Capítulo 3

129 20 2
                                    

Cuando Dipper abrió los ojos no pudo ver nada.

Aquello trajo miles de preguntas a su mente. La más constante: "¿Estoy muerto?"

Aunque poco después descartó aquella idea o al menos, quiso pensar en que estaba siendo exagerado porque no podía estarlo. ¿Verdad?

Notó que estaba atado a una silla. Y aunque el amarre sobre sus muñecas era superficial, el nudo era lo suficientemente fuerte como para tenerlo inmovilizado.

— ¡Vaya! Al fin despiertas. — Se sobresaltó y cerró los ojos con fuerza. La puerta se había abierto de par en par y toda la luz que entró por esta le lastimó los ojos.

Escuchó pasos acercarse y una silla siendo arrastrada hasta donde él estaba. Cuando pudo acostumbrarse a la luz, se encontró frente a un tipo rubio que le sonreía con diversión.

Su apariencia lo desconcertó. Parecía alguien mayor, pero a la vez, bastante joven, aunque no sabía si aquello tenía sentido siquiera. Aquel parche triangular que llevaba en su ojo derecho le recordó ciertamente a alguien, pero no sabía quién.

— ¿Y bien? ¿Te quedarás callado como imbécil o vas a hablar? — Hizo una mueca ante la hostilidad del mayor. No tenía la culpa de no saber que decir a alguien que no conocía. Dipper simplemente, seguía sin comprender realmente todo lo que estaba sucediendo. —Que aburrido eres, Pino.

La confusión se hizo presente en su rostro. Solo había una cosa que le decía así, pero, era prácticamente imposible para el castaño que fuese él.

— Creí que después de todos estos años, serías alguien más inteligente. Pero veo que eres el mismo niñito ingenuo de doce. — Sonrió con burla. Dipper comenzaba a entrar en pánico.

— Pero, no entiendo porque- — Se calló al ver como el chico se reía a carcajadas. Eso solo provocó que sus nervios aumentaran. Necesitaba salir de ahí ahora mismo.

— Pino, ingenuo y tonto Pino. —Se levantó con elegancia y comenzó a caminar a su alrededor con aquella arrogante sonrisa plasmada en el rostro. — ¿Qué creíste? ¿Qué de verdad habían acabado conmigo? Soy un demonio, niño. Un demonio con demasiado poder y un plan tan estúpido como ese no iba a impedirme el volver, ¿De verdad pensaste que había muerto? ¡Soy inmortal!

—Uno que muy pronto va a morir de verdad. — La pequeña figura de la morena se hizo presente en el marco de la puerta. Cargaba un cubo rubik a medio resolver en sus manos y una sonrisa de burla hacía el demonio.

— ¿Sam? — Bill giró el ojo con irritación y la miró con desprecio.

La chica, por su parte. Al darse cuenta que recibía la atención de Dipper le sonrió con timidez.

— Hey, Dipper. Lamento lo que sucedió en el bosque, pero fue la única alternativa. — Se encogió de hombros, restándole importancia.

— ¿Única alternativa? ¿Hablas enserio? ¿El atarme a una silla también fue una única alternativa?

— De hecho. Todo fue idea de Bill. — miró al demonio. El pines también miró al rubio quien sonreía satisfecho de que la chica hubiera aceptado en ser su cómplice y siguiera sus órdenes.

— Claro, debí suponerlo. — Murmuró para sí mismo con molestia.

— Ya tuviste la diversión que querías, Bill. Ahora desátalo antes de que Ford llegue y esta vez decida mandar todo al diablo y dejarte en manos del error. — El simple hecho de escuchar el nombre de su Tío-abuelo lo confundió aún más.

— No lo hará. — Las cuerdas que mantenían presas a Dipper cayeron al suelo con un chasquido de parte del demonio. Giró sobre sus talones y caminó a la salida con una muy extraña (o más bien exagerada) elegancia. — El pacto no lo permite. —Dicho esto, el demonio abandonó la habitación.

—¿De qué está hablando?

La pelinegra negó mirando el cubo entre sus manos. Con un movimiento, este se volvió plano.

— Nada de lo que debas preocuparte por ahora.

Dimensional Guardian ||Billdip|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora