Los cuatro primordiales

115 11 8
                                    

Ær y Karsh vivieron los primeros años de matrimonio felices. No hacían sino contemplar los mundos, conversar con las criaturas que allí habitaban, intercambiar palabras y hacer el amor. Por esto último, Karsh pronto quedó embarazada, y cuando el padre se regocijaba en su felicidad, su leal compañero, el caballo, le susurró:

«Tus hijos te destronarán.»

Preocupado, Ær bajó hasta el confín más bajo del universo y le preguntó a las Tejedoras si aquello era cierto. Ellas solo le respondieron «Tus hijos te destronarán». Ær le preguntó entonces al Leuchtendast y este dijo «Tus hijos te destronarán».

Aterrado, regresó al lado de su esposa, que para entonces ya había dado a luz a una niña, a la que llamó Gæb. Por la noche, Ær la dejó en las ramas más superiores y le dijo a su esposa que la niña había muerto y había sido enterrada.

El siguiente fue un niño, Neir, el cual acompañaba a su madre con sus llantos. Una noche, Ær lo dejó junto a su hermana, y le dijo a Karsh que se había ahogado en sus lágrimas y lo había depositado en una barca.

Siguió una niña, Shuu, de apariencia casi etérea. Cuando Ær la dejó en las ramas más luminosas a la espera de que corriera la misma suerte que sus hermanos, le contó a Karsh que su espíritu se había elevado con el viento.

Otro varón llegó, el cual fue llamado Prog. Se decía que el dolor de su madre se confundió con su aspecto físico, pareciendo casi un monstruo. Ær inventó que había sido cremado al morir de noche.

Las últimas fueron unas mellizas, que no llegaron a recibir nombre. Fueron los sonidos infantiles que hacían los que alertaron a Karsh, que contempló horrorizada las acciones de su marido.

Por desgracia, Karsh no podía subir hasta las ramas más superiores a buscar a sus hijos, pero sí pudo cambiar sus hilos, otorgándoles poderes. Así, Gaeb controlaba el elemento de la tierra y lo que en él crecía, Neir controlaba el agua y sus habitantes, Shuu controlaba el viento y recibía a los espíritus en su cielo y Prog se hizo uno con el fuego con el que construyó los primeros objetos divinos: Una rosa, un collar, unos anillos y unas gafas.

Con estos objetos, los cuatro primordiales derrotaron a su padre, cuyo cuerpo se desintegró y su esencia se encerró en un reloj de arena. Karsh, orgullosa de sus hijos, pero entristecida por el destino de Ær, enecerró su propia esencia dentro de una caja a la espera de ser liberada. De este modo, Gæb, Neir, Shuu y Prog gobernaron en el palacio de Erundele por mucho, mucho tiempo.

Sobre la mitología dumitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora