4.- El secreto de mi esclavo

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  ESCENA FUERTE! ALERTA MENORES LEAN A ESCONDIDAS JIJIJIJI.... Disfruten el capi jeje... 

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  Severus Snape estaba intranquilo, mientras el agua caliente de la ducha le ayudaba a relajar los músculos de la espalda, pensó en el encuentro con Lucius. El aristócrata podía llegar a ser el más pedante y maldito mago sobre la faz de la tierra, pero le había hecho darse cuenta de lo mucho que estimaba a su esclavo. Y no es que Severus considerara a Harry su esclavo. Hacía ya un tiempo que Severus se trataba de convencer a sí mismo, diciéndose que el chico como una mera compañía, pero la verdad era que el joven era mucho más que eso en su corazón. Severus anhelaba el contacto, la cercanía, una simple y deliciosa comida hecha por Harry... Y era allí donde había comenzado todo.

Severus no sabía cómo ni cuándo había pasado, pero ya no podía imaginarse vivir sin el muggle. Sólo bastó que Lucius intentara arrebatárselo para que por fin abriera los ojos. Los sentimientos que se apoderaron de su ser fueron muchos, y muy intensos...miedo, ira, pasión, pero sobre todo deseo de monopolizar al que todos conocían como su esclavo.

Temía tanto marcarlo, simplemente no podía encontrar en su ser el valor para hacerlo, pero los ruegos de Harry, suplicando quedarse a su lado, sin importarle cuánto podría sufrir en el proceso, le hizo entrar en razón. No importa cuán detestable encontrara la idea de marcar a Harry como su propiedad, debía hacerlo o alguien más, como Malfoy, lo habría de hacer, arrebatándole a Harry de su vida para siempre.

Terminó de enjuagarse y tomó una toalla. Había decidido tomar una ducha y al mismo tiempo había mandado a Harry hacer lo mismo. Eso aclararía la mente de ambos al mismo tiempo que les daría una última oportunidad para reflexionar y pensar las cosas con un poco más de claridad. Una vocecilla en su mente le decía a Severus que una vez que estuvieran desnudos y en la cama ya no se detendría, aunque quisiera. Severus gruñó al no poder parar esa clase de pensamientos.

O-o

Harry iba a lavarse a conciencia. Se pondría agua perfumada, cremas para suavizar su piel, enjuague de menta... todo lo que le habían enseñado que habría de resultar agradable a su amo.


Realmente estaba nervioso. Harry sabía que si fuera otra persona, el habría de tratar de hacer las cosas metódicamente tal y como cuando practicara con su entrenador: Su mente enfocada en no vomitar mientras su cuerpo habría de seguir los inmundos pasos esperados de un esclavo, pero con su amo, jamás podría tener esa clase de sentimientos. A esta altura estaba temblando de ansiedad. Que pararía si lo que hacía no era suficientemente bueno ¿Seria botado a la calle, o peor, al mercado otra vez. Entre el miedo, el deseo y la ansiedad, Harry sabía que tenía al menos algo para ofrecer: Su virginidad. A pesar del entrenamiento, jamás había sido tomado. Eso le correspondería a su verdadero amo.

Harry complacería a su amo como debió haberlo hecho desde el principio. El señor Snape era diferente. Por supuesto que tenía su carácter, pero Harry sabía que en el fondo era una buena persona. Desde que llegara a la casa, el amo no lo había lastimado o humillado. Harry era libre de hacer lo que quisiera siempre y cuando no se metiera en problemas, además el señor Snape se preocupaba cuando Harry estaba enfermo o herido.

En verdad Harry quería permanecer al lado de su amo. Cuando el señor Malfoy llegó esa tarde y trató de imponérsele, Harry sintió pánico. Pero por sobre todo sintió que traicionaba a su amo y esa sensación no le gustó. A esta altura en su vida, lo que Harry quería era que su amo fuera feliz. No deseaba secretos entre ellos, al menos no por su parte, así que, quizás lo mejor fuera contarle al Sr. Snape su pequeño secreto...

Un sonido en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Su amo ya estaba listo, Harry debía apresurarse. No podía hacerlo esperar.

Tímidamente se asomó para ver que era el ruido que escuchara fuera del baño y vio un elfo que estaba parado junto a la puerta –El amo Snape me pidió que te guiara. También dijo que no había necesidad que te vistieras, puedes venir con la toalla si te sientes más cómodo –Dijo el elfo dirigiéndose a la salida de su habitación.

Harry enrojeció, y caminó tras el elfo, sin tener idea de donde era que estaban yendo ¿Acaso no quería marcarlo en su cama? Los esclavos muggles normalmente tenían camas de lujo precisamente para ser usada en situaciones como esta, ya sea cuando el amo quisiera desahogarse con ellos. Harry podía no creer que el elfo podía estar guiándolo a la habitación del amo. Esa habitación solo estaba destinada al esposo o esposa, un amante, lo que fuera, pero ciertamente alguien que fuera un mago, no un simple esclavo muggle.

En contra de todo lo que Harry aprendiera en su entrenamiento, el elfo efectivamente lo había dejado en la entrada de la habitación de Severus.

Sus nervios habían aumentado. Harry simplemente no se sentía merecedor de estar en esa cama. Tratando de quebrar un nuevo ataque de timidez, asomó la cabeza y encontró a su amo recostado en la cama. Snape sostenía un libro si bien, al parecer, no estaba realmente interesado en la lectura. Los ojos de Harry recorrieron el pecho desnudo del hombre y fueron bajando hasta toparse con una sábana que cubría a Snape de la cintura para abajo.

–¿Piensas sólo mirar o vendrás aquí? –Snape había sentido la mirada del joven ¿Podía ser deseo lo que vio brillar en esos ojos?

Harry juraría que humo salía de sus orejas. Había sido pillado en plena inspección! Armándose de valor, aferró con su mano la toalla y comenzó a caminar tratando de que no se notara que sus piernas temblaban. Se detuvo frente a su amo esperando instrucciones.

–Retira esa toalla, quiero verte –Ordenó Snape sin ninguna expresión en su cara.

Eso puso más nervioso a Harry. Pero él había sido entrenado, y sabía qué era lo que debía hacer: Apretó con fuerza la tela en sus manos y la liberó. Un ligero sonido rompió el silencio cuando la toalla cayó al suelo. El joven deseaba cubrirse con las manos pero las órdenes fueron que deseaba ser visto. Sólo esperaba que su amo estuviese complacido.

–Si no deseas hacer esto, esta es tu última oportunidad. Una vez que subas a mi cama no me detendré aunque me supliques –Dijo el amo con voz ronca. Snape esperaba que Harry no se negara, porque por Merlín que deseaba más que nunca marcar a su esclavo.

Harry brincó asustado al escuchar la voz del pocionista. No tenía dudas de querer recibir la marca de su amo. No sólo para permanecer en el único lugar en el que recordara ser feliz. También deseaba complacer a su amo. Harry negó frenéticamente con la cabeza –Quiero hacerlo amo –Sus mejillas se encendieron –Pero me parece que primero tengo que confesarle algo, amo –Harry bajó la mirada y su tono de voz.

Por el amor de Merlin, Morgana y los cuatro Fundadores! Lo último que Snape necesitaba en ese instante eran absurdas declaraciones de amor! Suficiente con la culpa de profanar un cuerpo tan delicado. No necesitaba confesiones o confidencias, ni nada por el estilo, al menos no por el momento –Si me complaces como se merece, escuchare lo que tengas que decirme –Dijo Snape como respuesta mientras levantaba la sábana en una clara invitación a que el joven entrara en la cama.

Harry no lo pensó dos veces. Se sentía demasiado expuesto, parado desnudo frente a su señor. Se metió debajo de las sábanas y esperó que su amo haga el primer movimiento.

Unos de los pocos esclavos con los que había conversado le había, comentado que a la mayoría de los magos les gustaba estar arriba, porque así hacían ver quien mandaba. Pero, Harry había oído que también había otros amos que preferían que sus esclavos hicieran todo el trabajo. Por supuesto Harry había sido entrenado para cualquiera de las dos situaciones, también estaban los amos que eran violentos y amarraban a sus esclavos a la cama y les daban latigazos en el trasero. Harry no sabía que pensar, pero se imaginaba que el señor Snape no era de estos últimos, puesto que no veía nada parecido a un arma con que golpearlo.

Harry se quedó muy quieto observando detenidamente el rostro de su amo. Snape sólo lo miró por lo que pareció una eternidad, hasta que lamió sus labios. El joven sintió la necesidad de unir su lengua a la otra y quiso acercarse, pero se detuvo a medio camino asustado por su osadía y se dejó caer en la almohada.

Snape notó la reacción del joven esclavo, elevó una ceja y sonrió con malicia. Al parecer el chico quería participar más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Severus sujetó a Harry de los hombros y lo subió a horcajadas sobre él –Muéstrame lo que sabes hacer –susurró de manera sensual

Al parecer, al inicio el joven no comprendió que era lo que se esperaba de él, ya que se quedó muy quieto, sentado sobre Snape, mirándolo con intensa concentración. Pero cuando su amo puso sus manos detrás de su cabeza, usándolas como almohada, en un gesto que trasmitía un estado de comodidad y, de alguna manera una invitación a que el muchacho hiciera lo que le placiera, Harry reaccionó.

El muchacho empezó deslizando sus manos lentamente por el blanco pecho. La piel era suave y tibia contra sus dedos. Una vez que llegó al ombligo, sus caricias empezaron a subir por el abdomen hasta llegar a los pezones. Con su índice delineó primero uno, después el otro, moviendo en círculos hasta que estos comenzaron a endurecerse. Harry levantó la cabeza para ver si lo que estaba haciendo complacía a su amo, pero no notó ningún cambio en su expresión. Debía esforzarse más! Sabiendo que quizás esto fuera una suerte de examen, pensó que lo mejor sería usar su boca.

Bajó sus manos hasta posarlas en las caderas de Snape y acercó su rostro al abdomen. Subió, deslizando su lengua y dejando un camino húmedo, hasta que llego a su destino, los rosados y endurecidos pezones de Snape. Harry quería succionarlos y jalarlos, ver qué clase de reacción le producirían al pocionista: ¿Un jadeo? ¿Un gemido? Sin dejar que sus pensamientos lo afectaran más, lamió con lujuria el saliente pico rosado, pero no parecía afectar a su amo.

Dispuesto a ocasionar una respuesta por parte de Snape, Harry comenzó a bajar usando suaves besos. Llegó hasta el ombligo y metió su lengua en el pequeño orificio. Snape jadeó y Harry sonrió. Había encontrado el primer punto sensible. Más animado siguió bajando, hasta que una mano lo detuvo. Sin entender Harry miro a su señor.

–No tienes que obligarte a hacer eso –Severus lo acercó para poder besarlo.

No lo admitiría, pero Snape estaba desesperado por un beso. Cuando Harry comenzó a subir con su boca creyó que subiría por su cuello y lo besaría, pero eso no paso, el chico bajo para enterrar su lengua en su ombligo y no que eso no se hubiese sentido de maravilla solo que en ese momento necesitaba esa boca pegada a la suya y la necesitaba ya!

El esclavo se dejo guiar dócilmente. Su amo lo tomó con las dos manos y profundizó el beso. Se sentía demasiado increíble el ser besado, podría derretirse allí mismo con las sensaciones que su amo le transmitía con esos labios. El joven abrió la boca invitando al otro a que profanara y explorara su cavidad oral con su lengua. Harry podía sentir a su amo recorriéndole el paladar, acariciándolo con su lengua. No llevó mucho para que el muchacho estuviera altamente excitado, sobre todo cuando se dio cuenta de que no solo era él. Harry podía sentir la erección de Snape crecer debajo de sus glúteos, el joven Jadeo ante la sensación y comenzó a temblar. El esclavo estaba cada vez más nervioso, el momento que lo marcara se acercaba con cada caricia y cada beso.

Severus notó que su esclavo era un manojo de nervios –¿No fuiste debidamente entrenado? –Soltó la pregunta el pocionista.

Harry bajó la mirada, avergonzado. A su amo no le gustaba lo que estaba haciendo. Tenía que esforzarse aun más.

Snape elevó una ceja –No me mal entiendas, eres delicioso, pero pareces un adolecente virginal ¿Es esa tu técnica? ¿Intentas hacerme creer que soy el primero para excitarme?

Harry miró a los ojos a su amo un poco confundido –¿No lo sabe amo? Todos los esclavos que pusieron a su disposición éramos vírgenes. Nunca nos penetraron. Al parecer, tenemos más valor de esa manera ya que somos pocos los que somos vírgenes. No tengo mucha experiencia pero me esforzaré amo! Por favor, sólo quiero pertenecerle a usted –El joven enrojeció al darse cuenta de su osadía al decir esas palabras.

Snape intentó recordar la velada de venta de esclavos que Voldemort arreglara la noche en la que le obsequió a Harry –Ahora que el muchacho lo mencionaba, era cierto que no era un grupo muy grande de esclavos y todos eran jóvenes. Severus estaba seguro de que el Lord Oscuro debió pedir solo lo mejor, por lo tanto...

Una llama de pasión se encendió en sus entrañas. Severus sería el único para Harry. Con un movimiento rápido, giró al chico y lo colocó debajo de si mismo. Acercó su boca a la oreja del joven –Mentiría si te dijera que no me complace el saber que seré yo quien te dará tu primera experiencia sexual –Susurró sensualmente y mordisqueó la oreja que tenía tan cerca.

Snape deslizó sus labios besando el cuello para luego volver a subir por la mandíbula y apoderarse de esos labios. Severus podía succionarlos, mordisquearlos, lamerlos y besarlos tanto como quería y cada vez sentía que era más delicioso. Su esclavo comenzó a agitarse, jadeando de cuando en cuando. Al parecer estaba tomando un poco mas de valor. Severus podía sentir como Harry le acariciaba el cabello. Y a juzgar por como el joven intentaba obtener el mayor contacto posible entre su cuerpo y el de su amo, era fácil deducir que Harry estaba tan excitado como Severus.

Snape estaba en la gloria. No sabía si tomarlo ya mismo o hacer que el momento durase un poco mas. Obtuvo su respuesta al sentir la pierna del chico rodeándole la cintura, sus erecciones se rozaron espléndidamente provocando el más sensual gemido en su amante. Lo quería ya, deseaba fervientemente hacer suyo el delicado cuerpo de su esclavo.

Pero no podía precipitarse. Sabía que debía preparar bien a su esclavo. Esta era su primera vez y quería que fuese placentero para ambos, quería que el chico se volviese locamente adicto al sexo, deseaba que la experiencia se repitiese esa y todas las noches de su vida.

Puso dos de sus dedos en la boca de Harry –Lámelos –Dijo con voz ronca.

Harry parpadeó sin comprender, pero si su amo se lo pedía obedecería. Abrió la boca y comenzó a ensalivar los dedos, luego cerró su boca sobre ellos chupándolos, pasando su lengua entre ellos. Snape sonrió satisfecho, metió mas sus dedos, entraban y salían una y otra vez, simulando una felación. Pensó que quizás habría debido dejar al muchacho hacérselo con la boca cuando Harry lo ofreció con sus acciones, pero Severus sabía que ya habría otras ocasiones para eso.

Snape sacó los dedos de la boca de su esclavo y se fue directamente a trabajar en su objetivo. Primero debía dilatar el ano de Harry de a poco así que acarició los glúteos y luego frotó su dedo índice en la entrada, antes de introducirlo.

Un grito de sorpresa provino del esclavo al verse profanado –Molestará un poco y después te gustará –Dijo mirándolo con inmenso deseo.

Harry sonrió. Sabía que podía confiar en su amo. Le había molestado sólo un poco cuando el dedo entró. El grito fue más por la sorpresa, esa era una sensación nueva y excitante. No importaba si dolía o no, el se había prometido soportar lo que fuera con tal de quedarse con su amo.

Un segundo dedo se unió haciendo movimientos circulares, Severus lamió uno de los pezones de Harry, mientras continuaba moviendo sus dedos. Y todo se sentía tan bien que Harry comenzó a mover las caderas buscando enterrar más los dedos de su amo. Pero no había de ser, aparentemente, porque Snape sacó los dedos, lo que hizo que Harry resoplara.

Severus sonrió. Esa acción por parte de su amante le hizo darse cuenta de lo acertada de su decisión. Harry ya estaba listo para ser "marcado"

Separó un poco más las piernas del esclavo. Tomó un poco de lubricante, puso una generosa cantidad en su mano y la untó en su miembro. De inmediato se colocó en una posición adecuada, pasó la pierna de Harry por su hombro y deslizó la punta de su pene por los glúteos. El chico jadeó de anticipación.

Severus empezó a penetrarlo y el muchacho gritó mientras se arqueaba del dolor. El grosor del miembro no se comparaba con los dos dedos que estaban allí antes.

Severus espero unos segundos. Estaba tan deliciosamente apretado! Deseaba moverse enseguida, pero no quería lastimar al chico. Se enterró un poco más. Mas le valía al mocoso acostumbrase rápido o no se haría responsable por los daños!

Sintió la mano de Harry en su brazo –Por favor amo –Suplicó el esclavo. Snape notó la vista nublada del menor. Era claro que el muchacho lo deseaba tanto como él.

Severus comenzó a mover sus caderas. Primero lentamente, salía un poco y volvía a enterrarse con fuerza, Harry enterró sus dedos en los hombros de Snape.

Definitivamente, poseería ese cuerpo más de una vez ese día. Desde hoy se declaraba adicto a Harry! La manera en la que el chico gemía y se aferraba a su cuerpo –Amo sólo quiero ser marcado por usted –Gimió al sentir que las embestidas aumentaban.

–Sólo yo puedo tocarte de esta manera –Severus atrapó los labios del joven mientras se enterraba profundamente –Nadie más, sólo yo soy tu dueño –Aseguró el pocionista y volvió a devorar esos labios –¡Mío! –Reclamó entre besos.

Harry sentía que se volvería loco. Todo era tan intenso! Cada vez que su amo lo embestía era la gloria! Y entonces su amo hizo algo que le pareció increíble. Lo reclamó como suyo mientras lo besaba de una manera hambrienta. Harry supo que sólo podía pertenecerle a el. No importa lo que pasara en el futuro, Snape sería por siempre su dueño, el dueño de su corazón.

–No puedo –Gimió Harry al sentir un nuevo embiste –Yo amo –Gritó excitado –De nadie más –Fue todo lo que pudo decir y sintió una fuerte oleada de placer. Su semen se escurrió por su abdomen mientras sentía los espasmos del orgasmo. Y cuando creyó que no podía ser mejor sintió que era llenado. Una sensación de plenitud lo envolvió cuando su amo dejó su semilla en su interior. Lo abrazó fuertemente y trató de normalizar un poco su respiración –Sólo puedo pertenecerle a usted, mi amo –Snape enterró su cabeza en el cuello del muchacho.

Deseaba abrazarse a ese cuerpo y dormir, pero aún no podía, debía terminar lo que había empezado. Convocó su varita y perezosamente se incorporó, aún sin sacar su miembro de Harry. Se tomó un segundo para admirar la vista y luego apuntó su varita a su amante –Yo, Severus Snape, reclamo a este joven como mi esclavo.

Una luz emanó del pecho del joven. Cuando el destello se desvaneció, el escudo de los Snape había sido tatuado en su lugar. Snape sacó su miembro del joven. Se recostó, jaló el cuerpo del muchacho contra sí con la intención de irse a dormir. Pero su joven esclavo no tenía los mismos planes.

–Amo ¿Puedo contarle ahora? –Preguntó Harry.

Snape gruñó –Mejor descansa. El día de hoy va a ser largo. Mi idea es que no salgas de mi cama hasta mañana. Claro que mañana renegociaremos! –Fue su respuesta

Harry se sonrojó. Su amo quería repetir aquello y eso lo hacía muy feliz. Pero necesitaba contarle su pequeño secreto –Es importante amo, no quiero guardarle secretos –Dijo sinceramente.

Severus bufó –Esta bien, habla –No mostró interés, aunque estaba deseoso por saber todo lo que fuera de su Harry.

–Es más fácil si se lo muestro –dijo el joven y se sentó en la cama.

El pocionista observó al joven.

Sus ojos se abrieron como platos al saber el pequeño secreto de su esclavo. Se levantó como resorte y tomó con sus manos el rostro del joven. Por Morgana! de nuevo estaba alucinando!

–Alguien me dijo que era peligroso que mostrara el color de mis ojos, por eso los oculté con unas lentillas. Siempre tuve acceso a ellas porque soy más ciego que un topo.

Severus no estaba alucinando. Este muchacho era Potter! En verdad! No sabía cómo y no le importaba, solo sabía que el chico estaba allí sano y salvo. Lo apretó fuertemente en sus brazos. Nunca en su vida había deseado un esclavo. Se había molestado con Lucius y el Señor Oscuro por haberle hecho adquirir uno y ahora agradecía enormemente el haber sido obligado.

Harry Potter estaba con vida. Y lo más increíble era suyo, sólo suyo. El Potter de la profecía había muerto aquel día y ahora sólo estaba Harry, su esclavo. Lo besó con emoción. El se encargaría de cumplir con su promesa esta vez: lo protegería y lo haría inmensamente feliz.

FIN  

Notas:Hello!! Creo que el final a quedado estupendo! Gracias a mi beta!! Suzuki1969 valió la espera!
Solo falta el epilogo, solo puedo adelantarles que en el epilogo escribiré como es que Harry llego a su situación de esclavo y esas cosas, así que si les quedan dudas pueden preguntar y tratare de responder.
Gracias por leer!!

Mi esclavo se llama HarryWhere stories live. Discover now