²THE ASSASSIN

𝟬𝟭𝟭 epilogue

CAPÍTULO ONCE:
EPÍLOGO.

                    Liam Dunbar no pudo evitar que los ojos se le cristalizaran cuando observó cómo Blair Weber ganaba el concurso. Él había observaba a la chica desde su peor momento, cuando había sufrido una severa herida en la pierna, hasta cuando superó todos sus problemas y volvió a practicar artes marciales.

      Sin embargo, para Blair no fue suficiente tener un título en las artes marciales, sino que también quiso aprender el arte de la esgrima. No le tomó tiempo a la chica en convertirse una de las mejores en su clase para, luego, proceder a competir en concursos profesionales.

      Una vez que la chica bajó del podio, se acercó corriendo a Liam y lo abrazó con fuerza. El chico se encontraba tan orgulloso de la chica, observando cómo su sonrisa y ojos demostraban la felicidad que albergaba en su cuerpo.

      —Eres increíble, amor—, habló el castaño, mirando a la chica con una gran sonrisa.

      Blair sonrió cuando entrelazó sus manos con el hombre lobo, comenzando a caminar hacia el estacionamiento —. ¿Crees que pueda enseñarle a Stiles?

      Liam hizo una mueca —. No creo que darle una espada a Stiles sea tu mejor idea, cariño.

      —Voy a hacer como con los niños y darle las de juguete al principio—, rió la de ojos café antes de hacer un puchero —. No creo que sea una mala idea. Quiero decir, estoy segura que debe estar cansado de que siempre le digan que se mantenga cerca de ustedes como hacían conmigo al principio.

      —Aun aunque sepas esgrima, siempre mantendré un ojo y un oído sobre ti—, contestó Liam, besando su frente.

      —Y eso hará que tenga que salvarte el trasero de  los cazadores—, señaló Blair, abriendo la puerta hacia el estacionamiento para encontrar con Rayna y Scott. La chica chilló antes de salir corriendo y abrazar a su mejor amigo antes de abrazar a la chica —. ¿Qué hacen aquí?

      —Queríamos felicitarte por tu victoria—, contestó Scott antes de saludar a Liam.

      —Ni siquiera sabían que iba a ganar—, señaló lo obvio Blair.

      — ¿Realmente crees que Scott o yo dudábamos eso?—, exclamó Rayna.

      —Ya que están aquí, ¡se me acaba de ocurrir una asombrosa idea!—, aclamó la ojiazul.

      —Te escuchamos y––.

      Rayna miró a su esposo, haciendo que parara de hablar antes de que ella continuara —. Yo creo que lo mejor sería que le preguntaras a Stiles y listo. Si él quiere, no podemos detenerlos.

      Blair sonrió hacia su novio —. ¿Ves? Ellos no creen que es una mala idea.

      —Sólo porque no lo dijeron, no significa que no lo crean—, replicó Liam y Blair lo empujó suavemente.

      —Mejor vete antes que patee tu trasero, lobito. Ray y yo vamos a ir de compras—, anunció la chica con una sonrisa antes de irse con la morena.

      Liam suspiró y se acercó a Scott, quien rió ante la expresión del castaño —. ¿Cuándo darás el siguiente paso?

      —Tengo el anillo—, admitió Liam, pasando una mano por su cabello y desordenándolo —. Sólo que.., no sé cómo pedírselo. ¿Tú que hiciste?

      —Bueno, conoces a Ray. La llevé a cenar a un lugar elegante y coloque el anillo en su copa, como en las películas—, relató Scott y Liam se tensó, pensando que probablemente su plan no saldría a la perfección como con el alfa —. Pero Blair es diferente. Creo que deberías ir a lo simple, ¿qué suelen hacer juntos?

      —Bueno—, balbuceó Liam, pensando un momento —. Blair ama cuando pedimos pizza y miramos películas malas de hombres lobos. Le encanta burlarse—, contó, sonriendo inconscientemente.

      —Entonces haz eso.

      — ¿Qué?

      Scott se encogió de hombros —. Encuentra una mala película de hombres lobos, pide una pizza y agrega la propuesta a tus planes—, simplificó y, cuando notó el rostro de Liam, rió —. Entiendo que estés nervioso, yo también lo estuve. Pero créeme, es genial.

      Liam desvió su mirada hacia las dos chicas que se encontraban al otro lado del estacionamiento. Rayna ya estaba sobre el vehículo y observaba a ambos con una sonrisa, ya que escuchó toda la conversación, mientras que Blair le enviaba un beso a ambos antes de girarse y subir al auto.

      —Eso puedo creértelo, Scott.