Capítulo 53: Reunión.

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Narra Brooke.

Las teclas que contenían los números fueron los que mis dedos comenzaron a presionar para llamarle a mis amigas. Esperé tranquilamente los primeros tonos de llamada hasta que se escuchó la chillante pero dulce voz de mi amiga Layla, esperando respuesta al otro lado de la llamada. 

—¡Layla!— Dije emocionada. Ella, me saludó efusivamente mientras enroscaba levemente el cable del teléfono con mi dedo índice. 

—¿Cómo han estado? ¿Cómo está mi futuro sobrino?— Pregunté enroscando el cable.

—Hemos estado muy bien mi Brooke. Extrañándote y queriéndote ver -sonreí al escucharla- Y además Sarah ya está cada vez más panzona -rió- sin embargo estamos listos para la fiesta— Finalizó riendo.

La fiesta que mañana sería. Una fiesta que decidieron hacer Sarah y Albert como "Su última fiesta de novios" antes de la llegada del bebé. Semanas antes ya me habían invitado y que, con gusto iría.

—Tengo algo que contarte, Layla— Dije mordiendo mi labio inferior  mientras ella me escuchaba atentamente.

—¿Si? ¿Qué pasa?— Preguntó ansiosa. 

—Por favor, no le digas nada a Sarah aún, que mañana que llegue le daré la sorpresa— Dije dejándola con intriga en nuestro ambiente.

—Sí, si, tú tranquila, pero...¿Qué pasa? Anda, dime— Dijo con mucha ansiedad, se percibía en su voz.

—Digamos que...ahora no hay sólo un bebé entre nosotras— Dije tratando de que captara la indirecta.

—O sea que...-se quedó callada- no me digas que tú...— La interrumpí y articulé palabra.

—Sí, estoy embarazada— Al momento de que ella me escuchó decir eso, comenzó a gritar eufóricamente y yo alejé la bocina de mi oído, riendo por su reacción y esperando a que poco a poco se calmara.

—¡No me bromees, Brooke Shields!—Dijo ella con la respiración un poco agitada. 

—No estoy bromeando, Layla— Musité mirando las diversas plantas que había conseguido en un invernadero para el departamento.

—¿Quién es el padre, mujer?— Preguntó ella en un tono repentinamente más serio. Me reí un poco pero ella volvió a pronunciar mi nombre.

—Es Mi-Michael— Solté de poco a poco ambas palabras. Ella se emocionó aún más y comenzó a aplaudir. 

—¡Mujer, qué emoción! Y él, ¿qué te dijo?— Al escucharla, me quedé callada por unos segundos y miré hacia el techo:—Él no sabe, apenas me hice la prueba ayer y, la verdad, no pienso decírselo— Respondí rascando mi nuca para luego colocar mi mano en una de mis rodillas.

—No puede ser mujer, esto se puso bueno -rió- ¿Y qué sigue? ¿Que seas novia del estúpido de George o qué?— Me quedé totalmente perpleja cuando la escuché, ya que era totalmente cierto, así que rápidamente colgué la llamada y salí corriendo a mi habitación. Mis pies tocaban el helado piso hasta que subí a mi cada y aquella respiración agitada que intentaba contener simplemente no se detenía. Miré hacia la ventana, observando cada detalle de los tejidos de la cortina, que esta, a su vez, se levanta con el paso del viento y bajada con lentitud. Esta permitía la entrada de un ténue sol, sin embargo, el día, estaba más templado. Me incorporé poco a poco a la cama, levantando las sábanas con lentitud hasta que estas mismas me cubrieran por completo. Me encontraba viendo el pequeño reloj-alarma que posaba en el buró de un lado de la cama. El característico sonido del reloj 'tic-toc' sonaba cautelosamente, provocando que mis ojos se cerrasen con cierta pesadez. Poco a poco dejé que mi cuerpo se relajara y que me quedé profundamente dormida.

AMOR DE DISCOTECA ♥ Where stories live. Discover now