Pip tiene pesadillas todas las noches, que mas que eso son recuerdos de una experiencia traumática, a pesar de todo trata de vivir una vida normal, eso claro hasta que un nuevo profesor de filosofía llega y esta dispuesto a enseñarle a sus alumnos...
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Habían sido unos días pesados para Harrison Yates y el departamento policial en general, desde la muerte de Gregory Fields las cosas solo habían ido de mal en peor, la paranoia comenzó a crecer entre los pueblerinos, que al saber que un asesino había logrado entrar impunemente a una de las casas más seguras del pueblo, empezaban a temer por su seguridad, los padres de Gregory habían regresado de Europa al enterarse de la tragedia, y muy al contrario de la diplomacia de su difunto hijo, habían hecho un escándalo enorme, atrayendo la atención de la prensa foránea y dejando South Park como el lugar más inseguro y peligroso del mundo, llamando la atención de la prensa amarillista y entorpeciendo de paso las investigaciones que Yates y su equipo realizaban
-¿cómo paso?-
-su pecho fue desgarrado de una sola estocada, lo suficientemente rápido y con la fuerza de un oso enorme para desgarrar y dejar las costillas expuestas-
-¿el tatuaje?-
-es su cuello, marcando el número cinco y con esa irreconocible tinta-
Las palabras del médico forense solo eran como acertijos para él, resúmenes de asesinatos tan insólitos que solo serían posibles en una historia de horror, su equipo policial tampoco había logrado obtener mucha información, habían interrogado a cada chico que estuvo presente en esa fiesta, pero todos habían estado lo suficientemente ebrios o drogados como para no darse cuenta, nada parecía ayudarle en su investigación
-¡comandante Yates! -lo llamo Barbrady abriendo la puerta de su oficina si tocar, un hábito que Yates odiaba-cuantas veces le he dicho que toque la puerta, Barb...-
-¡es urgente comandante! los chicos del laboratorio descubrieron algo en una de las grabaciones de las cámaras de vigilancia-
Sin esperar más, el comandante fue casi corriendo al laboratorio donde se revisaban las cintas de vigilancia, apenas llego al piso, los oficiales a cargo le mostraron el monitor donde habían hecho su descubrimiento
-¿cuál es la novedad?-
-en los días anteriores solo habíamos revisado las cintas del interior de la casa –dijo uno de los oficiales- y no había nada más que chicos y chicas en plena fiesta, pero hoy revisamos la cinta del jardín trasero y descubrimos algo extraño y perturbador-
-reprodúcela- ordeno Yates
El oficial a cargo dio play al video donde al inicio solo se veía el solitario y semi obscuro jardín trasero que finalizaba con una barda de poco más de tres metros y protegida en la parte superior con un alambre de alto voltaje, por varios segundos no pasó nada hasta que una sombra negra paso rápidamente por la pantalla y salto la barda en un parpadeo, sin siquiera electrocutarse
-¡¿qué demonios fue eso?!- pregunto Yates incrédulo
-no lo sabemos, pero para saltar de esa forma y con esa rapidez no debe de ser humano, además el alambre de alto voltaje no le hizo nada-
