Prólogo

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''Las cosas no duran para siempre. ''
Aquella simple frase era la que describía con perfección su situación.

Todo tiene un comienzo como un final, el cual poco después termina en el olvido. Aquello Ford lo aprendió a la perfección en los minutos que estuvo apreciando lo que alguna vez llamó hogar.

Las calles totalmente vivas de aquél pequeño pueblo en Oregón ahora eran irreconocibles. Un desastre absoluto. Podía apreciar cuerpos que yacían en el suelo. Charcos de sangre les rodeaban y aquella escena provocó un sentimiento de asco al mayor.

No podía creer lo que apreciaba.

Sólo tardo unos minutos en recuperarse y retomar sus fuerzas. Con el mentón en alto Ford se adentró a la senda la cual se dirigía hacía una enigmática cabaña. La susodicha era una trampa de turistas creada por el hermano del hombre hace ya un largo tiempo atrás.

Tomó su tiempo en llegar y el verla le provocó un sentimiento de nostalgia.

''Esta tan... Mal cuidada ''
Se dijo así mismo. Aunque se preguntó si era posible que esta estuviera en peor estado.

Quizá sí, pero Ford aceptó lo evidente: la cabaña estaba mucho mejor que lo que antes fue Gravity Falls.

Se adentró por la puerta trasera, en donde llegó casi de inmediato hacía la sala principal. Se detuvo y admiró el lugar, otorgando así calma a su mente para permitirse asimilar todo lo que había cambiado. Observó su alrededor con detenimiento, hasta dirigirse al sillón de su hermano, acariciando parte de este.

— No cabe duda que eres lo único en buen estado aquí. Y no sé cómo es eso posible. — Rió suavemente, casi echándose a llorar.

No lo pensó dos veces y tomó asiento. Los resortes crujían con el movimiento, era evidente que no había sido usado en un largo tiempo.

En el silencio, como en la soledad del lugar, el mayor se adentró en una pequeña lucha interna para no caer bajo la necesidad de dormir, no estaba en estado de darse dicho lujo. Su ropa estaba hecha jirones, sus lentes estropeados, al igual que su piel, ya que de la herida en su mejilla aún brotaba sangre.

Una luz parpadeante llamó su atención. Bajo la mirada hacía su muñeca, en donde ahí notó la fuente de dónde provenía dicha luz. Era de su brazalete, un artefacto improvisado que utilizaba como dispositivo interdimensional. La luz fue tomando intensidad poco a poco, rápidamente emitió un sonido irritante como alerta.

Su preocupación se hizo vigente, aunque no de manera exagerada.

El lector parecía estar a punto de estallar, los puntos en su brazalete alumbraban la pantalla e iban desapareciendo a una velocidad poco creíble, una que hubiese puesto los pelos de punta al más inexperto. Ford le restó importancia, no era de que preocuparse... O por lo menos no ahora. Las personas que no entendiesen su forma de actuar estarían al borde de un colapso mental, al fin y al cabo todos terminarían con el mismo destino, a pesar de los esfuerzos hechos.

Su mente se centró en sus pérdidas. Como paso de todo a nada sin poder hacer algo para detener aquello que le arrebato su vida, simplemente no pudo hacer nada pese a haber poseído los medios necesarios como para cambiar las cosas.

''Cambiar''

No pudo sentir culpa. Stanley había acertado con una cosa: El alejarse de sus sobrinos. De por sí su rol como tío no era el mejor, mantenerse al margen en su laboratorio encerrado totalmente sólo quizás había sido la mejor opción.

La realidad le castigó, valga la ironía: Se estaba quedando sólo en su laboratorio sin vivir su día a día con lo que ahora se estaba diluyendo.

— No puedes solo lamentarte, Stanford.

Una voz conocida rompió el silencio en la habitación. Sintió unas ganas incontrolables de reír, debido a que el propietario de esa voz era la fuente de muchos de sus problemas y la causa por la que ahora sólo le quedaran unos cuantos minutos. Mantuvo la mirada a las ruinas, sin ánimos de querer darle al frente en aquél instante. Pero no era suficiente, escuchó los pasos de la persona acercándose a él.

Desvió su mirada de las ruinas, logrando ver con el rabillo del ojo aquél característico traje que siempre el ajeno solía portar.

— El admitir tus errores ahora no cambiará nada. — Le afirmó.

— Sé que no lo hará. — Respondió Ford con firmeza, aunque en sus adentros supo que estaba a un paso de colapsar. — Pero ayuda a no tener que cometerlos por segunda vez. — Aseguró.

— Interesante. — El propietario de la voz se burló sin escrúpulos.

Ford, pese a no estar viéndole imaginó el semblante ajeno al decir esas palabras, sólo bastaba escuchar aquél tono irritante que utilizaba.

— Parece que piensas que puedes aprender de estos errores, cuando no parece ser de ayuda en este momento, pero estás ignorando un pequeño detalle, Sixer. —Le reprochó.

— ¿Ah, sí? ¿Y cuál es?

— No puedes hacer nada. — Comentó con frialdad matando las esperanzas de Ford.

Y Tenía razón. ¿Quién era él para reparar algo de tal magnitud? Tan sólo es alguien que alguna vez pudo llamarse ''Genio'', pero ahora sólo era un fracasado que se lamentaba ante un montón de madera quemada y escombros de lo que solía ser su hogar. Sus sobrinos como su hermano no volverían a la vida mientras él aceptará sus errores a dichas alturas.

Los recuerdos de sus familiares le invadieron y penetraron profundamente su corazón. El dolor era insoportable, sí, pero pese a ello lo disfrutaba con cierto toque de melancolía. Hasta ese momento Stanford no se había percatado de como todo cambio en un insignificante lapso de tiempo. Ahí concluyo que daría lo que fuese por volver a estar con su familia en uno de esos tantos días.


— Me alegra que pienses así. Ya que tengo algo que ofrecerte.


Se que no es un capítulo pero me puse a revisar todo again y quise volver a editarlo. Don't worry. Tengo una maratón ya lista para subir proximamente.

Dimensional Guardian ||Billdip|| Where stories live. Discover now