9.- Primer Encuentro

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Era un agradable día de primavera en la aldea de Sooga.

Tobi caminaba por el bosque buscando a su padre. Su mama le habia dicho que no debía de molestarlo, que porque estaba ocupado ejecutando su venganza, otra vez. Cosa que hacia seguido. Pero Tobi quería ayudarlo, y es por eso que aprovechando la distracción de ella salió a hurtadillas de casa decidido a encontrar a su padre.

Justo iba bajando una colina para entrar a la pradera, cuando en pleno andar se tropezó con una piedra que se "atravesó" en su camino, mandándolo de cara al suelo.

― Mmm ― gimió el niño enderezándose con algunas lágrimas en sus ojos, pues el golpe le habia dolido. A pesar de eso, fulmino con la mirada a la causante de su caída ― ¡Piedra tonta! ¡Me vengare de ti! ― amenazo mirándola con coraje, para después tomarla y aventarla tan lejos como su fuerza le permitió, como escarmiento por haberlo echo tropezar.

Una risita cantarina se escuchó a sus espaldas.

Sorprendido, Tobi giro su cabeza hacia atrás para encarar a quien habia emitido aquel sonido con toda la intención de querer hacerle pagar al que habia osado reírse de su persona. Su mirada choco con un par de grandes ojos oscuros, que lo veían alarmados al haber sido descubiertos.

Entonces Tobi se dio cuenta de que no era un él, sino un ella.

Una niña de dos coletas que lo miraba sonrojada y algo asustada por no haber sido lo suficientemente sigilosa. Se llevó rápidamente una de sus manitas a su boca, reprendiéndose interiormente a si misma por ese desliz.

Tobi parpadeo confundido. No era muy común para el encontrarse ni convivir con otros niños, menos con una niña. Y ella era... bonita. Al menos sentía que esa palabra como que encajaba con ella. Pero al recordar que se habia reído desvergonzadamente de él hace unos momentos, frunció el ceño ― ¿De qué te reías? ― reclamo.

No queriendo ser grosera ni que el niño se molestara con ella, la niña le regalo una sonrisa apenada con un lindo sonrojo cubriendo sus mejillas, disculpándose silenciosamente. Pero Tobi no entendió el gesto ― Oye, te hice una pregunta. ¿Por qué me sonríes? ¿No puedes hablar? ¿El gato te comió la lengua o qué? ― pregunto de forma algo tosca.

Ante semejante pregunta la chiquilla volvió a soltar una risita. ¡Qué niño tan chistoso! ¿Cómo se le ocurría que Mío le comería la lengua? ¡Los gatos no comen eso!

― ¿Acaso dije algo gracioso? ― cuestiono el niño mirándola con una ceja levantada. Tal vez esa niña estaba loca, y por eso en lugar de hablar se reía de todo. En lugar de contestarle ella continúo riéndose, hasta que poco a poco ceso por completo. Ese niño le caía bien, ¡era muy divertido!

Tímidamente se acercó a él y se sentó a su lado. Instintivamente Tobi se alejó un poco, no estando acostumbrado a estar tan cerca de una niña jamás. Sintió como su corazón comenzó a latir muy fuerte y más rápido, como cuando estaba asustado o nervioso ― ¿Q-que quieres? ― pregunto desconfiado por las reacciones tan extrañas que ella le provocaba.

La niña le sonrió, y tras inclinar su cabeza un poco hacia el frente en una especia de leve reverencia, contesto con voz quedita pero clara ― Kim.

― ¡Vaya, si hablas! ― exclamo Tobi sorprendido, olvidándose de su inseguridad y sintiéndose de algún modo emocionado por escucharla decir algo ― ¿Kim?

Ella asintió todavía con su sonrisa, y después se señaló a sí misma ― Kim ―reafirmo.

― Ohhh, ¡ya, ya entendí! ― contesto Tobi, comprendiendo todo ― Yo soy Tobi ― se presentó. Los ojos de Kim brillaron al escuchar el nombre del niño. ¡Era un nombre muy lindo! Después su mirada se desvió a la rodilla de él, y ahogo un pequeño gritito de sorpresa ― ¿Qué? ¿Qué pasa? ― ella señalo preocupada el raspón que tenía ― Ahhh eso. No es nada. No me dolió ―mintió orgulloso.

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