PRÓLOGO

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Somos pequeños y como niños nos gusta jugar, es raro el niño que no guste de los juegos

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Somos pequeños y como niños nos gusta jugar, es raro el niño que no guste de los juegos.
Somos tan pequeños e inexpertos en un mundo donde abunda la maldad y escasea la bondad. Todo para nosotros es diversión, risas y alegría, somos limpios de conciencia, de inocencia y de maldad. No conocemos lo que está mal hasta que alguien nos lo enseña pero ¿Qué pasaría si no tienes a nadie quien te advierta de los peligros que corres fuera de casa? O peor aún, dentro de ella, donde puede estar sentado a tu lado viendo la televisión o cenando en el mismo comedor.

Hay personas que suelen aprovecharse de nuestra inocencia, de que como niños desconocemos actos que son repugnantes y así disfrazan su persona con los personajes más estúpidos que uno se pueda imaginar, se acercan a nosotros y nos lastiman. Mienten con juegos tontos para que alguna manera entres a su asqueroso juego, que claro, en el momento y de la forma en la que te lo dibujan suena hasta atractivo.

Todo es diversión hasta darnos cuenta lo que realmente está pasando y no queremos jugar más, pero para entonces el verdadero daño que nos han hecho es demasiado, que no podemos ni con nosotros mismos. Nos encontramos heridos fisica y mentalmente.
Abrimos los ojos y con enorme dolor en el corazón nos damos cuenta que nada puede ser igual de nuevo; por que no puedes salir de eso, te pierdes en ti, te vuelves vulnerable a la manipulación, pierdes el control de todo y te joden la vida para siempre.

Es así como entré a un juego del que no puedo salir.

«Jugaremos en el bosque, mientras el lobo no está, porque si el lobo aparece a todos nos comerá...»

— ¿Lobo estás ahí? — Susurré con los ojos irritados llenos de lágrimas y las mejillas empapadas.

La mandíbula me temblaba al igual que las manos y las piernas. Mis brazos delgados tenian moretones por todos lados, mis piernas conservaban aún la forma de sus grotescos dedos.

Empezamos jugando, juro que estábamos jugando.

De pronto, la puerta se abrió y él me miró, me estaba devorando con los ojos, miraba mi cuerpo con deseo de comerlo, podía sentirlo. Mi piel se erizaba cada que su mirada se movía recorriendo cada centímetro de mi pequeño cuerpo.
Nuevamente íbamos a jugar, algo que para mí, era un juego del demonio.

Siempre era yo quién salía lastimada.

Mamá piensa que yo no sé, que ella ya lo sabe.

Quiero salir de esto, no puedo más. Aunque intente buscar salida no encuentro ninguna. Soy pequeña y estoy sola, no puedo dañarlo, él parece ser inmune, pareciera que lo sabe todo y me iría muy mal si se enterara de mis pensamientos.

Jugaremos en el bosque, mientras el lobo no está, porque si el lobo aparece a todos nos comerá...— Él comenzó a canturrear esa horrenda canción.

Me miró esperando a que continuará la letra.

Tuve que hacerlo.

— ¿Lobo estás ahí? — Mi voz se quebró a mitad de la pregunta.

Iba a lastimarme.

—Sí. — Respondió y se acercó a mí.

Y era ahí donde comenzaba el juego.




Y era ahí donde comenzaba el juego

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Historia Registrada. 

Los comentarios de cada párrafo se movieron de lugar debido a la corrección de textos.
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Mientras el Lobo No Está© [L1]Where stories live. Discover now