O1.- ¿Quién eres?

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Las bolsas oscuras bajo sus ojos solo eran una pequeña muestra de las noches sin dormir. Donghun diariamente vivía en una película de terror -de esas que te revuelven las tripas y te alejan de la realidad- sin siquiera poder descifrarla.

Muchas veces pensaba que era mejor no despertar por las mañanas, pero siempre lo hacía; después de todo nada podía ser tan perfecto.

8:00 AM, el sonido de la campana resonaba por los pasillos, despertando a todos. Donghun odiaba despertar a diario de esa manera. Todo se le hacía tan vacío y su habitación tenía el mismo color desde hace semanas: un deslucido blanco. Abrir los ojos definitivamente dejó de tener sentido para él; aunque no recuerda si realmente alguna vez este existió.

— Donghun ssi, el Dr. Kim lo necesita después del desayuno. —anuncia la enfermera con un meloso y perfecto tono de voz, el mismo que Donghun odia. Tan falso. Asiente con su cabeza antes de sentarse en la cama sin percatarse en qué momento la jovencita salió de la habitación y dejó la bandeja con el desayuno que otra vez ignora. El lavamanos que está a un par de pasos de su cama y el frío piso (porque se encuentra sin calzado), le enferma.

Y es que últimamente todo le enferma.

Se mira al espejo y no ve nada nuevo. Las drogas no le permiten ver otra cosa que no sea su reflejo, y es que hace meses que no tiene alucinaciones y lo agradece, pero de todas maneras no puede dormir. El miedo constante de saber que están allí y en cualquier momento pueden volver, lo atormenta al punto de perder las ganas de cerrar sus ojos, simplemente porque no quiere despertar y saber que nada en su vida ha cambiado y que sigue siendo el mismo loco de siempre.

— Hemos decidido cambiarte a una habitación compartida. —habla el Dr. Kim desde el otro lado del escritorio con su característico tono frío -como todo lo que hay allí, en el hospital- sin mirarlo a los ojos. Nada extraño para Donghun, después de todo nunca lo hace.

— Ya has avanzado a la siguiente fase en el tratamiento y hemos decidido reducir las dosis de tus medicamentos para ver cómo evolucionas. No has atentado contra ti, ni contra otras personas desde hace un tiempo... así que... es un gran avance. . . —que si sigue así muy pronto podrá irse a casa, lo que no emociona a Donghun en absoluto, pues nadie le espera allí. Las felicitaciones del doctor no le sacan ni una sonrisa.

Está en ese hospital desde hace años y no visto señal de sus padres o hermana. No ha visto a nadie, y no le importa; no cuando todo carece de sentido para él. Olvidó lo que era mantener sus pies en el césped humedecido por el rocío, la resequedad del sol golpeando su rostro en una calurosa tarde de verano, el frío de la nieve en las noches de invierno. Olvidó todo eso y no lo extraña, porque su vida se ha convertido en un ir y venir entre la realidad y lo que su mente crea. Ya ni siquiera está consciente de si él mismo es real. Ha permanecido dentro de esas reducidas 4 paredes desde que fue diagnosticado por un nuevo cuadro de esquizofrenia. Sus padres, asustadísimos por el qué dirán, lo encerraron allí, y Donghun no los culpa. Un loco en la familia sería una vergüenza para cualquier ser humano. O al menos eso es lo que le dijeron.

Su estadía en el hospital ha sido durante tanto tiempo que ni recuerda cómo es vivir fuera de allí, y su único contacto humano ha sido con plantel médico. Nunca logró llevarse con los demás internos, a pesar de que ese chico, Yuchan, buscó muchas veces mantener una conversación con él mientras comían en el gran comedor, sin conseguirlo en absoluto. Y es que a Donghun se le dificultaba en demasía relacionarse socialmente, lo que también retrasaba su tratamiento al no tener avances en la materia... mucho menos cuando solo respondía con monosílabos o asentimientos de cabeza a alguna de las preguntas que le hacía el Dr. Kim, su psiquiatra.

Stay  [DongJun] (FINALIZADO)Where stories live. Discover now