Uno.

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Llovía, las gotas se deslizaban rápido por el vidrio algo empañado del autobus. Mas cuando este se detenía en algún semáforo o parada las gotas se deslizaban de forma lenta. Al rededor de treinta minutos tardaba desde su casa al trabajo. Treinta minutos aburridos con el mismo paisaje en la ventanilla o tal vez hablando por mensaje con su colega Chris,  hasta que se percató de la persona que todos los días subía tres paradas después de la de él.

 — Hoy tiene una chaqueta impermeable... Debe ser por la lluvia. — Se dijo a sí mismo mientras contemplaba a dicha persona....


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  Otro día, mismo horario, mismo lugar, mismo autobús. Un hombre alto, de ojos celeste/turquesa y cabello plateado saca boleto saludando al chófer con una sonrisa. Con la mirada busca un asiento vacío y lo encuentra al fondo, camina hasta allí y toma asiento al lado de la ventanilla como suele hacer. El bus avanza, mientras tanto el peliplata espera. Se detienen en la primer parada luego de su abordaje al transporte... Se detienen en la segunda... Finalmente al llegar a la tercer parada abre sus ojos claros atento y expectante. En espera de esa persona que hace que su rutina sea distinta. 

  — Oh, chaqueta nueva. Mm, me gusta mas como luce el color azul. — Murmuró sujetando el bolso que llevaba en el regazo. Sus aquamarine no se despegaban de aquel pasajero recién subido.
 Si, su nueva chaqueta negra (al menos nueva para él) era mas ajustada y de esa forma se apreciaba mas la curva de su cintura. Aun así sostenía que el color para ese chico era el azul, le quedaba hermoso. Bueno, ya de por sí el chico era hermoso. Sacó el celular, quería tomar una foto del pasajero pero no. Él no era un acosador, aunque ha juzgar por como se come a ese muchacho con la mirada todos los días...

 — ¡Oh, por dios! ¿Soy un acosador? — Pensó.

  Claro que Victor Nikiforov no era un acosador, era un serio y tranquilo profesional, uno de los cirujanos mas jóvenes del hospital donde trabajaba.
Este hombre de origen ruso decidió vivir en América para estudiar medicina, hoy en día y con solo un año de estar graduado es el cirujano mas joven del hospital donde trabaja. Hasta hace unos meses atrás, aun tenía sus turnos rotativos. Es decir que trabajaba una semana en la mañana, otra a la tarde, otra a la noche y así sucesivamente. Pero gracias a su desempeño pudo conseguir un horario fijo.
Fue ahí, cuando sus días comenzaron a ser muy rutinarios, que pudo conocer a la persona que llamaba su atención. Claro que solo lo conoce de vista, y lo único que comparte con esa persona es el viaje en bus.  

  Cuando llevaba una semana de su horario laboral fijo fue cuando notó al chico del bus. Éste chico era mas joven que Victor juzgando su apariencia. Tenía el cabello corto de color negro azabache; mas oscuro que la noche, ojos color chocolate los cuales con el sol parecían algo rojizos y delataban su procedencia asiática, piel blanca y rostro redondito. Llevaba lentes de marco color azul y siempre, siempre subía con los audífonos puestos. Lo que el peliplata llevó a deducir que al joven le gustaba mucho la música.
 Tal vez por esa razón intrigaba tanto al ruso; por ese aspecto solitario que desprendía al aislarse solo él con su música. Ademas de que el "chico misterioso" (así le decía Victor porque aun no sabía nada de él) era guapo, despertaba cierto misterio. ¿Qué escucharía? ¿Qué música le gustaba? ¿Sería músico? ¿Cómo se llamaba? ¿Quién era?...  

  Y ahí estaba ese día, con su aparente nueva chaqueta negra entallada, viajando de pie justo frente al cirujano. Una mano en el bolsillo y la otra aferrada a un agarre del bus, escuchando música. Victor trataba de ser lo mas disimulado posible al mirarlo. Sabía que podría deleitarse con su presencia casi por treinta minutos, ya que aquel joven bajaba del bus justo una parada antes que el ruso; en una universidad.
Universidad en la que había estudiado Nikiforov y la cual quedaba a unas cuatro cuadras del hospital donde éste trabajaba.  

Casi llegando a destino, Victor pudo observar como el azabache movía levemente su cabeza y sonreía. De repente el último mencionado soltó una risa como quien recuerda un chiste. Esos ojos chocolates miraron alrededor, con cierta vergüenza esperando tal vez que nadie lo esté mirando. Fue ahí cuando los marrones rojizos se cruzaron con los celeste turquesa. El peliplata sintió un vuelco al corazón y sonrió mientras el otro se sonrojó, levantó un hombro en un gesto tímido y le devolvió la sonrisa.


—¿Esto será un avance? Debo contárselo a Chris — Se susurró para sí el cirujano y comenzó a teclear en su celular. 


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Nota: ¡Gracias por llegar al final! Esto iba a ser un OneShot pero mi mente algo inquieta empezó a armar una historia un poquito mas larga sin darme cuenta. 
Los capítulos van a ser cortos para poder actualizar mas seguido. (Igualmente la historia no va a ser muy extensa) 
Es mi primer fic así que perdón si está algo feito. ¡¡Saludos!! 

El chico del bus.Where stories live. Discover now