Mitos II.

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Hola, hola.

Este es el ultimo capitulo antes de la traición. Les aseguro que les gustaran los cambios que hice.

¿Alguna pregunta?.

Pronto tendran algun capitulo de El Hijo de Hestia. No se preocupen.

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Tifón.

Molesta, porque sus hijos Titanes habían sido lanzados al Tártaro, Gaia, la Madre Tierra decidió lanzar una venganza sobre el Olimpo y –muy, muy a su pesar- sobre su nieto Perseo.

Pero nadie se metida con sus hijos y queda impune, no importa si dichos hijos eran terribles.

Así que, se unió a su hermano Tártaro y engendro a sus dos peores y más poderosos hijos: Tifón, dios de las tormentas tempestuosas y Equidna, diosa de los horrores profundos.

A su vez, Equidna y Tifón engendraron a los peores horrores de la tierra: Cerbero, Ortro, la Quimera, la Esfinge, la Hidra de Lerna, el dragón Ladón, el León de Nemea, el Águila de Ethon, el Dragón de la Cólquida y la Cerda de Cromión.

Con sus diez hijos y su esposa, Tifón marcho al Monte Olimpo. Sus pisadas eran tales, que Urano y Gaia temblaron.

Perseo, desde su lugar en el Olimpo, sintió la agitación de la tierra y descubrió la causa de ello. No conocía a la nueva bestia, ni a su sequito, pero tenía poder, y sus rugidos –clamaba por la sangre de cada Olímpico, excluyendo a Perseo- dejaron claro el propósito de la bestia. Reunió a sus hermanos y hermanas, así como sus sobrinos y sobrinas. Y juntos, guiados por Perseo, los Olímpicos –exceptuando a Hestia- marcharon contra Tifón.

Cuando llegaron, fue claro que no sería fácil la lucha. Perseo libero todo su crudo poder contra Tifón, y ni aun así, fue detenido.

Por órdenes de Perseo, los Olímpicos ignoraron Equidna y sus engendros, no eran una amenaza como Tifón. Quien hacía que los huesos de los Olímpicos se congelasen por su simple aspecto.

Durante los próximos días, los Olímpicos atacaron a Tifón con cada cosa que tenían. Zeus libero grandes relámpagos; Artemisa y Apolo lo fulminaron con sus flechas en sus múltiples ojos; Ares lo apuñalaba una y otra vez; Hefesto enviaba ráfagas de fuego; Hades liberaba el poder de las sombras contra Tifón.

Pero nada de eso lo paraba.

Y uno a uno los Olímpicos cayeron.

Primero fue Afrodita, luego Deméter, Hera, Ares, Apolo, Artemisa, Hefestos, Poseidón, Zeus y Hades.

Hasta que solo Atenea y Perseo quedaron.

Furiosos, los dos dioses siguieron liberando sus poderes sobre Tifón, quien se encontraba literalmente a catorce pasos de Olimpo. Sin embargo, Tifón con un golpe sordo saco a Atenea de su carruaje, enviándola contra las faldas del Monte Olimpo.

Eso fue sin dudas el detonante, Perseo amaba a su sobrina por sobre todo. ¿Cómo se atrevía esa bestia a hacerle eso? ¿Quién se creía? Nadie lastimaba a Atenea, no sin sufrir toda la ira de Perseo al menos.

Tomando una respiración honda, Perseo volvió a emitir un grito. Un grito de guerra. Idéntico al que había usado hacia siglos en Otrys. Ni bien grito, mar, tierra y cielo temblaron con gran aplomo. Las montañas y los bosques se sacudieron desde sus cimientos, incluido el Monte Olimpo.

Los Olímpicos -que estaban tirados por distintos lugares de Grecia- sintieron sus fuerzas repuestas al instante. Luego de una semana de ataques constante a Tifón y sus engendros, habían gastado mucha fuerza, pero ahora, sentían como si nunca hubiesen peleado.

El Retorno del Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora