Y en último suspiro de aquel corazón heroico que en su propia sangre se revolvía, cual ave fénix les prometía, que un día de tantos resurgiría de sus hazañas, de sus cenizas y de la muerte.
Y tales palabras como epitafios sobre la tumba, quedaron grabadas en sus memorias para siempre, invisibles, imborrables, indelebles.
Sin darse cuenta que aquel recuerdo que imborrable permanecía los años habían logrado la imagen del mismo fénix que renacía... en ellos.
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Poemario
PoetryCada quien su musa Cada quien su don Lo importante en la vida Es vivir con pasión