Capítulo 7

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- ¡Buenos días! ¿Cómo están?-saludé jovialmente los paseos nocturnos con Ed siempre me regalaban un excelente humor matutino-
- ¡Buenas!- corearon Bren y Mile, que me esperaban en la biblioteca, listas para ensayar las escenas dramáticas de la tira.
   Eran las ocho treinta de la mañana y hacía más de una hora que había escuchado a Mile salir de la habitación a desayunar. Me había quedado remoloneando en la cama y rememorando con los ojos cerrados mi paseo. Habíamos hablado del futuro, de lo que cada uno pretendía para su vida. Trataba de reproducir una y mil veces tras mis parpados el exacto momento en que él había dicho que solo quería ser feliz junto a la persona amada. Cada vez que recordaba su gesto, su voz al pronunciar cada palabra el corazón me iba inevitablemente más rápido, como una locomotora, o como un auto en un rally desbocado.
- ¡Ya que no está Lara, aprovechá y contános como fue tu paseo de anoche con Ed -exclamó Bren-
- Si… queremos saber.-susurró Mile.
- Más que bien.-no pude evitar que una sonrisa me ocupara la cara de oreja a oreja.
- ¡Hay que romántico!.-exclamó Mile pestañeando-
- Se están enamorando- canturreó Bren con una cálida sonrisa.
- ¿Ya hubo beso?- quiso saber Mile- digo porque eso es fundamental.
- No, todavía no.- tomé mi guion mientras les hacía ademán de comenzar. Ya sabía lo que se venía y no quería oírlo.
- Pero hace ya más de un mes que se están viendo. ¿O no?-siguió Bren-
- Si ya se pero todavía no se dio. Quizás pretende una amistad.
   Ambas hicieron un mohín con la cara, y no pude no reírme.
- Bueno ya se va a dar. Mágicamente como en los cuentos de hadas- agregó Mile excediendo el romanticismo.
- Pero tengo miedo…-confesé. Había pensado en hablarlo con ellas pero sabía que me iban a regañar. Aun así ya no soportaba el no compartirlo con nadie -
- ¿De qué? No empieces.-Bren hizo un ademán con la mano de que no siguiera por ese camino.- Anímate de una vez. No te va a ir mal. Se nota que te quiere.- se sentó junto a mí y me frotó la espalda conciliadoramente- ya pasaste por esto con Stef.. ya basta.
- No, no es eso. Anoche mientras estábamos en el parque con Ed creí ver que alguien nos espiaba, atrás de las cortinas del comedor.- las miré y sus expresiones mutaron, abrieron los ojos enormemente- por un momento tuve la esperanza de que fuera alguna de ustedes.
- Ojala hubiese sido yo, pero no. Ni siquiera te escuche salir. Capaz te pareció, una ventana mal cerrada que entra el aire, por aire se movió sola la cortina. Tené en cuenta que siendo como son acá, si alguien los hubiera visto ya lo sabría todo el mundo.-comentó Mile, aunque sabía a qué pensamiento estaba llegando, no se animó a decírmelo –
- ¿Qué tal si fue…?-Bren no termino la frase, ya todas habíamos entendido.
- Yo creo que se hubiese enterado toda la casa en ese mismísimo instante-comento Mile- la conocemos. Recuerden el escándalo por lo del diario de Bren.
- Ojala haya visto mal.- dije.
   Plac, plac, plac. Un seco aplauso.  Las tres alzamos la vista hacia la puerta y solo pude quedarme helada, al menos por un instante desee volver la historia hacia atrás. Lara entraba a paso firme y con un horrible gesto de odio en el rostro. Se acercó a nosotras y dejo de aplaudir. Había escuchado nuestra charla. Yo sabía lo que venía, desde el primer día había sabido que esto no tenía forma de acabar bien.
- ¡Qué bien traidora!.- su voz fingía ser irónica, pero sonaba astillada, rota. Me sentí fatal y sentí que un tajo se abría y ensanchaba en algún lado de mi pecho- La pasas genial mientras yo me esfuerzo por llamar su atención y después decís que sos mi amiga. Y ustedes dos lo mismo, estaban cubriéndola. Son un trío de traidoras.-gritó Lara-
- Lara…-empecé, pero la voz no se animaba a escapar de mis cuerdas vocales-
- ¡Cállate me das asco! ¿Cómo pudiste hacer esto? Sabías que estoy enamorada de él, desde el primer día. Te hacías la desentendida en mi cara ¿Por qué no me lo dijiste?- unas lágrimas asomaron en sus ojos- Y ustedes… -Se volvió hacia las chicas y dio un paso adelante- de Brenda me lo podía esperar seguro… pero de vos Mile.-Clavo los ojos en los de ella y se terminó de desmoronar-
- Ellas no tienen la culpa- me puse delante de las chicas-
- Claro, ahora sos la salvadora- me propinó una sonora cachetada que me giro el rostro de lado. Pero ninguna cachetada se podía comparar al dolor que sentía por dentro, aunque claro ella tuviese razón. Eso me dolía, que ella tenía razón. Le había hecho daño. Y quizás también, se lo había hecho a Stefan, en los ojos de Lara había descubierto la misma decepción que viera en los ojos de él.
- No quiero verlas más. Traidoras.-rugió mientras salía corriendo de la biblioteca-
- No Lara…- alcance a decir-
   Pero no me escuchó, dio un portazo que ahogó mi llamado y desapareció en el jardín.
  Me deje caer en el sillón. Siempre había sabido que iba a terminar de mala manera. No vislumbraba en ese instante ningún posible arreglo. Lara había sido mi mejor amiga en la infancia desde que recordaba, siempre juntas. Inclusive en nuestro ascenso a la fama, donde conocimos a Mile y a Bren. Me sentía un fraude. Ella nunca me hubiera hecho algo así. Había cambiado una amistad de toda la vida por él, y no lo había siquiera intentado evitar. Había dejado las cosas libradas a la suerte del azar.  Se me abrió más aun la brecha del pecho, se dividió en dos cosas separadas y que por ser hermosas ahora me dolían: el cariño hacia ella y el amor hacia Edward.
   Sin dudarlo corrí atrás de ella, aunque las chicas me pidieron que no lo hiciera. Al final del jardín la encontré sentada en un banco de madera blanco. Me senté a su lado, esperando me arrojase con algo o que me empujara. Pero no lo hizo nada, ni siquiera había una expresión en su cara, estaba en blanco, como ausente. Como si la presencia o la esencia que la convertía en Lara se hubiese esfumado como por arte de magia. Era un cuerpo abandonado, que aun respiraba.  No supe que decir, tampoco podía decir nada, estaba muda, por más esfuerzo que hiciera por hablar nada, ni un quejido brotaba desde ningún rincón de mi garganta. Asique esperé a que ella arremetiera contra mí. Sentía que la cara me hervía de vergüenza.
-¿Por qué lo hiciste?- me interrogó cortante minutos después, tenía los ojos rojos e hinchados. Ni siquiera parecía su voz.
- Es inevitable Lara, no sé cómo explicarlo. Nunca te hubiera hecho algo así, de verdad. Pero no puedo… evitarlo. Es algo que nunca me había pasado. Te juro que…
- No jures…Me traicionaste…
- No, no, digas eso. Siempre fuimos amigas. Yo me equivoque pero voy a arreglar esto.
- No deja. Ya fue. Seguí con tu vida. Hasta acá nuestra amistad. De la desilusión no se vuelve- se levantó de un golpe- Él nunca se fijó en mí y yo lo sé. Pero al menos podrías haber tenido la delicadeza de hacérmelo saber. Quería escucharlo de vos, lo hubiese entendido.
- No paso nunca nada. Charlamos nada más. Somos amigos. Estas malinterpretando las cosas.
- Y me seguís mintiendo- gritó- en mi cara- arremetió contra mí y me empujó- ¿Te pensás que no se te nota que estas muerta por él? Idiota.
- Lara para, no tiene que ser así esto. Hablemos como gente civilizada.
- A vos te falta civilización y varios códigos-espetó como un animal herido.
- Perdóname-suplique-
- ¿Querés que te perdone así te quedas con la conciencia tranquila? Eso descontado.
- Lara, es un gran error.
- Hacen linda pareja.- me miro con pena, se volteó y se marchó.
   Varios guardias nos miraban desde los rincones del patio. La cosa estaba jodida.
   No sé el tiempo que estuve allí sentada. No podía dejar de llorar. Tenía un nudo en la garganta que me dolía cada vez más. Las imágenes de nuestra discusión me llegaban distorsionadas, ensanchadas, tronaban en mis oídos, se mezclaban con los recuerdos de nuestra infancia, de nuestro tiempo juntas. Todo formaba una masa enorme de ruidos y miedos, de dolor que giraba cada vez más y más rápido empujada por una fuerza incontrolable. Me sentía de lo peor y mi mente no me ayudaba a pensar un poco más tranquila.
- Amiga… no hiciste nada malo. Deja de llorar. Solo pasearon. Nunca paso nada más. Aparte el a Lara no le da bola. Ella se hizo toda la película. –dijo Bren haciéndome sobresaltar.- te dejamos sola un rato porque no quisimos molestarte.
- Mírate- secundo Mile- estas hecha un trapo. A Lara se le va a pasar. Tiene que entender que lo de ustedes es amor. Y no puro capricho.
- ¡Hay chicas es mi amiga!-Exclamé- Es nuestra amiga. Ella lo quiere. Tendría que habérselo dicho, o al menos dárselo a entender.
- ¿Qué vas a hacer? Lo tuyo con Ed es amor de verdad. Se te nota. No lo arruines. Si Lara es tu amiga va a entender. Yo voy a tratar de hablar con ella- dijo Mile abrazándome-.
- Pero pónganse un poco en su lugar. Soy lo peor del mundo. Nunca pensé en ella. En sus sentimientos. En el daño que le iba a hacer. Solo pensé en mí. Soy una egoísta.
- Bueno ya está. Tampoco para tanto-Bren me tomó por los hombros y me zamarreó- Todo se va a arreglar. Te vamos a ayudar, como hasta ahora. Basta por hoy- finalizó Bren-
  Entramos otra vez en la casa. Eran las diez y media de la mañana. Nos quedaba un largo día de grabación y no podía estar así. Tenía la cara hinchada como una salchicha. Además no quería que todo el equipo se enterara si acaso no lo sabían ya. Lara no había sido la que nos viera detrás de la cortina, sino hubiese montado una escena en mitad de la noche, pero quizás si alguien más. Se sabría en las próximas horas. Por otro lado las chicas tenían razón, si alguien nos hubiese visto tampoco tendría demasiado para decir, solo habíamos paseado. Quizás ni Lara se hubiese alterado por ello, aunque era improbable. De todos modos, me había salido el tiro por la culata al esconder la verdad, asique si se sabía o no ya me daba igual.
   A Mysha le llevo un largo rato maquillarme y hacer desaparecer la huella de un llanto, pero al fin lo logró, y agradecí que a pesar de que miraba con intriga no preguntase nada en lo absoluto. Solo hablamos de lo concerniente a la película y a las cosas que vendrían después de ella. Finalizado el vestuario comenzamos a grabar, me tocaba otra vez en la jungla, cerca de la casa.
  Inevitablemente me cruce varias veces en el día con Lara. Cada vez que la veía me daba una punzada el estómago. Estaba muy pálida y todavía tenía los ojos rojos. Me evitó magistralmente, para mi suerte y la de las chicas no se lo comentó a nadie. Nadie pareció darse cuenta de nuestro distanciamiento tampoco. A mis ojos estaban lo suficientemente ocupados cada uno en lo suyo. Además era improbable que escucharan nuestra pelea de la mañana porque los productores habían salido con Charlie muy temprano en dirección al pueblo. Habían quedado los maquilladores y vestuaristas, y ninguno me había cargado o comentado nada en lo absoluto. Si sabían, estaban actuando con total discreción, y eso era bueno.   La culpa que sentía iba en aumento. Y varias veces tuve que hacer un gran esfuerzo para no llorar delante de todos o en mitad de una escena. Arguí varias veces que se me metían bichitos en los ojos, y como la jungla apesta a bichitos de todos los colores nadie pareció sospechar nada.
  Edward regresó cerca de las cuatro de la tarde con el resto del equipo, sentí varias veces como me miraba pensativo. Estuvo vigilándome toda la tarde. Por mi parte, trate de esquivarlo lo más posible. Y ni bien terminamos de grabar me encerré en mi habitación en compañía de Bren.
- Cálmate.- me ordenó Bren- Tenés una cara. Déjala que piense y se le pase la bronca y va a entender.
- ¿Qué es lo que va a entender Bren? Que la traicionamos. Y tiene razón. Se lo tendría que haber dicho. Fue lo más bajo que hice en mi vida. Siempre supe que esto iba a terminar muy mal. Pero ya tome una decisión.
- ¿Cuál? No hagas bobadas.
- Con Ed solo seremos amigos. Nunca va a pasar nada. No puedo hacerle esto a Lara.
- Pero si vos estas re enamorada. ¿O lo vas a negar?. Se te nota y a él también. Hoy lo observe mientras grababas. Estuvo pendiente de vos todo el tiempo. Te mira con devoción. Sigue cada uno de tus movimientos- Bren estaba sorprendida, y yo también. No sabía que había tomado esa decisión hasta que la puse en palabras- Déjate de embromar.
  Eso me hizo estremecer. Toda mi columna vertebral se zarandeó movida por electricidad, por la electricidad de los ojos de Ed.
-Bren,-suspiré- Lara es mi amiga desde que tengo memoria. No puedo hacer esto. La decisión está tomada.
Mile interrumpió mi diálogo al entrar dando un portazo, y con una visible cara de decepción.
- ¿Paso algo?- inquirí-
- No entra en razones. Me gritó y me empujo fuera de la habitación.
- Déjenla que piense y se tranquilice sola. –pidió Bren.
- Si,- Afirmó Mile- va a ser lo mejor- se sentó pesadamente en mi cama.- ¿Y vos? ¿Cómo lo llevas?
- Mal- se adelantó Bren- piensa en dejar de lado a Ed.
- ¿Qué? ¡Estás loca!
- Chicas hace un mes que nos conocemos. Tampoco para tanto. Hay onda. Nada más.
- No mientas yo sé que lo de ustedes fue amor a primera vista- dijo Mile, dándole su toque romántico a la situación, como siempre lo hacía. Aunque este no fuera el momento.
   Pensar en las palabras que acaba de decir me dolía y en cierto punto sonaba absurdo, ya que estaba “dejando” algo que todavía nunca había sido mío. No como ocurría normalmente con la gente que se quiere.
- Pensá muy bien lo que vas a hacer- dijo Bren, finalizando aquella charla. Ambas se retiraron y me dejaron sola.

  Esa noche después de la cena, Mile y yo partimos a nuestra habitación. Obviamente no pude pegar un ojo, mis intentos por conciliar el bendito sueño fueron absolutamente en vano. A minutos de la media noche me vestí con sigilo y salí de la habitación, con rumbo conocido. No podía seguir así, tenía que verlo y hablarle. Porque obviamente, no había pensado en que le iba a decir, porque nada de lo que fuera a decirle me hacía feliz, sino todo lo contrario, lo arruinaría todo.  Como todas las noches atravesé la casa en silencio y salí a la noche. Me senté en el porche, a esperar. Me temblaban levemente las manos, y un escalofrío recorrió como una punzada mi columna. Solo pensaba en no lastimar a Ed.
- Buenas noches princesa de la oscuridad- saludo con su esplendorosa sonrisa Edward, a los pocos minutos-
- Hola Ed- salude tratando de parecer contenta. En realidad estaba contenta de verlo, y por un instante la idea de plantearle lo que quería me pareció absurdo.
- ¿Qué te pasa? -dijo sentándose a mi lado- te vi mal toda la tarde. ¿Paso algo?- fue directo al grano. Eso quizás facilitaba un poco las cosas. 
- De hecho si Ed.-tomé todo el aire que pude- Nunca hablamos de esto pero no es necesario que te diga que Lara siempre estuvo muy enganchada con vos, ¿No?-lo miré de reojo y una levísima arruga cruzo su frente- de acá viene el problema.
- ¿Cuál problema? No entiendo.- se puso nervioso, y yo comencé a sentir nauseas. Como si una mano invisible me apretara el estómago- Nunca le di falsas esperanzas. Sabes lo que siento por vos aunque nunca tuve oportunidad de decirlo.- dijo.
El corazón me dio un vuelco y un calor que pareció abrasarme las entrañas se desparramó sin control por cada rincón de mi tembloroso cuerpo. 
- Lara nunca supo de nuestros encuentros nocturnos. Solo Bren y Mile lo sabían hasta hoy a la mañana, cuando Lara escuchó nuestra charla atrás de la puerta. Se enojó muchísimo y me dijo que soy una traidora.-solté todo de un envión, como si escupiera una palabra atrás de la otra- Lo peor es que tiene razón en lo que dijo. En todo lo que dijo.
- Pero…
- Es mi amiga Ed. No puedo hacerle esto.
  Diciendo esto me levante de un salto y me volví hacia la puerta de entrada. Era una cobarde y estaba escapando dejando a Ed ahí con las estupideces que había dicho para que el las soporte solo. No aguantaba dejarlo así.  Quería volverme y abrazarlo, besarlo, desandar el paso que había hecho.  Las lágrimas abarrotaron mis ojos en un segundo, y no quería que él las viera.
  Pero no di ni dos pasos. Edward se incorporó más rápido que yo. Como si hubiera leído mis pensamientos y actuara en consecuencia. Se paró delante de mí bloqueándome la pasada. Ni siquiera tuve tiempo de protestar, tampoco lo intente demasiado. Tomo fuertemente mi rostro y lo llevo hacia el suyo. Pegó sus labios estaban contra los míos, con fuerza pero suavemente. Parecían amoldarse perfectamente, como si nuestros labios hubieran sido tallados con el mismo molde. Su sabor dulce se me grabó en la mente y parecía que eso era todo lo existente. Todo el mundo a mi alrededor se había esfumado, solo existíamos nosotros dos.  Fue el beso más tierno y dulce de mi vida. No sé cuánto tiempo duro, pero no lo suficiente.
  Cuando lo volví a mirar no supe que decir. Quizás no había nada que decir. Fue Ed quien comenzó a hablar.
- Si quieres dejarme, lo voy a aceptar. Voy a darte tu espacio. Aunque no te puedo asegurar por cuanto tiempo-sus manos aun aferraban mi rostro con fuerza- Pero no me iba a ir sin darte esto.
- Ed…yo no… yo no sé qué decir.- se me formó un nudo de hierro en el estómago, donde momentos antes bailaban mariposas. Los ojos de Ed habían perdido su brillo de siempre, ahora era de un celeste grisáceo.
- No digas nada. Ya dejaste en claro lo que pensás y no te voy a obligar a nada. Es tu amiga.
- Pero… Ed… no te vayas… podemos ser amigos.- trate de aferrarme a él, pero se escabullÓ entre mis brazos como una brisa.
- No… yo no siento eso por vos.
  Lo vi alejarse en la noche. No tenía idea de a dónde iba. Mi primer impulso fue seguirlo, pero las piernas no me respondieron, parecían de cemento y plomo. Me quedé parada mirando el hueco de vegetación que se lo había tragado sentada sola en la escalinata en medio de la noche, del peligro que ya no me importaba. Estaba en medio de una terrible confusión. Mi cuerpo se debatía entre dos fuerzas que de momento no era capaz de dominar. Intente fallidas veces de pensar en frio, de calmarme, pero no lo conseguí ni por asomo.
Era la primera vez en mi vida en la que no sabía para que lado huir. No sé cuánto estuve ahí mirando la oscuridad, como si viera hacia dentro de mí ser. La noche me envolvía en la sombra y eso me reconfortaba un poco, la luna llena se ocultaba detrás de unas nubes tan poco comunes en África. El parque mágico se veía desencantado, como yo misma. Decidí que lo mejor era volver a la habitación, y darle la oportunidad al día siguiente de arreglar las cosas. Con luz se ve todo diferente.
  Subí las escaleras arrastrado los pies, la casa estaba sumida en el silencio. Antes de entrar a mi habitación miré hacia la puerta de Ed. Una tenue luz se filtraba por debajo de la puerta, pero sabía que él no estaba allí. Entre en mi habitación y me aovillé junto a mi pequeño perro. Mile dormía profundamente, y por un momento me asalto el impulso de llamarla y contarle, pero no lo hice. Cerré los ojos con fuerzas para obligarme a dormir, y después de un tiempo que no puedo precisar, lo logré.  

Ohoh las cosas entre Mar y Ed se han puesto tirantes... 😞 ¿Y que me dicen de Lara? ¿Qué harían ustedes?
Espero que les guste tanto como a mi..  Feliz de compartir esta historia con todos ustedes!!!!  Espero comentariosssss!!!!
😍😍😍😍😍😍😍😍😍

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Registrado en ISBN cámara Argentina del libro

Número de registro :
9789874231130

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