02 | Miedo.

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02 | Miedo.

Toga detesta la monotonía.

Ella adora los colores que se asemejan en las pupilas de las personas, esos tintes que desbordan naturalmente; lleno de positivas vibras que iluminan la oscuridad de su ser.

Sin embargo, siempre existe un indeseable color que se refleja en los iris de la gente; el rosa. Ese despreciable sentido que sobresale del exterior del individuo, es sumamente falso. 

Está colmado de hipócritas mentiras, que sólo ganan aún más su continuo odio. Son las justificaciones, las razones que le dan al matiz que logran obtener su desprecio. 

Es ese rosado, que en vez de calmarla, sólo la pone más nerviosa. Y no puede evitar desviar la mirada al contemplarlo.

No quiere contaminarse, no anhela contagiarse de esa epidemia de engañosa felicidad, que corrompe lentamente las almas sumisas. Por lo qué, sonríe, tratando de destellar colores amarillos. 

Los colores amarillos que ella cree admirar en el cielo, es sencillamente confuso; está partido por la mitad, teñido de gamas verdosos con toques de luz. 

La parte desagradable de la opacidad en su color, representa su actitud; vagos hilos de actuación y peligrosas máscaras expuestas.

Mientras que, el amarillo tan claro que equipara el sol, aparenta su personalidad; esa deslumbrante sonrisa verdadera que adora relucir, esa espectacular amabilidad que esconde sigilosa y esa honestidad que sólo conforma en el fondo de su corazón.

Todo de Himiko Toga era alucinante.

Pero, ella no contenía perfección. Por lo que, todo ese disfraz que suele exhibir, está cubierto de capas de esplendor totalmente maduras. 

Debajo de todas esas cortinas en sus ojos, en su cuerpo y en su exterior, se encuentra la inesperada fragilidad acompañada del desastroso tormento. Éste es demasiado alborotador, no puede evitar gritar desesperada.

Quiere soltar todo su sufrimiento, llenarse de colores vivos sin innecesaria opacidad. No desea convertir en fingido arte su pesar, ella ansía a pintar coloridas manchas en toda la pureza de su alma.

Grita, rompe exasperada las cuerdas vocales de su garganta. Fantásticamente, desenreda los nudos que se embrollaban en ésta.

Se siente aliviada, lo que menos le interesa en aquellos momentos era el dolor superficial de su cuerpo. Aunque sea, endulzó un poco su amargado ardor.

Sonríe, quiere reventar su estómago en sonoras carcajadas. Aspira a cubrir los ecos de falsedad que resuenan en su interior. Esos desinteresados murmullos que susurran en su audición, la carcome lentamente.

Las paredes de su habitación pigmentadas de rosado, no la apoyan en nada. Es como sí le dijesen tortuosamente que ella será la próxima victima, que se convertirá en una gélida actriz, que sólo vive de aquello; la actuación.

Y ella lo sabe, es consciente de qué, subsiste de un mentiroso engaño. Pero no le importa, porque todavía no perdió, sigue jugando aquel desorbitado juego denominado vida.

Toga quiere vivir feliz, sin preocupaciones. No anhela a estar cargada de asquerosas ocupaciones, que desagradan aún más su miserable vida.

Himiko conoce la verdad, que ella respira aire tóxico, que interpreta personajes ilusorios porque jamás será alguien autentico en su mísera existencia.

Por lo qué, se aferra a lo único verdadero en todo su ser, sus esplendorosos ojos dorados y su resplandeciente sonrisa. 

Ella no pretende que los brillos que rebosan de sus pupilas, se transformen mágicamente en rosáceas farsantes. Impedirlo, era su única solución. 

Emoción | DabiTogaWhere stories live. Discover now