En el Laberinto.

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!Y aqui esta, el nuevo capitulo!.

...


Luke Castellan había llegado a su límite. Doce horas antes, se había internado en el Laberinto de Dédalo, en compañía de Thalía, Nico y Bianca, y desde entonces no había parado. Habían combatido a una horda de Ciclopes hambrientos, una turba de Centauros salvajes, varios monstruos de brea, caníbales escupe acido, jaurías de Cancerberos, y también a muchos Gigantes Lestrigones. Eso sin contar lo confuso del Laberinto, y sus cambiantes túneles y pasadizos, diseñados para jugar con su mente. Las salas y cámaras que estaban diseñadas para ser tan similares y a su vez diferentes, con la intención de confundir al viajero. Y claro, apenas si habían descansado, comido o bebido en esas doce horas.

Con todo eso, él se sentía justificado para estar agotado.

Aun así, no habían parado a descansar, pues simplemente no tenían tiempo. Necesitaban encontrar el hilo, cuanto antes, y llevarlo con Atenea y Hades, para que estos dirigiesen el ataque al Campamento. Pero el problema era que no sabían dónde buscar. Es más, ni sabían donde estaban, si iban al caso. El sentía que daban vueltas sin cesar, pero que de una u otra forma, terminaban volviendo cerca del inicio. Además, tenía una severa jaqueca, que hacía que su cabeza tintinease seguidamente, haciendo que tuviese ganas de arrancarse el cerebro.

Y con todo eso, sabía que no podía detenerse. Debía seguir.

-¿Alguna idea de a dónde vamos?-pregunto Bianca, cuando se habían detenido cinco minutos a descansar. Ni ella o Nico, que generalmente sabían moverse bajo tierra, podían orientarse. Ni Thalía, cuyo padre era Dios de la Tierra. Había muchos túneles y pasadizos. Muy confuso para los tres.

-Debemos movernos por la parte más baja y antigua, eso no es secreto-dijo Nico DiAngelo, tomando un sorbo de agua.

-Creo que deberíamos ir por ahí-señalo Thalía a una puerta arqueada, intentando concentrarse. Se quitó su chaqueta, viendo que estaba súper rota, y se pasó un mechón de cabello tras la oreja, para que no le estorbase.

Luke la miro, sin intentar borrar su sonrisa bobalicona. En esos once meses que habían pasado ambos se habían vuelto más unidos que nunca, y estaba loco por ella, cosa que vendría siendo el peor secreto guardado. Nico y Bianca lo sabían, y Luke estaba seguro de que Thalía también lo sabía, pero a él no le importaba. El solo sabía que la amaba. Sin embargo, tenía demasiado miedo de Perseo como para intentar algo.

Ni bien se repusieron, siguieron su camino. ¿Hacia dónde? Ninguno lo sabía.

...

-¿Pero que tenemos aquí?.

Aquiles y Annabeth se dieron vuelta, y palidecieron ante la vista que los aguardaba. Ante ellos estaba una mujer de unos tres metros, con un vestido verde manchado de tierra. Su cabello rojizo caía como una cascada por su espalda. Era hermosa, pero muy intimidante.

-¿Q-q-quién eres?-tartamudeo Aquiles, alzando su espada. Esa mujer irradiaba un poder siniestro que no le gustaba para nada.

La mujer sonrió, mostrando unos dientes afilados, pero relucientes.

-¡Que descortés de mi parte por no presentarme! Permítanme. Soy Dione, Titanide de la Tierra. Soy hija de Tierra y el Mar.

Annabeth entrecerró lo ojos, negándose a mostrar miedo.

-¿Qué deseas, titanide?-escupió.

Dione sonrió, pero no respondió, y en su lugar, extendió su mano, y de la tierra surgió una lanza de tres metros y medio de altura. Antes de que alguno pudiese reaccionar, Dione ya se había lanzado al ataque.

El Retorno del Rey.Where stories live. Discover now