, bromeaba con ella y sus ojos tenían un bonito brillo en ellos; pero no podía evitar reaccionar porque sentía que justamente cuando se quedaba en silencio era cuando más debía hacerle saber que estaba ahí junto a ella.

Cuando levantó el rostro dejando de observarla, se convenció de que no podía quedarse así más tiempo; al margen. Si había una razón por la que Normani estuvo así, debía saberla, estaba lo suficientemente preocupada por ella como para quedarse callada.

— Jamás había estado tan tarde en la plaza, es completamente diferente a estarlo en el día —comentó Normani sentada en la banca, la misma que había compartido con Ally días atrás; parecía tan lejano—. La única vez que estuve de noche, ni siquiera fue aquí, era en la cafetería. Y eso ha sido lo único.

Ally asintió recordando ese día después del festival en el que también la lluvia las había dejado toda la noche juntas. Habían muchas cosas que parecían haber sucedido mucho tiempo atrás, pero no era realmente así. Levantó la vista al cielo y pudo verlo completamente estrellado, ahora sabía que no iban a quedarse atrapadas de nuevo; sonrió un poco divertida.

— Últimamente tampoco he estado aquí muy tarde, me he distanciado un poco del lugar. Cuando era más pequeña los días que mis papás se quedaban hasta tarde haciendo cuentas en la cafetería, Brandon me acompañaba, mientras jugábamos. A veces me traía chocolate —comentó Ally apoyándose en el respaldo de la banca, recordando como era en ese entonces—. Pero nos gustaba porque no había gente y siempre estaba fresco. Era más agradable así.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Normani mientras, en lugar de estar viendo el cielo como lo hacía Ally, se dedicaba únicamente a verla a ella. Detallaba su perfil, que con la luz de los pocos faros que lograban alumbrar el lugar hacían resaltar el tono de su piel, haciendo que se viera tersa y suave; también podía ver aquellas pestañas largas que en más de una ocasión habían conseguido que sus ojos se vieran incluso más hermosos de lo que ya eran y Normani sonreía más cuando veía la comisura de los labios de Ally ligeramente elevados mientras hablaba.

Ella no se daba cuenta; pero mientras hablaba era incluso más atractiva que intentando serlo. Y la escritora era completamente sincera al decir que le gustaba más de lo que había podido imaginar al principio, y había cruzado esa línea que dividía el simple gusto con algo más y la había cruzado en gran magnitud. Y no tenía ningún problema con eso.

Dedicó una última sonrisa y prestó atención a su alrededor. Era un lugar completamente pacífico; la brisa les soplaba levemente en el rostro y moviendo las ramas en las copas de los árboles cercanos, la carencia de fuertes sonidos proporcionaban paz y la poca compañía lograban armonizar todo su alrededor resumiéndolo en un efecto sensorial increíble.

— Tienes razón, se esta mejor así pero después comenzara a hacer frío —comentó riendo Normani.

— Ya comenzó a hacer frio en realidad y creo que estar con estos vestidos y sin ningún abrigo va a pasarnos cuenta pronto —concordó con una sonrisa pero dejó de mirar a su alrededor cuando Normani frotó sus manos en sus brazos y seguidamente la abrazó y no desaprovechó esa oportunidad para corresponder.

— No creo que nos pase cuenta si estamos juntas y en caso de que sí, podremos regresar —comentó Normani apoyando su cabeza sobre el hombro de la otra chica.

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