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La tarde pasó rápidamente para ambas mujeres. Helena se reunió con unos clientes confirmando contratos inversionistas, esa tarde fue diferente, Valeria estuvo presente en las reuniones el cual se mantuvo con una pequeña grabadora, la pelinegra hizo nota mental para preguntarle luego por ello. Las miradas hacia ella no se hicieron esperar, detallo su rostro fino y delicado con la típica sonrisa que podría jurar nunca borraba, era tan hermosa y el hecho de recordar que cenaría con ella le hacia olvidar la razón por la que estaba allí en ese momento.

Faltaba solo un cliente para terminar con las juntas, no hubo tiempo para charlas entre ellas y esta no fue la excepción. Uno de los mayores clientes, el pez gordo como decía el padre de Helena, Adam se llamaba, era el último y no tardó en aparecer.

—Buenas tardes señorita Helena—saludó el hombre estrechando su mano con la mujer, miró a un lado frunciendo el ceño ante la presencia de Valeria.

—Señor Adam—Dijo con simpleza la pelinegra—Que bueno tenerlo por...

— ¿Quién es ella?—Interrumpió con voz alta el mayor

Helena apretó su mandíbula con dureza, observó fugazmente a la pequeña y la sonrisa se fue desvaneciendo.

—Es mi socia—en voz alta se limitó a responder

—Prefiero hablar mis negocios con usted Helena—dijo con dureza— ¿Podrías retirarte?—Preguntó refiriéndose a la ojigris, pero esta ni se inmutó ocasionando molestia en el hombre

Helena apretó sus nudillos

—Lo lamento señor Adam pero ella no se ira de aquí—dijo con una falsa sonrisa mirando de nuevo a Valeria quien parecía querer brotar una sonrisa

—Entonces llama a tu padre, esperare aquí—pidió tomando asiento

—Esperara aquí entonces toda su vida, señor—sonrió con sarcasmo—La señorita Sanders y yo estamos a cargo de esta empresa—explicó pareciendo tranquila—así que al parecer no tiene mas opción

—No puedo creerlo—exhalo molesto como un toro—en mis años viniendo aquí nunca había sido atendido de esta manera. Es mejor que me atienda usted sola o cortare mi contrato y créame señorita que perderán más ustedes que yo—amenazo hiriente

Valeria se sorprendió ante la amenaza del hombre, se levanto cogiendo su bastón para salir de allí, sentía que solo estaba siendo una carga y ahora estaba a punto de joder una inversión que parecía ser importante.

Adam la siguió con la mirada y una sonrisa burlona se posó en su rostro. — ¿Es una broma? ¡Es ciega!— se burlo con ásperas

Helena ya no podía seguir siendo amble

—Señor Adam, por favor salga y váyase de mi edificio—hablo con calma aparente

— ¿Quién te cr...

—Salga de aquí o llamare a seguridad, no puedo trabajar con personas como usted—interrumpió con los puños apretados y sus nudillos ya blancos.

Sin protestar ante la ira de la pelinegra, el señor salió de allí a pasos duros azotando la puerta de la oficina. Helena soltó el aire que sostenía, su corazón empezó a latir erráticamente al sentir una mano temblorosa acariciar sus puños que automáticamente dejaron de apretarse. Giró viendo el rostro preocupado de la castaña, no pudo evitar sonreír y sintió que todo el peso de los problemas acababa de desaparecer.

— ¿Estas bien?, no era necesario Helena yo podía irme—dijo penosamente mordiendo su labio inferior en un gesto nervioso, ahora Helena tenia su nueva imagen favorita

—Era necesario Valeria, ¿tu estas bien? Lamento eso—murmuró

—Estoy bien, aun no termino de acostumbrarme a ese tipo de trato—dijo y Helena sintió una punzada en su pecho

—No lo mereces—murmuró—se que al principio fui una completa idiota, pero ahora que te estoy conociendo se que esa pequeña sonrisa que siempre tienes es suficiente para hacer sonreír a alguien mas—concluyó y abrió los ojos como platos al darse cuenta de lo que había dicho.

Valeria entre abrió los labios para decir algo pero nada salió, estaba sorprendida de haber escuchado aquello de Helena, una sensación recorrió su cuerpo y sentía sus mejillas calientes, intento responder pero la mujer la interrumpió.

—Yo... bueno debo irme a buscar algo, a las ocho estaré en tu casa ¿te parece?—habló rápida y nerviosa quitando el agarre que tenía con las caricias de la castaña, se paso la mano por el cabello para salir de allí, se sentía como una adolescente hormonal, no sabia que le sucedía con esa mujer pero sabia que debía huir al menos para aclarar su mente antes de la cena.

Por otro lado Valeria aun seguía en su lugar, sonriendo, pero esta vez era una sonrisa diferente, era tierna. Pasó la yema de sus dedos por una mejilla, esperaba que Helena no se diera cuenta de su posible sonrojo, recordó el pequeño tacto que mantuvo con su socia, sus manos suaves y delicadas, sin un rastro de imperfección, podría acariciarla todo el día, o aun mejor, que esas suaves manos la acariciaran a ella, pero era imposible ¿Quién se fijaría en ella?, oh si claro Blake, su ex. Un sentimiento de culpa la invadió, ¿debía contarle a Helena sobre él? Pasó sus manos dudosas por el rostro, esta noche lo haría antes de que ella supiera por otras voces.

Se levantó tanteando el borde de la gran mesa con la mano derecha y con la izquierda manejaba su bastón. Suspiró ante su oscuridad, todos los días tenia la esperanza de abrir los ojos y ver el techo de su habitación, ver el hermoso cielo que tanto describían con fervor, poder ver a su padre y mirarse al espejo, conocerse ella misma  ¿Cómo era una persona atractiva?, ¿ella lo era? solo conocía el alma de las personas, para ella era atractivo el ser de una persona, su personalidad. De repente pensó en Helena pero no, no podía pensar en ella asi, ¿pero como no?... Su voz era tan diferente a hablarle, la forma de hacerlo y las pausas que hacia para suspirar ante alguna idea de mente brillante, si, eso era atractivo para Valeria, no podia negarlo.

Palpó el bolsillo de su bolso buscando el teléfono, tanteó los números rezando para no volverse a equivocar, repico y repico hasta que contestaron. "¿Papa?, si, mándame a buscar, si ya terminamos, por cierto saldré con Helena esta noche, si solo hablaremos de negocios, papa no empieces, nos vemos." Colgó rodando los ojos, su padre era sobreprotector con ella y lo entendía, pero sabía que esta noche Helena cuidaría de ella, lo sabia y lo sentía. Una corriente de emoción extraña recorrió su cuerpo, ansiaba volver a escucharla, saber más de ella. ¿Sera como todos dicen?, no lo creía, Valeria tenía la esperanza de que Helena no fuera la perra que todos tildaban, a excepción de su padre que la adoraba. Pero en los pasillos escuchaba comentarios y tal vez un par de veces lo escuchó de Blake. Su sonrisa desapareció al recordarlo de nuevo, ¿Cómo le diría a Helena que su único ex novio era el heredero de Cooper Inversions? Su empresa adversaria. No seria fácil, le contaría todo, no podía perder la confianza de esa mujer con voz angelical.

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En la oscuridad te encontréWo Geschichten leben. Entdecke jetzt