Capitulo veintinueve

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-Rafa...-Bryan murmuró nervioso, mirando al de azul entrar por el umbral de la puerta.

El rostro de el mencionado estaba rojo. Sus puños estaban cerrados con fuerza, y la mirada que le daba al castaño no era precisamente amigable.

Sin previo aviso, se acercó a la cama y tomó al chico por la playera. Le estampó con la pared y un puñetazo cayó directo a su rostro, después a su estómago; logrando sacarle todo el aire y dejarle sin aire en sus pulmones. Bryan cerró los ojos, sintiendo el líquido rojo bajar por sus fosas nasales. Ni siquiera intentó pelear o defenderse, simplemente dejó que este descargara toda la furia que tenía dentro.

Después de minutos de golpes hacia Bryan, Rafa volteó su mirada y vio a la más pequeña en el colchón, temblando y sin poder emitir palabra alguna, simplemente con los ojos cristalizados y lágrimas bajando sin piedad rodando por sus mejillas, mientras aprisionaba sus rodillas con su pecho. Fue entonces cuando cayó en cuenta que ya no tenía caso seguir golpeando al castaño, para eso ya habría más tiempo.

Lo bajó de donde lo tenía en la pared, y este al instante cayó al suelo, tocando su estómago y tratando aunque sea un poco que el aire llegara de nuevo a sus pulmones.

El de azul se acercó a Lesslie, y la cubrió con rapidez con los edredones blancos que cubrían la cama. Ella se tensó y comenzó a hipar con fuerza, con su respiración alterada.

-Shhh, princesa... Ya estoy aquí, ya estoy aquí...- Rafa intentaba calmar aunque sea un poco el llanto de la rosada. La tomó en brazos como un bebé, y ella aferró su brazo a su cuello, inhalando su aroma y comprobando al instante que él era Rafa.

El mayor salió de la habitación. Dio un portazo con su chica en brazos, y se dirigió a su habitación. Allí Karen les miraba con terror en su rostro al ver que su pequeña hermana venía semidesnuda. Rafa le regaló una mirada, y la pelimorada comprendió al instante que debía callarse y no hacer preguntas.

-Ana- Dijo el chico en voz alta, los profundos ojos negros de la pelimorada se dirigieron al de azul- Rápido. Llama a los departamentos que te había dicho, ya no seguiremos en hoteles. A partir de hoy, nos mudaremos ahí. No tardes, quiero que nos vayamos lo más pronto posible.

Rafael hablaba con demasiada rapidez, y Karen tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para lograr comprender lo que quería decirle. Cuando por fin su cerebro logró entender lo que el mayor quería decir, asintió frenéticamente dirigiéndose al teléfono. Mientras caminaba, sentía sus piernas como gelatina, y sus dedos temblaban por el nerviosismo.

Lesslie aún no salía del trance en el que estaba. Las lágrimas habían dejado de salir, pero su vista se encontraba perdida.

Rafael se acerca a la pequeña maleta de la pelirosa. Revuelve todo con desesperación e impaciencia. Al final no logra encontrar ropa de ella, pero unos pants negros y cómodos aparecen, al igual que una playera, las dos prendas de él.

Se las coloca a la chica, y la vuelve a cargar en brazos, murmurando antes de salir.

-Voy al auto, llévate todas las cosas mías y de ella. Te espero abajo, ¡no tardes, mierda!- El nerviosismo, enojo, tristeza y coraje aún no le permiten pensar con claridad. Ana asiente de nuevo, sabiendo que debe seguir las indicaciones de Rafael, o si no acabará con la poca paciencia que tiene en esos momentos.

La más pequeña aún sigue siendo cargada por su amado. Ahora solo hipa, cerrando sus ojos que se encuentran rojos por todas las lágrimas que ha derramado en tan poco tiempo.

Rafael llega al auto y la recuesta en los asientos traseros. Ana llega con dificultad cargando las maletas de los tres. El de azul le ayuda a subir todo a el auto. Ni siquiera se preocupa por informar al hotel que ya no se hospedará allí. Simplemente arranca con fuerza, tratando de dejar todos los malos recuerdos traídos por ese lugar de mierda.

Las llantas rechinan contra el pavimento y segundos después se aprecia el auto alejarse de aquel estúpido estacionamiento. Rafael golpea el volante con fuerza, y sin poder evitarlo una lágrima rebelde se escapa y él la limpia de inmediato con coraje, mientras centra su vista en la carretera.

Iniciarían de nuevo, vaya que lo harían.

...

Lo prometido es deuda.

¡1K! Basta, es muy lindo. Nos aprecio demasiado, gracias por hacer esto posible.

All the love.





Nuestro mejor error; [Rasslie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora