Distancia

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Clarke entró corriendo a su apartamento, tirando las llaves y la chaqueta con prisa, lanzándose como una loca sobre su ordenador pues Lexa iba a llamar y no sabía si llegaba tarde.

Lo encendió y maldijo una y mil veces su lentitud, apretando insistentemente los botones del ratón, como si así aumentase la velocidad, aunque realmente no servía de nada. Cuando finalmente se encendió y se cargaron todos los programas, demasiado lento para su gustó, la ventana con la llamada entrante de Lexa apareció en la pantalla y respondió en el acto.

El rostro sonriente de su castaña ocupó toda la pantalla del ordenador y de inmediato se sintió bien, feliz y completa. Su Lexa, emocionada por verla y con tanto que contar como cada vez que llamaba. Sus ojos brillaban y Clarke se quedaba sin aliento, la echaba terriblemente de menos, la necesidad de tenerla físicamente se hacía cada vez más insoportable y los días pasaban lentos, demasiado lentos, se hacían eternos sin ella y soportando el dolor de su ausencia.

Charlaron de todo y de nada, de cómo iban las cosas por la facultad, ya que Lexa había empezado directamente en el tercer año de medicina dado su alto nivel y a que toda su juventud la había pasado entre libros de medicina. Clarke estaba orgullosa y a la vez devastada al tenerla tan lejos.

No llevaban ni diez minutos hablando, cuando notó que la castaña estaba nerviosa, se le notaba que necesitaba hablar de algo en concreto pero no sabía cómo sacar el tema, aun tenía esa faceta tímida e inocente que la volvía loca. Sonriendo tiernamente ya que conocía demasiado bien a su pequeña, decidió ir al grano y preguntar.

-Lex ¿Hay algo que me quieras comentar? Recuerda que te conozco demasiado bien, aunque estés a mil kilómetros de distancia sigo leyendo tu rostro como un libro abierto

-Me conoces demasiado bien Clarke, sí que hay algo de lo que quiero hablar, ya que eres la persona en la que más confío en este momento

-Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea

-¿Cómo puedo gustarle a un chico, Clarke? Es que hay uno que me encanta, es agradable divertido y muy inteligente, yo nunca he estado con nadie y no sé cómo actuar

Un nudo se le formó en el estómago en ese momento, su Lexa se estaba enamorando y era lo normal, estaba lejos viviendo su propia vida, nuevas experiencias y era joven, lo extraño es que no se hubiese fijado en nadie. Aun así no dejaba de sentir la lava de los celos recorriendo sus venas. Lexa la miraba suplicante, anhelando su respuesta e intentó aparentar normalidad.

-Se tú misma, Lez, si no lo enamoras así no merece la pena

-¿Tú crees? ¿Solo tengo que ser yo misma?

-No lo creo, lo sé, ese chico tiene que ser un completo idiota si no se enamora de ti

-Gracias Clarke, siempre sabes qué decirme. Debo irme ahora tengo que estudiar ¿Te llamo el viernes?

-Está bien, nos vemos el viernes, te quiero Lex.

Lexa colgó y Clarke se sintió completamente vacía. Ansiaba esas llamadas más que nada pero al colgar siempre notaba la ausencia de Lexa con más fuerza, se sentía demasiado sola, pensar en ella tampoco le ayudaba ya que sus sentimientos eran profundos y confusos ¿En qué momento se había vuelto adicta a su sonrisa? ¿Cuándo se había enamorado de ella así? Siempre pensó que lo que sentía era amor fraternal pero estaba equivocada, ansiaba tenerla en sus brazos, besar sus labios, sentirla... Esos deseos la desquiciaban ya que cada vez que pensaba en ello el dolor oprimía su pecho al igual que el sentimiento de culpa ¿Cómo podía desear a una niña a la que había visto crecer?

Esa llamada en especial había provocado que Clarke sintiese demasiadas cosas, por un lado se alegraba de ver esa nueva faceta de Lexa, más abierta a la vida, curiosa y con ganas de ser feliz por encima de todo, por otra parte odiaba no entrar en esa ecuación, no ser ella el motivo de sus sonrojos, de acelerar sus pulsaciones, de hacer brillar su mirada. Los celos la recorrían de arriba abajo y tuvo que salir de casa, a correr lejos, muy lejos y olvidarse del dolor, de sus sentimientos encontrados y de la llama de los celos que consumía su interior.

Fueron pasando los días y Lexa le iba mandando e-mails, explicándole como le iban las cosas ya que había empezado las prácticas en un hospital y apenas tenía tiempo para llamarla. En sus mensajes le explicaba que estaba saliendo con el chico del que le habló, poniéndolo por las nubes. Sus mensajes estaban llenos de emoción, felicidad, anhelos y sueños. El hombre que tenía el corazón de su pequeña, de su Lexa se llamaba Tyler y acababa de terminar derecho, trabajaba para su padre en el bufete familiar y tenía a la castaña bebiendo los vientos por él.

Lexa le mandaba fotos a menudo, últimamente siempre en compañía de Tyles, provocando su ira incontrolable y sus celos frenéticos. El chico no parecía mala persona, se notaba que quería a Lexa y la hacía feliz, pero Clarke no podía dejar de ver en él a la persona que le había robado a su niña, y lo odiaba irracionalmente.

Lentamente, torturando su mente y desquiciándola por completo, fue pasando el tiempo y se acercaba el fin de curso de Lexa. Clarke no sabía si volvería o decidiría quedarse con Tyler en Inglaterra, la sola idea de que eso pasara destrozaba su estómago y le daban ganas de vomitar. La echaba tanto de menos que pensar en no tenerla a su lado le provocaba escalofríos, aunque solo fueran unos meses la necesitaba.

En su último e-mail, Lexa le pedía que se vieran, por lo que el viernes al salir de las prácticas intentaría contactar con ella por video llamada. Durante horas estuvo delante del ordenador esperándola y cuando finalmente le apareció la notificación de llamada entrante contestó con una sonrisa en los labios. Era agradable ver a su Lexa más allá de las fotografías y sin que Tyler la estuviera rondando.

La castaña no dejaba de sonreír y su rostro el mismo que ponía siempre que había hecho alguna travesura, lo que hizo que Clarke se tensara de inmediato y sus manos empezaran a sudar ¿Y si no estaba preparada para lo que fuese que Lexa quería decirle?

Aparentó normalidad y sacó conversación de cualquier cosa, preguntó sobre las prácticas, sobre cualquier cosa que no tuviese que ver con Tyler ya que no quería escuchar la cantidad de elogios de adolescente enamorada que seguramente vomitaría Lexa. La castaña estaba inquieta, feliz y buscando las palabras para explicarle a Clarke que ya tenía el billete para volver a casa.

-Clarke, hay algo que no te he contado porque quería que fuese una sorpresa

-¿Una sorpresa? ¿Qué has hecho Lexa?

-Bueno, encontré trabajo nada más llegar a Inglaterra y es un detalle que no te mencioné

-Bueno, tampoco tienes que contarme todo lo que haces pequeña, ya eres mayor

-Bueno, la sorpresa no es esa, en realidad hace meses que sé que estoy exenta de los exámenes finales ya que mi nota media es de matrícula, estuve ahorrando y hace ya tiempo que compré el billete para volver a casa durante las vacaciones, llegó el viernes que viene, esa es la sorpresa

-¿Vuelves a casa, en una semana?

-Sí Clarke, vuelvo a casa, y estoy feliz por ello, tengo tantas ganas de abrazarte...

Un camino de piedrasWhere stories live. Discover now