Where? ┋ Steven Universe

¡Epílogo!

En una fría, y oscura sala, no había más que silencio. Lo único que iluminaba tenuemente el lugar era un diván, donde una imponente gema analizaba el progreso de las misiones asignadas a sus gemas.

A sus espaldas, se escuchó la voz de su respectiva Pearl, anunciando que una gema en específico había llegado.

—Bien, que pase.

—Sí, mi Diamante — hizo el símbolo de un rombo con ambos brazos, antes de reverenciar y alejarse.

Un clarividente silencio se volvió a formular, antes de escucharse como alguien activaba uno de los portales para reaparecer ahí.

—Mi Diamante —repitió las acciones de la gema sirvienta, exceptuando la retirada.

—Ve al grano.

En aquel momento, la pequeña gema reacciono mostrando una pequeña sonrisa.

—Permítame informarle, que la misión ha sido un rotundo éxito...

Otro silencio. Sí, otro silencio rodeó el ambiente. Elevada en el aire, le mostró los fragmentos de gemas.

—Las gemas rebeldes que Holly Blue Agate mencionó, aquí se encuentran.

Un par de ojos amarillos, se enfocaron en dicha gema. Su compañera lucía seria, aunque por dentro algo que nunca había experimentado la atormentaba.

—¿Son todas?

Asintió lentamente, observando como la Diamante de otra corte encapsulaba aquellas gemas, enviándolas a otro lugar que solamente ella conocía.

—Y, si me permite añadir, traje conmigo un par de gemas que seguro le alegrará ver.

El rostro de la contraria se mantuvo inexpresivo, hasta que la diminuta gema le mostró dichas piedras.

Un cuarzo, y un peridoto.

—Rose Quartz, y Peridot 5XG, las gemas que se atrevieron a desafiarla, alteza.

Las poso en la palma que le extendía la Diamante. Eran ridículamente pequeñas en la mano de la matriarca.

—Muchísimas gracias, Aquamarine. Topaz y tú pueden retirarse.

Dijo sin más, dándole la espalda a dicha gema, quien salió de ahí acompañada de la fusión, quien por dentro sentía una opresión al estar atentando contra la gema que le dio una oportunidad.

Ambas gemas salieron por una puerta con el símbolo de un diamante amarillo impregnado.

La monarca sonrió victoriosa.

—Veamos quién es la destruida ahora. O la clod —se dirigió a ambas piedras.

Se vio iluminada por una estela amarillenta, antes de desaparecer.