Cap 10: Unidad

120 11 3
                                    

Los truenos caían del cielo como si el mismo Dios quisiera destruir la tierra. Llovía a mares y Suga y yo estábamos tan empapados que el frío calaba en nuestros huesos como si estuviéramos nadando en pleno Antártico. Serían las 3:00 AM y nos encontrábamos en la esquina de una solitaria avenida en los suburbios del este de Seúl. Sentía el frío acero de la pistola automática contra mi piel y cada vez que me movía un escalofrío recorría mi cuerpo. La pistola, una Browning GP-35, me había sido entregada por la misma Hyori hacía sólo unas semanas cuando Rapmon (cuyo nombre de pila era Namjoon) se había recuperado lo suficiente como para aceptar el trato de mi compañera de habitación. Tampoco es que hubiera tenido más opciones.

-Míralo, allí está- dijo entonces Suga.

Alcé la vista para ver mejor a través de la capucha de mi sudadera y al fondo de la calle pude ver a un hombre, alto y fuerte, aproximándose hacia nosotros. Llevaba una chaqueta oscura, pantalones de chandal y una gorra roja de letras doradas. Esa había sido la señal que habíamos acordado: "seré el tipo que se acerque con gorra roja y letras doradas". No había posibilidad de error. Hacía un tiempo que no veíamos a la policía pasar pero sería mejor que se diera puta prisa. Estaba deseando hacer el jodido intercambio y volver a la furgoneta con V. Me estaba poniendo de muy mala hostia, sabía que iba a pillar una pulmonía a este paso.

-Qué puto frío, ¿eh tíos?- se acercó saludándonos- Mala noche para hacer negocios.

-¿Traes el dinero?- le dije sin ningún tipo de consideración. No estaba para gilipolleces ni cortesías inútiles.

-Vaya, ¿tu amiguita tiene la regla o algo? Qué puto carácter de mierda- dijo mirando a Suga.

-Tú sí que tienes la regla, gilipollas. Y si tienes que decirme algo me lo dices a mí, que soy la que te habla. 

-¿Qué has dicho, mocosa?- soltó mientras daba un paso al frente.

-No hemos venido a pelear- dijo Suga interponiéndose entre los 2 con gesto de fastidio- Estamos a 2 putos grados, está lloviendo a mares y todos queremos irnos a nuestra puta casa. Danos la pasta y nosotros te damos la coca. Así de simple.

El tipo sonrío entonces mientras asentía repetidamente, como si estuviera luchando por no partirnos la boca a los dos. Ya ves tú el problema, me basto y me sobro yo sola con imbéciles como él.

-Muy bien- dijo finalmente sacando una bolsa de dentro de su chaqueta- Intercambiemos entonces.

Sería yo la que recogería el dinero mientras que Suga le tendía la bolsa de mala gana. Le paré en seco.

-No tan rápido. Primero contaremos el dinero.

-¿Cómo?- preguntó el tipo entonces con un tono entre incrédulo e irritado- ¿Estás insinuando que no te fías de mí, mocosa de mierda?

-Ni de ti ni de mi propia madre- solté casi al instante- Vamos bajo el tejado de aquella casa, o al menos lo que queda de él.

Comencé a andar y el acero de la pistola quemaba mi piel a cada paso, como si mi propia arma tratara de avisarme de algo. Podía sentir los pasos de mis dos acompañantes tras de mí y sabía que algo no iba bien. Al llegar a aquella casa en ruinas me alejé de Suga mientras le miraba fijamente a los ojos. Su mano derecha se fue al bolsillo de su chaqueta donde yo sabía que llevaba su pistola mientras con la otra apretaba la droga con fuerza. Él también estaba alerta, una vez más no necesitaba que yo le dijera nada.

La lluvia era intensa y el estruendo que provocaba al caer no me permitía escuchar los sonidos a mi alrededor, cosa que me tenía extremadamente nerviosa. Me había alejado del punto en el que habíamos acordado el intercambio, por lo que si había una emboscada en marcha ya estábamos fuera del rango de posibles enemigos. Pero podían estar buscando nuevas posiciones y yo era incapaz de oírlo. Conté el fajo de billetes tan rápido como pude y la sangre se me heló en el cuerpo al descubrir que no había ni la mitad de lo acordado. Mierda, era una puta trampa.

Better Than Slaves (BTS) #AP2017Where stories live. Discover now